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'Donald cried': una entrevista con Kristopher Avedisian sobre la memoria y la culpa

'Donald Cried' es una reflexión de cómo a veces es necesario regresar al hogar, al origen, para entender lo que somos ahora.

La realidad en el cine parece no tener límites. Los efectos especiales nos han llevado a ver en pantalla mundos y situaciones que antes ni podíamos imaginar. La invención de la verdad ha estirado sus fronteras cada vez más. Sin embargo, algunas veces en la simplicidad encontramos los mensajes más poderosos.

Gracias a los preparativos del Festival Internacional de Cine de Los Cabos hace algunas semanas tuve la oportunidad de ver la película independiente Donald Cried y platicar con su director Kristopher Avedisian. La película se acabó apenas a mediados de este año y se encuentra actualmente exhibiéndose en distintas muestras y festivales de todo el mundo. Es la ópera prima de Kristopher, quien además de dirigirla y escribirla, es uno de los protagonistas.

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La película es sobre Peter y Donald, viejos amigos que se reencuentran después de muchos años sin verse. No hay más, no hay epílogos ni explicaciones innecesarias. Es simplemente un día en la vida de dos viejos amigos que se reúnen después de muchos años y se ven forzados a convivir en peculiares situaciones durante todo un día. Donald construye un imaginario del recuerdo de su amistad con Peter: él cree que eran mejores amigos, sin embargo, por la actitud de Peter podemos intuir que no era del todo así. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que Peter no era bueno con Donald, quien ahora vemos que tiene serios problemas sociales e intelectuales y es molestado por todo el pueblo. Hay una diferencia entre el imaginario de Donald y la chocante realidad, y esto llena a Peter de una culpa de la que necesita escapar.

Kristopher me contaba que la película surgió de un cortometraje: "Para mí, empezó con la idea de la culpa. Esa culpa que tenía de cómo me había comportado en el pasado, de cosas que dije, básicamente sólo la culpa. Y de aquí surgió todo", me dijo. "El corto gira sobre la idea de ver a esta persona y no saber de qué es capaz, estar incómodo y no saber si podría ser un asesino o qué clase de persona será después de todo ese tiempo. El corto tenía esta clase de suspenso, y el giro era darnos cuenta de que Peter había sido bastante malo con Donald en el pasado y esto hacía que la audiencia cambiara sus impresiones sobre ambos. Y siempre tratando de que todo fuera interesante de la manera más realista posible, tratar de no hacer afirmaciones demasiado claras. De esta manera le permitimos a la audiencia llevar sus propias emociones a la película".

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Ciertamente hay muchos momentos que quedan libres a la interpretación de las audiencias. El cine comercial suele ser muy cómodo, nos da todas las respuestas que necesitamos y recibimos las ideas ya masticadas, y está bien; algunas veces necesitamos ver eso, pero es interesante ver también películas que te plantean situaciones y te permiten tomar decisiones. Un cine libre y sin juicios. El cine siempre estará determinado de alguna manera por sus creadores, pero entre más libre sea, más oportunidad nos da a los espectadores de convertirnos en creadores mediante el proceso de interpretación. Esta película conversa, no discursa. Kristopher dijo: "Nunca intenté tener respuestas o preguntas particulares, desearía haberlas tenido quizá. Quisiera que hubiera sido más consciente sobre ciertas cosas que están en la película, pero mucho fue sólo lo que se sentía correcto para la historia con la esperanza de que fuera lo suficientemente honesto y verdadero".

Avedisian diseñó personajes que son como cualquiera: a veces los odias y a veces los amas. A veces te desesperas con la imprudencia de Donald y entiendes que Peter sea un patán con él, pero otras veces Peter se excede con él y sientes compasión por Donald y odias a Peter. En palabras de Kristopher: "Es un ir y venir entre quién te gusta. Con Peter fue la simplicidad y permitirle ser, es como una hoja de papel donde la audiencia puede proyectar lo que quiera de ellos mismos en él. Las personas son personas, puede que te gusten o puede que no. Como Donald, es alguien molesto con quien nunca quisieras convivir pero igual es una persona real que llora, ríe y tiene sentimientos reales con buenas intenciones. Ambos personajes comparten ese aislamiento y soledad. Y tratamos de no ser extremos, sino de dar información muy sutil. Todo lo que hacían debía ser motivado por una emoción, en su mayoría era la inseguridad".

Cuando le pregunté a Kristopher por qué había decidido hacer esta película y por qué había decidido ponerse a sí mismo como Donald me respondió con la misma simplicidad que su película: "El tema surgió de manera subconsciente o consciente. No sé. Para ser honesto es lo que se sentía correcto. Todos tenemos issues y un lado obscuro, yo sólo quería representar cualquier oscuridad o luz que pudiera tener en mí, exponerla y confiar en que habría gente que podría identificarse con eso. La gente existe en el gris, no son blanco o negro. Sólo trate de ser honesto ante esa idea. Cualquier personaje siempre tendrá una parte de mí; es imposible escribir sin poner algo de mí en eso".

Para mí, Donald Cried fue una reflexión de cómo a veces es necesario regresar al hogar, al origen, para entender lo que somos ahora, descubrir cómo hemos cambiado y si nos gusta la persona en la que nos convertimos. Aunque creo que puede significar cosas muy distintas para cada persona así que es necesario que la vean para que puedan hacer su propia interpretación.

Esta película la podrán ver algunos afortunados en esta próxima edición del Festival de cine de Los Cabos, del 9 al 13 de Noviembre. Si tienen oportunidad de estar por allá no dejen de consultar las carteleras buscándola.

@IvonneGtzz