Cualquier país cuyo nombre empiece con una palabra que en inglés quiere decir locura (“mad”) es probable que esté un poco zafado, y Madagascar bien podría haber andado en una droga serbia cuando empezó a celebrar su independencia. ¿Conoces el dicho “menos es más”? Pues arrojaron eso por la ventana, y sacaron las banderas y las pistolas para celebrar, durante las siguiente 48 horas, el día que sacaron a los franceses a patadas. Vale la pena mencionar, que la isla fue reconolizada por una estirpe particularmente reacia de viejos franceses con un gusto por las jovencitas malgaches; pero dejemos de aguar la fiesta.
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El Día de la Independencia es un concepto ligeramente foráneo para algunos europeos, algo que a muchos de ellos sólo les trae recuerdos de Margaret Thatcher en BBC devolviendo su país a las personas que han oprimido por años. Pero en Madagascar es algo muy importante. Lo celebramos en la capital de Madagascar, Antananarivo; una ciudad que el agente del estado más corrupto no podría describir como “vibrante” y “en auge”. Pero si entrecierras los ojos lo suficiente, puedes ver que es un lugar realmente lindo, como una ciudad italiana en las colinas, pero con mucha más corrupción.
En este lugar, todos se suben a una Toyota y pasan la noche bebiendo y tronando fuegos artificiales de dudosa construcción, seguido de unas ocho horas de conciertos y desfiles bajo el sol al día siguiente. Es como una cruza entre el 4 de julio y Magaluf.
Hay un absoluto desprecio por la salud y la seguridad: los niños viajan en ponis junto a hombres que agitan cohetes en sus manos, y este despliegue de osadía en la manipulación de los fuegos pirotécnicos no está reservado para los hombres jóvenes… El espectáculo pirotécnico oficial es muy importante en este lugar, y nos unimos a casi todo el pueblo de la capital en su camino al Lago Anosy, ese lugar con forma de corazón que alguna vez fuera tan idílico (pero que ahora está rodeado de caca humana).Hubo un éxodo masivo desde el centro de la ciudad a eso de las seis de la tarde, mientras todo mundo se instalaba. Tana (como también se le conoce a la capital) no tiene alumbrado público como tal, así que seguimos a la multitud hasta una feria improvisada para disfrutar del espectáculo.
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La feria fue genial. Tenían cervezas y destilados caseros, apuestas casuales y un carrusel que hacía tanto ruido y desmadre que parecía estar activado por la pura beligerancia humana.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano y caminamos junto a un grupo de soldados malgaches hasta el lugar de las festividades de la noche anterior. No hay nada para sentirse seguro como una bola de güeyes sentados casualmente con cuernos de chivo en las manos. El desfile en si era en honor del hijo de un general y ex DJ y empresario de medios convertido en presidente, Andry Rajoelina.
Andry RajoelinaRajoelina es un imbécil. En serio, es un completo idiota. En 2009, planeó un golpe de estado contra el presidente democráticamente electo, Ravalomanana, poco tiempo después suspendió al parlamento y dijo que ahora sería él quien manejara las cosas en este lugar.También ha tenido que modificar la constitución un poco por el hecho de que tiene como 12 años (ya que antes debías haber alcanzado al menos la pubertad para entrar al gobierno) y agregó una clausula que estipula que la residencia malgache es un requisito para poder gobernar. Lo cual resultó muy conveniente, ya que se encargó de exiliar a la oposición.
Pero no se puede discutir con su estilo. Rajoelina maneja un estilo de déspota chic mezclado con un look a la Michael Jackson en 1984, y se mueve en un Humvee plateado y descapotado rodeado por cinco patrullas. Lo que vi después de su llegada fue una de las cosas más impresionantes y aburridas, que haya visto jamás; el ejército caminó muy lentamente durante una hora frente al área VIP, suficientemente lejos para que todos en el estadio no pudiéramos ver nada. Un evento largo, caluroso y aburrido, pero lo peor fue para los generales, quienes tenían que saludar cada que una unidad pasaba frente a ellos; lo cual sucedía cada dos minutos, así que definitivamente trabajaron sus pantorrillas.
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Los ninjas (sí, Madagascar cuenta con una unidad ninja) fueron muy astutos, y pasaron a toda velocidad vestidos de pies a cabeza con una especie de traje completo con cierre y de Lycra negra que les cubría la cabeza y el rostro.
Después de los ninjas, nos mostraron un inventario con básicamente todo lo que tiene el ejército. Vimos autos, tanques, camiones llenos de soldados y después estuvo la caballería, quienes perdieron a dos de sus cinco caballos cuando estos decidieron salir huyendo. La división de motociclistas entro rápidamente a la escena, y se movían en perfecta sincronía, un poco como en el video de Morrissey sólo que con chingos de armas.
La especulación sobre cómo diablos entraría la Marina terminó cuando dos lanchas desfilaron frente al presidente, montadas en un camión. Un acercamiento mostró que los pasajeros en las lanchas habían sido obligados a usar no sólo trajes de buzo bajo ese calor infernal, sino gogles también.
La división aérea fue el clímax del evento: los únicos dos aviones de la fuerza aérea pasaron volando sobre nosotros para que pareciera que eran cuatro. Después llegaron los helicópteros, los cuales pasaron con una enorme bandera malgache, antes de descender en una especia de tango aéreo, dando vueltas en círculo como a un metro del suelo. La división de mantenimiento fue la que corrió con la peor suerte; realmente no hay forma de hacer que una excavadora se vea cool montada en un camión.
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Mientras las 30 mil personas que habían estado en el estadio, durante lo que me pareció habían sido nueve horas, se desplazaban hacia las salidas, el desfile tuvo que hacer un indigno regreso por el estadio. No había otra ruta de salida.
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