FYI.

This story is over 5 years old.

Noticias

El PRI está en uno de los peores momentos de su historia

Nunca había tenido tan pocas gubernaturas y la aprobación de un Presidente de la República nunca había sido tan baja desde que se empezó a medir la popularidad presidencial en los tiempos de Carlos Salinas.

Foto vía.

¿Puede el PRI sacar del hoyo al mismo PRI? En principio parece que no. El PRI está en uno de los peores momentos de su historia. Nunca había tenido tan pocas gubernaturas —ni en los 12 años que gobernó el PAN— y la aprobación de un Presidente de la República nunca había sido tan baja desde que se empezó a medir la popularidad presidencial en los tiempos de Carlos Salinas (1988-1994).

La debacle priista no sorprende a nadie. Nomás basta con ver las noticias de la última semana: los asaltos, robos de autos y en habitación están en aumento; la percepción de inseguridad está por arriba del 70 por ciento, y en lugares como Villahermosa, casi el 90 por ciento de la población teme salir a la calle. Que muchos de esos problemas toca a las autoridades locales, es cierto, pero también lo es que el ciudadano de a pie sólo sabe es que el gobierno, así en abstracto, es el que no está haciendo su trabajo.

Publicidad

La economía —pese al triunfalismo oficial que presume los nuevos empleos— se está desacelerando, y por si no te enteraste, ahora pagas más por la gasolina y las empresas tendrán que pagar más por la luz, pese a las promesas de la reforma energética con las que nos endulzaron el oído.

Por si fuera poco, en los últimos días los gobernadores de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo, se han portado como gángsters, empujando medidas y leyes a modo para garantizar su impunidad. Actitud despreciable pero comprensible cuando ves la cantidad de transas que han hecho personajes como Roberto Borge, el todavía gobernador de Quintana Roo, que permitió (¿encabezó?) una brutal red de robos y despojos como mostró hace unos días un gran trabajo del grupo Expansión.

Con todo esto en el tablero —además del conflicto magisterial y el permanente reclamo empresarial— ¿es posible pensar que el gobierno puede recuperar su imagen y con eso dar una oportunidad al futuro aspirante presidencial del PRI?

Se ve muy difícil. Casi imposible, sin embargo al PRI no se le debe subestimar y hay señales que muestran que el presidente Peña Nieto quiere hacer algo. De entrada, al nombrar —con la gracia del dedo presidencial— al nuevo dirigente del PRI, Enrique Ochoa Reza. Un hombre con nula trayectoria partidista y sin ninguna campaña o cargo de elección en su historia, pero cercano al Presidente, al Secretario de Hacienda (Luis Videgararay), y al Secretario de Educación (Aurelio Nuño), y considerado como uno de los autores de las reformas, que dice, es necesario vender mejor.

¿Le alcanzará con eso a EPN? Se ve difícil, sobre todo cuando en las formas de los cambios se percibe una política vieja, rancia, llena de las fórmulas priistas con "destapes" y "cargadas" que acompañan a las "candidaturas de unidad", términos que probablemente no te digan nada pues son, literalmente, del siglo pasado, pero que pintan la visión de un Presidente de la República que es joven de edad pero muy viejo en su forma de entender la política y el poder.

En todo caso, lo único claro es que Peña Nieto parece que quiere mover sus piezas antes de entregar la banda. Críticos y aplaudidores coinciden en que Peña ya se hizo del PRI, que todavía puede apretar en algunos temas —como el recurso de la PGR en contra de algunas de las medidas de los llamados paquetes de impunidad de Veracruz y Quintana Roo— y que está por hacer cambios en su gabinete, quizá para descartar algunos o para encartar a otros y otras, que pudieran prender su vela rumbo a la elección presidencial.

A ver qué pasa. Por lo pronto la novedad de la semana es que en Los Pinos por fin dan pruebas de haber notado lo mal que están evaluados y el trancazo que recibieron en la pasada elección. Veremos si con las viejas fórmulas, el Presidente puede salir de la crisis en la que están metidos él y su partido.

@MarioCampos