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Música

El mejor Michael Jackson

Estefan Jackson es el mejor imitador de Michael Jackson en toda América Latina. Es más: hasta tiene imitadores.

Su nombre real es Esteban Rubio, y cuando nos abre la puerta de su departamento está maquillado y trae unos lentes oscuros como los que usaba el auténtico Rey del Pop. Pero esta no es la casa de Esteban; es la casa de Estefan Jackson. Mientras que el señor Rubio vive en Coapa, Estefan Jackson renta este departamento como casa de producción, entrevistas, o para dormir ahí de vez en cuando. Si el Rancho Neverland estuviera en la colonia Doctores en un edificio amarillo, sin duda sería ahí.

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"Empecé desde los cinco años, en 1984. Uno de mis hermanos mayores bailaba mucho break dance. Yo quería imitarlo, quería ser como él. Bailaba break dance con ellos", me dice Estefan en su traje hecho a la medida como una réplica desgastada de un traje de Michael Jackson, a quien llamaré simplemente Michael como lo hace su mejor representante en el lugar.

"Pasaban mucho las canciones de Thriller en la televisión. Yo relacioné a mi hermano con Michael, y supongo que por eso tengo esa conexión con él desde pequeño. Los veía en la tele todos los días. Desde entonces comencé a bailar sus canciones".

Esteban comenzó a bailar las canciones de Michael en las fiestas familiares, y en la escuela, donde ganó un concurso de baile gracias a los pasos de Thriller. Pero no fue hasta 1993, después de ver a su ídolo en vivo en el Estadio Azteca, que Esteban decidió que quería ser como Michael Jackson, fuera como fuera.

"Después de verlo en vivo decidí ser como él. Me compré un saco rojo y un sombrero y así salía a la calle. Mis amigos se burlaban de mí, pero eso me sirvió para buscar superarme. Dejé de jugar futbol con los brothers para irme disque a ensayar".

Estefan Jackson comenzó a presentarse en salones de fiestas. Después hizo shows en Reino Aventura, y afuera de Mixup, lo que casi le consigue un autógrafo de Michael. En uno de esos eventos se acercó una persona a ofrecerle un show en el Teatro Cobarrubias. Le pagaban 1,500 pesos por función. Tenía 16 años, y desde ahí comenzó oficialmente su negocio como imitador de Michael.

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"No me acababa el dinero. Salía a comer y me sobraba. Empecé a comprar más disfraces y accesorios para mejorar el espectáculo".

Poco a poco el negocio de Esteban fue creciendo y cada vez se fue metiendo más en su personaje. Se metió a clases de ballet, tap, flamigo, jazz y comenzó a modificar su cuerpo para diferenciarse de los otros Michaels.

"Te das cuenta de que eres bueno y que el negocio va bien. Te vas involucrando con las cosas y con el personaje. Ves que sí bailas y cantas chido, y de repente empiezas a pensar qué hacer para mejorar. Entonces te das cuenta que te tienes que parecer más. Tú veías a los otros Michaels y decías, puta a hüevo tienes que meterte cirugía. Entonces recurres a eso", me dice Estefan. "Ya son varios arreglitos los que me hago. Los pómulos, barbilla, la nariz".

Estefan ve sus cirugías estéticas como una inversión. Entre más se parece, mejor es la imitación y más contento queda el público. Pero esa conversión llegó a un límite. Aunque él sigue viendo la cara de Esteban en el espejo, su médico tuvo que ponerle un alto a sus modificaciones corporales.

"Mi cirujano me ha puesto los pies en la tierra. Porque a veces llego y le digo que quiero la nariz de punta. Pero me tranquiliza y me pide pensar a futuro, ¿dónde va a quedar Esteban? Tienes que mantener el equilibrio y saber que no eres Estefan y que eres Esteban".

"Una de las ventajas es que te separa de los demás Michaels. Difícilmente la gente de hoy, en México se conforma con un güey que sale con un sombrerito, unos lentes, y ya. Yo empecé igual", me dice Estefan con un tono orgulloso. "Lo mejor es que todos son los imitadores de Estefan Jackson, ya no son los imitadores de Michael Jackson. Si doy un paso a la derecha, todos lo dan".

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Pero su fama no es gratis. Estefan Jackson ha absorbido casi por completo a esa persona que alguna vez fue Esteban Rubio. La vida como Jackson no le permita ver a sus hijos o a su pareja.

"Yo ya soy papá, pero el mismo medio te absorbe muchísimo. A mis hijos casi no los veo. Van al show, me ven y luego se van a su casa y yo a la mía. De repente es gacho, llegas a tu casa y está vacía, solo con las fotos de los recuerdos, el silencio total. Yo no quería esta vida tan comprada. Toda la fama también tiene su lado oscuro".

Cuando digo que Estefan Jackson ha absorbido la vida de Esteban casi por completo, no lo digo solo porque casi no ve a su familia o porque su cara no se parece a la foto que nos enseñó de cuando era niño. Cuando no está ocupado ensayando o presentándose, Esteban edita, produce y promociona a Estefan Jackson. Dedica su vida a su obra: "Ya casi no tengo tiempo de ser Esteban".

Y aunque Esteban ya no sale disfrazado de su casa, sus amigos con los que sale a fiestas y reuniones son los imitadores. Su cara tiene una semejanza permanente a la de Michael y todos los logros de los que me cuenta giran en torno a su personaje. Es difícil saber si estoy hablando con Esteban o con Estefan.

"Ya es parte de mi vida. Ya no lo veo un disfraz. Mis amigos son los imitadores de Luis Miguel, de Emanuel", me dice. Y aunque sabe que no es Michael y no se cree Michael, está comprometido por completo a su personaje de imitador.

Esteban me dijo que aún no piensa qué hará cuando deje de ser Estefan Jackson, pero sí me dijo que no puede serlo para siempre. "El negocio de Michael Jackson es para siempre. Pero a mí me quedan como unos siete años. Porque el cuerpo se acaba. Me cuido mucho, pero en algún momento ya no voy a poder".

Veinte años de carrera, decenas de horas semanales dedicadas al ensayo, un equipo de profesionales a su mando, giras mundiales y un DVD que acaba de lanzar con sus mejores videos, una esposa y unos hijos que no ve, y varias cirugías estéticas irreversibles y el abandono de su vida "real". Muchos artistas no se esfuerzan ni la mitad para conseguir sus objeticos, y mucho menos son los que de verdad dan su vida para alcanzar la fama como imitador. Solo los más dedicados lo logran, solamente Estefan Jackson: el mejor imitador de Michael Jackson de América Latina.