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El diluvio jarocho

Un montón de carros atorados y ahogados hasta la mitad, personas que intentaron desesperados como náufragos sin certeza buscar un refugio seco al cual aferrarse, basura que flotaba sobre las avenidas y tapas de drenaje que se levantaron por la fuerza...

Spleen Journal! es una revista bimestral que publica crónicas latinoamericanas, un proyecto sin fin de lucro que admiramos y respetamos. Cada lunes, VICE México comparte un artículo publicado originalmente en spleenjournal.com.

Seis estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, provenientes de Córdoba, llegaron al puerto de Veracruz minutos después de las siete de la noche. Cansados por las casi dos horas del viaje, descendieron rápidamente del autobús línea ADO para poder abordar un taxi. En la esquina de la terminal, en el Sitio de Taxis del SERTACAVER, se dieron cuenta que todo allí estaba inundado y que estos no estaban dando el servicio.

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Uno de ellos, Orlando Monroy, decidió regresarse a su casa de Córdoba en la corrida próxima. Otro, Víctor Sánchez decidió separarse del grupo y buscar un taxi por su cuenta. Los otros cuatro, Alexis Nolazco, Dalia Solano, Thalía Limón y Arturo Paredes Martínez decidieron caminar unos metros para tomar un camión rojo ruta Puente Moreno.

Ya en el camión esperaron unos treinta minutos para llegar a la Avenida Bolívar donde tomaron otro camión que pudiera llevarlos a su casa ubicada en la zona universitaria, que está en la unión Veracruz Boca del Río a unos tres kilómetros de ahí traducidos en 35 minutos de camión.

Durante el trayecto, el panorama les dibujó un montón de carros atorados y ahogados hasta la mitad, personas que intentaron desesperados como náufragos sin certeza buscar un refugio seco al cual aferrarse, basura que flotaba sobre las avenidas, tapas de drenaje que se levantaron por la fuerza del agua.

-Yo me mojé hasta arriba de las rodillas, había partes que me llegaba hasta ahí, habían un montón de carros varados. Tuvimos que tomar tres camiones, nos hicimos tres horas y quedamos mojados, yo me bajé antes, pero ellos dijeron que llegarían a Plaza Mocambo y tomarían un taxi- cuenta Nolazco ya pasadas las diez de la noche, a salvo en su casa.

Alexis tardó tres horas en llegar. Sus compañeros no encontraron taxis porque se suspendió el servicio entre las ocho y las once de la noche, por lo que llegaron a pie. Algunos taxistas llegaron a cobrar el doble o el triple desde la terminal de autobuses.

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Desde las seis de la tarde del domingo las aguas comenzaron a acumularse en las avenidas y calles de la ciudad. A las ocho el centro histórico estaba sepultado por lo menos a un metro de agua. Incluso quienes departían en Los Portales, a un lado del palacio municipal, salieron corriendo del lugar.

Los que salían de misa en la catedral, según cuentan las crónicas locales, fueron sacados con ayuda de los marinos.

Arterias como Cuauhtémoc, Circunvalación, Costa Verde, Díaz Mirón, Bolívar, Pino Suárez, Victoria fueron superadas en sus respectivos camellones por el afluente. Se miraron en ellas personas tratando de llegar a casa, combatiendo el agua, esquivándola como si se tratara de un videojuego. Se escuchaban también los reclamos: Pinche Duarte no nos avisó.

Ya entrada la noche como a las ocho, las entradas al puerto de Veracruz fueron bloqueadas para los carros y autobuses. Por ejemplo, el adéo que salió a las seis cuarenta de Martínez de la Torre, se quedó varado más de una hora por Tejería, a unos cuantos metros de la ciudad Industrial. Arribó a la terminal a las dos y media de la mañana con ayuda militar.

Emanuel Torres Chairez, estudiante que iba en ese camión, relata: “Por la geografía del lugar habían cunetas donde el agua le llegaba a las bateas de las camionetas. Y el lugar donde nosotros llegamos estaba en alto, que era una gasolinera donde habían varios ADO’s y varios carros particulares”.

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Brenda, quien también iba allí relata: Llegaron los militares a ayudarnos. Y ahí había una muchacha lastimada con su hija como de tres años totalmente desnuda, tapada con una toalla. Los militares la subieron al camión. La niña decía, espantada: Chí, se llenó el carro de agua y nosotros ¡ay chiquita! La muchacha nos contó que venían de ver al pediatra de la niña, que iban manejando tranquilos y que no creyeron que fuera a subir y subir como empezó hacerlo. Su esposo y su vecino trataron de empujar el carro, hasta que llegaron los militares, ¿pero te imaginas la pérdida total de ese carro? Su carro era eléctrico.

