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Rumbo a ningún lado

El ejército de androides amistosos de Japón

El sistema está previsto para el 2019, justo antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que girarán en torno al concepto omotenashi, una tradición japonesa en la que se anticipan las necesidades de los huéspedes, superando sus expectativas.

Este verano, Japón reveló los planes para un sistema digital de asistencia para turistas. El programa permitirá a extranjeros introducir información personal en aplicaciones de teléfonos o en terminales en aeropuertos, que compartirán tus datos con hoteles, restaurantes y otras tiendas. Las autoridades esperan que los turistas acudan a estos negocios y deslicen tarjetas especiales en terminales digitales para acceder a datos sobre sus restricciones dietéticas, habilidades lingüísticas, religión, sexo y más. Con eso, sin que los turistas tengan que hablar, las instituciones podrían quitar el cerdo del menú de comida en el caso de los musulmanes o encontrar copias en inglés de folletos y dejarlos debajo de las puertas, un nivel de atención sin esfuerzo que suena tanto hípereficiente como sospechoso. El sistema está previsto para el 2019, justo antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que girarán en torno al concepto omotenashi, una tradición japonesa en la que se anticipan las necesidades de los huéspedes, superando sus expectativas. En septiembre de 2013, un representante de Japón utilizó este concepto como pilar en su discurso en los juegos, y desde entonces la nación ha estado obsesionada con el omotenashi como una herramienta para aumentar el turismo.

Como parte de la campaña, el gobierno también creó un cuerpo de guías voluntarios y comenzó a otorgar sellos omotenashi a empresas amigables con los visitantes. También lanzó proyectos más avanzados, como la base de datos de turismo y robots omotenashi. Estos últimos incluyen muñecas que pueden escuchar las preguntas de un turista mientras los abrazan y mandar la información a una base de datos en la nube.

Ted Bestro, profesor de la cultura japonesa moderna en Harvard, cree que la población japonesa —obsesionada con la automatización— recibirá con los brazos abiertos estos sistemas. Pero las audiencias internacionales has sido predeciblemente escépticas con lo que llaman una "deshumanización de la hospitalidad" por medio de bases de datos. "Creo que va a ser una cuestión de si las cosas funcionan bien o no", dijo Bestor a VICE. "'Wow, el bartender robot me hizo un martini tal como me gusta', versus, 'no pude obtener la traducción de thingie en el taxi para que me llevara a Akihabara, y no a Sekigahara'".

Japón dará la bienvenida a este referéndum tecnológico. La población confía en la automatización para mantener el nivel global del país. Pero para planificar el futuro tecnológico, ellos necesitan saber que las máquinas aún pueden proporcionar su servicio de marca registrada y que los extranjeros lo aceptarán. Para que esto funcione, van a rodar los dados en 2020.