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Foto por Lali Houghton.Para sacrificar al becerrito, éste debe prepararse en un área sagrada donde únicamente pueden entrar hombres. Guille, el camarógrafo, me contó que le cortan la cabeza al animal, le sacan las vísceras y luego lo preparan con varios ingredientes, como si se fuera a comer. Una vez preparado, al becerro se le prende fuego hasta que se consuma por completo y la fogata se apague sola. Mientras la fogata está prendida, el pueblo entona cánticos religiosos acompañados por una banda y todos entran en una especie de trance que dura unos 45 minutos. La ceremonia se lleva a cabo en una de las laderas del río Amazonas.Al término de la fogata entramos a la iglesia, las mujeres se acomodan del lado izquierdo y los hombres, del derecho. Es una iglesia austera, blanca, con bancas de madera y techos altos. Al fondo se ven los diez mandamientos y dos banderas a los costados: la peruana, color rojo y blanco, y la israelita, blanco y azul celeste. En la misa se leen los diez mandamientos, y fragmentos de la Biblia. Es una misa solemne, tradicional, pero que acabó prácticamente en un mitin político dirigido por una monja que venía de Cieneguilla, para reclutar miembros para el brazo político de la congregación, un partido llamado el Frente Popular Agrícola del Perú (FREPAP).Durante varios años el FREPAP fue una fuerza política reconocida en Perú que participó en elecciones, llegó a obtener el uno por ciento de los votos y logró colocar a tres diputados en el poder, pero a partir del 2001 dejaron de participar en la contienda electoral y parece que ahora buscan contender en las próximas elecciones presidenciales de 2016. Bajo este partido, Ezequiel se postuló tres veces para presidente: en 1990, 1995 y 2000. Murió durante la última campaña, y su funeral fue una ceremonia masiva que congregó a miles de personas en Cieneguilla.
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