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El alcohol da cáncer y ya no quiero nada de la vida

Ni siquiera tienes que tomar mucho para correr el riesgo de morir por la enfermedad más triste del mundo.

Un grupo de amigos dándose cáncer. (Foto vía Pixabay).

¿Quién más se siente muy cansado? Todos los días despierto sitiándome como si alguien hubiera llenado mi cuerpo de piedras y soldados mis párpados. Nunca tengo ganas de hacer nada. Lo único que quiero hacer es jugar Rocket League y comer Peperamis. No quiero caminar, subirme al camión, escribir pendejadas o tener que pensar. Ya no puedo más.

Tú crees que el dulce néctar de nuestro viejo amigo el alcohol es un escape seguro de esta enfermedad que nos carcome poco a poco. Pero no, estás mal. ¿Adivina qué? Oh, sí: el alcohol da cáncer. Siete tipos de cáncer, para ser más preciso. Ni siquiera tienes que tomar mucho para correr el riesgo de morir por la enfermedad más triste del mundo. Gracias, dios.

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"Hay evidencia sólida de que el alcohol causa cáncer en siete zonas de nuestro cuerpo y es probable que en otras también", dijo Jennie Connor, del departamento de medicina social de la Universidad Otago de Nueva Zelanda. "La evidencia epidemiológica respalda el dictamen de que el alcohol causa cáncer de orofaringe, laringe, esófago, hígado, colon, recto y seno".


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Esto significa que tu garganta, tu culo y tus chichis —todo lo que utilizas regularmente, dependiendo de tu estilo de vida— corren el riesgo de padecer cáncer simplemente porque se te antojó un vinito para la cena. O porque te tomaste una cerveza en la parrillada que organizó tu mejor amigo. O porque te tomaste dos shots seguidos en una boda porque llevabas seis horas bebiendo y no se te subía.

Todo esto es de acuerdo a un estudio publicado en una revista llamada "Adicción", la cual, siendo honesto, suena muy poco imparcial. Como era de esperarse, los miembros de las organizaciones Cancer Research y Drinkaware intervinieron diciendo que es necesario que se tomen medidas para concientizar a la gente en torno a la relación entre el cáncer y el alcohol. Para esto, sugieren incluir advertencias en las etiquetas de las bebidas alcohólicas.

Pues, déjenme decirles algo, Cancer Research: me encanta tomar, lo hago todos los días y no pienso parar ahora. ¿Qué más me puede ayudar a soportar la oleada de mierda que ha sido este 2016? Los ataques de Niza, el policía estadounidense que mató a un hombre negro que tenía las manos en el aire pero que, al parecer, en realidad estaba tratando de dispararle a un hombre autista que traía un carrito de juguete; los coches bomba en Irak; mi síndrome del túnel carpiano; mi recibo de teléfono; mis cargos por sobregiro; mi sobregiro en general como algo que existe; la falta de opciones para almorzar cerca de mi oficina; el precio de los boletos de avión; mi flojera tan grande que hace que me duela la cabeza. Y ahora esto.

Chinga tu madre, 2016.