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Ioan Grillo: Gracias a los 15 años que llevo en México documentando la violencia de los cárteles he llegado a saber que estos están conectados con otros lugares. Cuando te das cuenta de que se producen situaciones similares o incluso peores en muchos lugares de Latinoamérica y el Caribe, es fácil seguir el rastro de miguitas que te lleva desde los cárteles mexicanos hasta los gánsters de Honduras y Colombia. Puedes seguir el viaje que realizan muchas armas desde Estados Unidos y México hasta el Caribe. Existen conexiones físicas, pero también muchas similitudes en las distintas situaciones. No es casual que de repente la violencia relacionada con los cárteles en México mate a 17,000 personas al año y el crimen organizado también asesine a decenas de miles de personas en Brasil y Honduras.Eso me llevó a tomar una perspectiva más amplia de lo que sucedía. Ya había estado en los suburbios de Colombia y rápidamente me di cuenta de que el cártel es la autoridad allí, el poder en la sombra de estos guetos. Y lo mismo sucede en México. Pero luego empecé a ver otros paralelismos, como en Jamaica, donde se han despejado las zonas entre los diversos guetos. Si vas a Honduras, verás que ha sucedido lo mismo: las bandas obligan a la gente a abandonar determinadas zonas para crear "zonas de seguridad" entre sus territorios. Ves esas similitudes y empiezas a tener una perspectiva más clara de cómo son estos líderes del crimen y en qué se han convertido [por toda Latinoamérica].
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Pablo Escobar y el cártel de Medellín crearon un modelo. En ese sentido, era un hombre adelantado a su tiempo. Sacó partido de los dólares procedentes del tráfico de cocaína y ganó más dinero del que tú y yo seríamos capaces de imaginar. Pablo dominaba el mercado de la cocaína, pero actualmente este se halla extendido por todo el continente, y sigue creciendo. Brasil es el segundo mayor consumidor de cocaína en el mundo, después de Estados Unidos, y ahora mismo es el primer consumidor de crack. En Brasil, vas a las favelas y ves que montan mesas en la calle y se sientan ahí a vender droga. Los jóvenes de esos países pobres, que carecen de oportunidades laborales y viven en esas chabolas, ven cómo los cárteles les ofrecen droga, dinero, mujeres —todo eso—, de modo que a los líderes de dichos cárteles no les resulta nada difícil reclutar sus propios ejércitos privados.Dudus Coke, conocido como el Presidente, un traficante de droga jamaicano que ahora mismo está encarcelado, es uno de ellos. Bunny Wailer, el gran artista de reggae, escribió una canción sobre él que se titulaba "Don't Touch the President" (No toques al Presidente). Coke era un líder tipo CEO-estrella del rock que realizó numerosas obras benéficas hasta un punto increíble. En la canción, Bunny Wailer canta "A veces de lo malvado llega algo bueno para los pobres/¿No ves cómo ha progresado el barrio?" Es como si dijera que el perverso dinero de las drogas trae algo bueno. Al mismo tiempo, también hacía llegar un montón de cocaína al Reino Unido y Estados Unidos. Lo hacía introduciendo la cocaína en condones y estos en las vaginas de sus mulas, siempre mujeres, y llegaba a haber hasta 30 de ellas en el mismo avión. La policía podía pescar a una o a dos, pero aun así 28 o 29 conseguían pasar la droga.
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Visité una prisión en Nuevo Laredo, México, donde el líder de una banda tenía una mesa de billar en su celda y un equipo de sonido para las fiestas. Sobre una de las paredes tenía un póster de tamaño natural de Al Pacino como Scarface. Entrevisté a este joven miembro de la Mara Salvatrucha, cuyo apodo es Montana. Es un tipo de 23 años que ha matado a 30 personas y que empezó a matar a los 13 años de edad. Me describió todos sus asesinatos y toda la locura que había rodeado su increíblemente violenta vida.En Jamaica, a los criminales y capos se les denomina Don. Entrevisté a un tipo, algo mayor que el anterior, de la banda Shower Posse, con la esperanza de averiguar por qué. Me dijo que empezaron a llamarse a sí mismos "Don" por Don Corleone cuando salió El padrino.
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No podemos prohibir a los artistas que escriban y canten canciones sobre traficantes de droga, ni a Hollywood que haga películas sobe ellos. Las películas o los discos no son el problema. En cambio, la aplicación de la ley sí es parte del problema; la policía y el ejército forman parte de toda esa violencia. No pretendo echarles toda la culpa, pero claramente son más parte del problema que de la solución. En Estados Unidos hay ahora mismo mucha polémica por los asesinatos de afroamericanos a manos de la policía, pero en toda Latinoamérica y el Caribe los oficiales de policía asesinan a niveles muchísimo más altos que en Estados Unidos.De modo que la lucha entre ambos es extremadamente compleja.
Es un desastre en ambos lados. Los líderes de las organizaciones criminales tienen un destacado papel en las sociedades en las que dirigen sus imperios. Atacan a los policías, lanzan granadas a la gente en medio de las plazas, todo ese tipo de actos violentos. Pero también forman parte de la cultura popular. Se escriben series de televisión y canciones sobre ellos. ¿Nos fijamos en quiénes son estos personajes, en qué significan para la sociedad, en cómo desafían al gobierno? Es muy extraño el modo en que todo esto se vincula a la cultura popular y desempeña un papel en ella, especialmente ahora mismo, con todas esas series de televisión como Narcos. Estamos resucitando a Pablo Escobar en la tele mientras todo eso sigue pasando en el mundo real.'Gangster Warlords' se publicará el 19 de enero en Bloomsbury Press. Puedes hacer tu pedido anticipado aquí y visitar el sitio web de Grillo para obtener más información sobre su obra.Sigue a Seth en Twitter.