Otro caso fue el de Carmen Canseco, quien con su patrona Alma Hernández libraron una decena de carros varados a la altura de avenidas principales como Ignacio Allende, General Prim, La Fragua, Salvador Díaz Mirón y calles como Alacio Pérez que es famosa por albergar el árbol del bikini.

“n’ombre habían muchos carros parados, camionetas también, todo era un caos muy feo, gracias a Dios que estoy en casa, se siente una desesperación tremenda ir manejando entre tanta agua” cuenta al bajar de la camioneta Journey gris –con la placa chueca- de su patrona.

Una colonia de ingreso económico bajo, Las Amapolas, fue una de las más afectadas. El agua arrasó con otras más, sobre todo rodeadas por acumulaciones de este líquido, hasta convertirlas en un lodazal. Por las redes sociales tuiteros informaron también de postes y árboles caídos.

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Parte oficial

Javier Duarte, gobernador del Estado alrededor de las ocho de la noche tuiteó que se cancelaban las clases en todos los niveles del Estado. También por allí al igual que por las radiofusoras locales como la XEU se informó que los vuelos en el aeropuerto internacional Heriberto Jara, así como las corridas de los autobuses, se cancelaban hasta previo aviso. Incluso el equipo de fútbol de los Tiburones Rojos no pudo llegar en la noche como se tenía previsto.

Media hora más tarde Protección Civil Veracruz mandó su boletín informando sobre la alerta roja y naranja que el Estado tomaba, debido a la transformación de la Depresión Tropical seis evolucionaba a la Tormenta Tropical Fernand:

“El avión de la fuerza aérea del Centro Nacional de Huracanes en su vuelo de reconocimiento ha determinado que la Depresión Tropical seis ha evolucionado a la Tormenta Tropical Fernand, siendo esta el Sexto Ciclón Tropical con nombre para la cuenca del Atlántico en esta temporada. El centro de “Fernand” fue localizado a las 19:00 hora local cerca de 19.2N 95.8W a unos 40 km al Este del puerto de Veracruz. Presenta vientos máximos sostenidos de 75 km/h y se mueve hacia el Oeste a 15 km/h. Derivado de lo anterior, el Gobierno de México mantiene una zona de advertencia por efectos de tormenta desde Tampico hasta el Puerto de Veracruz donde el vórtice del meteoro podría estar tocando tierra a esta hora en un punto comprendido entre Actopan y la Antigua. Por su parte, Fernand ocasiona lluvias fuertes a torrenciales en la mayor parte del estado de Veracruz previéndose acumulados puntuales superiores a los 100 o 150 mm en las zonas norte y centro con superiores a los 200 mm en zonas serranas y menores en el resto del estado, lo que puede provocar crecidas súbitas de ríos y arroyos, así como deslaves en zonas montañosas entre otros efectos negativos.”

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Son las dos y media de la mañana y algunos taxis comienzan a pasar. Las avenidas que llegaron a tener hasta metro y medio en millones de gotas de agua, ahora están vacías con algunos charcos pequeños. Si esto fuera una guerra, Veracruz en su pavimento tendría harta sangre.

Entre las llantas de algunos automóviles se ve basura y restos de maleza amarillenta. En las esquinas dominan las jaurías de perros callejeros silenciosos. Sobre calles y avenidas se ven algunos carros estáticos por fallas mecánicas y orillados a empujones, cables caídos como soldados de la guerra.

También hay árboles vetustos como asesinados en el piso, y algunos postes de luz muertos sobre el asfalto. En algunas partes la ciudad es oscura, en algunas otras hay un iluminado triste que pareciera estar llorando.

En algunas colonias al norte del puerto se miran los restos de que se quedaron muchas horas sin luz como el caso de la popular 21 de abril, y en algunas más la terracería trató de invadir a sus casas que con mucho esfuerzo lograron vestirse de concreto.

En el centro y en el área del Malecón no fue sino hasta la una que el agua bajó. El agua paró en un momento de las diez y media y once de la noche, pero regresó con más fuerza, y volvió a inundarlo todo hasta al menos la una de la mañana.

Ya son las tres, el panorama es silencioso. En la terminal cuentan que se quedaron atrapados un buen rato, que se pusieron a contar aburridos ovejas de la desesperación, y que algunos más no aguantaron y mejor salieron a buscar un taxi.

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Frente a la terminal la taquería la Gran Madre Dios expende tacos a ocho personas. Enfrente llega el primer taxi de SERTACAVER. Un comensal se estira, ha viajado varias horas, se quedó estancado por Tejería también. Déme cuatro de lo que tenga, dice.

Parece que todo ha regresado a la normalidad porque está tirando basura al piso. Nadie se ha dado cuenta salvo la luz que la alumbra. La servilleta se acurruca allí abajo para siempre.

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