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Cultură

El Titanic estaba lleno de mexicanos

La promesa de convertir a Rosarito en un Hollywood Región 4 está a punto de naufragar.

Si el multimillonario rodaje de Titanic (1997) con un presupuesto de más de 200 millones de dólares, la colocaba como la película más cara de la historia hasta ese momento, la adquisición de un terreno de 161,874 metros cuadrados en Rosarito, Baja California, por parte de Fox Studios, fue la cereza en el pastel de James Cameron.

Para el rodaje de la película no se rentó una locación, sino que se compró una en la que se invirtieron 57 millones de dólares, para ahorrar costos. La idea era perfecta: reducir enormemente la inversión adquiriendo un terreno en México y contratando mano de obra mexicana, además no habría que desplazarse al otro lado del mundo, sino a cuatro horas de Los Ángeles, hacia el sur de Tijuana.

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Además, adquiriendo el terreno, Fox tendría una locación propia en un lugar, hasta entonces cuasi prístino, con una maravillosa vista del Pacífico donde podría filmar más películas, sin necesidad de rentar locaciones paradisiacas en otras partes del mundo. El beneficio sería para ambas partes; la idea era crear una relación simbiótica que también dejaría una derrama económica en el municipio bajacaliforniano.

Abordar el Titanic no sólo fue el sueño de Jack Dawson, también el de miles de habitantes de Baja California que buscaron salpicarse un poquito con el hundimiento del barco. Taquerías, restaurantes, bares, hoteles, carpinteros, herreros, meseros y un sinfín de comerciantes y civiles que fungieron como extras, se verían beneficiados con la producción.

Rosarito fue (y sigue siendo, aunque muchísimo menos) el retirement dream de muchos gringos en busca de un poco de paz por menos dólares. A media hora de la frontera, pero sin la mala fama de Tijuana, el municipio convirtió el turismo norteamericano en su principal actividad económica, aunada a la titánica promesa de ser un Hollywood Región 4.

Después de que Lonardo DiCaprio se declaró “el rey del mundo” y la filmación terminó, Rosarito gozaba de una economía in crescendo. A finales de los noventa y principios del dos mil, camiones repletos de springbreakers, surfers y familias venían a gastar sus dólares del lado mexicano durante la época vacacional, los fines de semana y los días de asueto gringos. Como plus, dentro de los Fox Baja Studios estaba la reciente atracción de Foxploration, que incluía un museo de la película Titanic.

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Tras Titanic, vinieron otros proyectos de menor magnitud en su producción y fama. Algunas de las películas que se han filmado ahí son 007: Tomorrow never diesIn DreamsDeep blue seaThe weight of waterPearl HarborKung fu powMaster and commander: The far side of the world Ghost of abyss, del mismo Cameron. La ex locación de Titanic también fue utilizada por U2 como un gigante cuarto de ensayo para su gira Vertigo en 2005.

Sin embargo, la violencia de finales de la década pasada, fue un golpe duro para este municipio en el que hasta el limpiavidrios del semáforo habla inglés. Dicen que la violencia lo hirió, pero la influenza lo mató. Adjunto a las noticias en los tabloides, el virus en boga redujo enormemente el turismo y la inversión extranjera. Negocios abandonados, lugares en venta y una desértica vida nocturna han sido la escenografía de Rosarito en los últimos años.

Del paraíso de retiro gringo y aquel Hollywood Región 4, no queda sino la nostalgia de aquellos días y un turismo que, igual que las posteriores producciones fílmicas, fue mermando. Fox Baja Studios despintó, literalmente, la palabra Fox, dejando solamente Baja Studios. El Museo del Titanic fue mudado a Los Ángeles y Foxploration es una atracción fantasma que sigue anunciándose en descuidados panorámicos de la carretera, pero desde hace dos años ya no existe. El lugar fue cerrado al público, aunque nos enteramos de que actualmente trabajan en la producción mexicoamericana, Little Boy.

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A quince años de su construcción, la historia del hundimiento de un barco con miles de pasajeros, no dista mucho de la realidad: migración, desplazamiento y abandono, nostalgia y abordar el porvenir de un barco destinado a hundirse.

Miles de extras, la mayoría de ellos mexicanos, trabajaron durante meses en la filmación de la película para al final, aparecer por sólo unos segundos en el corte final. Ahora que Titanic volverá a estar en los cines, pero esta vez en 3D, buscamos a tres de estos extras para que nos platicaran algunas historias de la filmación. Aislinn Puig, de madre irlandesa y padre mexicano, vive actualmente en San José del Cabo en donde es concierge de un hotel; Sergio Sotelo nació y vive en Rosarito en donde trabaja en un hospital, y Liza Ampudia es ciudadana americana pero tijuanense (término común en la frontera), actualmente es ama de casa y vive en Bonita, California, se casó con su novio Jaime, que también trabajó como extra en Titanic. Liza tomó muchas fotos personales durante la filmación, algunas de las cuales aparecen aquí.

VICE: ¿Cómo te enteraste del trabajo de extra en Titanic?

Aislinn: Se empezó a correr el rumor, yo tenía diecisiete, acababa de salir de la prepa. Todavía no sabía qué iba a hacer y luego ya se confirmó porque vi un anuncio para el casting en el periódico y ya fui. Pero se tardaron un chingo, meses, y oía que a todo mundo le hablaban y a mí no y me corté la greña, cortita, como de vato y a los dos días me hablaron y yo: ¡puta! Pero me hice pendeja y nomás llegué y me preguntaron: “¿Que no tenías el pelo largo?” Y yo: “pues sí, pero se tardaron un chingo en hablarme”. Y pues… “no hay pedo, te ponemos peluca”.

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Sergio Sotelo: Me enteré por anuncios que pegaron en postes de luz. Me acuerdo que había unas oficinitas ahí del casting, en donde ahora está el Coppel de Villafloresta, ibas y te tomaban tu foto de esas polaroid, decías tu nombre y ya te apuntaban.

Liza: Alguien me dijo que iban a estar haciendo audiciones en Plaza Patria, en Tijuana y me presenté, ya después me llamaron que fui seleccionada y ya me presenté en Rosarito para el vestuario y todo eso.

¿Cuál era tu papel como extra?

Aislinn: Un día nos llamaron a puras morras como de mi edad y nos pusieron en una fila y pasó el director de fotografía y se nos quedó viendo una por una y me señaló a mí y luego ya me llevaron a vestuario y me pusieron una panza de embarazada y un vestidote. Yo era pasajera embarazada de tercera clase, pero al principio nadie sabía que no estaba embarazada de neta y los de producción me trataban acá de que “siéntate”, y luego ya se dieron cuenta que no. Eso fue unos meses. Y luego ya cuando hicimos las escenas del agua, ahí era un muertito y en esas escenas sí salgo en la película, de las de embarazada no, ésas quedaron en el cutting room floor.

Sergio: Yo estaba en tercera clase, austere class, era acá pobretón y me ponían una boinita, una bufanda amarillita, un saquito, pero todo, todo te daban, te decían que no podías traer absolutamente nada de alhajas, relojes, ni nada y te súper revisaban y te daban todo hasta los calcetines, todo, excepto la trusa.

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Liza: Era pasajera de segunda clase y la primera vez que me presenté me tocó estar despidiendo a los pasajeros, cuando va a salir apenas el barco. En otra escena me tocó cuando el barco se está hundiendo y ahí estaba en uno de los botes, y en otras me tocaba estar corriendo, cuando el barco está inclinado y también cuando la gente está hincada rezando, donde hay un sacerdote.

¿Cómo eran los días de trabajo?

Aislinn: Pensé que iba a ser acá súper glamoroso, que me iba a estar codeando con el Leonardo DiCaprio, pero ¡oh, sorpresa! Había un chingo de extras y llega el director y te trata como vaca, los extras son el ganado de la película. Si la riegas te gritan bien feo, hubo un chorro de gente que corrieron por andar haciendo pendejadas. Hubo un güey, chavito, en una de las escenas del barco que acá iba pasando la cámara y le hizo peace el pendejo, y pues lo corrieron. Este güey echó a perder una toma y no lo podían cortar porque él estaba justo en medio. Pero primero el James Cameron le hizo un año nuevo, le gritó bien feo en frente de toda la gente, era bien pinche nazi, luego ya tripeé que era por la pinche presión de la película, porque lo conocí después, en eventos del Titanic en la Fox Studios y el vato ya bien alivianado.

Sergio: Desde bien temprano, me acuerdo que había transporte, era un camioncito, entonces tú nomás llegabas al bulevar y ya te subías y te daban raite y había un chorro de carpas con un chingo de comida, all you can eat. Luego pasabas a vestuario y a veces te ponían maquillaje o lo que fuera. Era mucho repetir la misma escena un chingo de veces y de diferentes tomas y nomás action! y todo mundo se movía y luego el James Cameron ya le mentaba la madre a alguien porque tenía un genio bien duro ese señor y todo mundo se asustaba, y luego ya otra vez y así muchas veces.

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¿Cómo fue tu experiencia con las estrellas de Hollywood?

Aislinn: El Fabrizio (Danny Nucci) no se salía de su personaje. Estabas tirando party con él y te hablaba acá en italiano, pero bailaba bien chingón. Me acuerdo del güey bailando en el Rock and Roll Taco, yo me metía a escondidas porque todavía no tenía dieciocho, ese güey le tiraba la onda a mi hermana pero con acento italiano. La Kate Winslet pues bien amable con todo mundo pero como que no tiraba party, y el que salía un chingo era Leonardo DiCaprio. Yo nunca tiré party con él, pero conozco a los del Rock and Roll Taco y me dijeron que siempre era un pedo cuando llegaba la cuenta, que el güey siempre decía que él era Leonardo DiCaprio, que no tenía que pagar: “¿qué no están acostumbrados aquí a que las estrellas no pagan?” Y el James Cameron súper intensote, focus sólo en chamba pero ya lo conocías fuera de ese pedo y era a toda madre, pero en ese entonces a mí me daba miedo.

Liza: A James Cameron se le veía que tenía un genio y en una ocasión me tocó que le hablara muy feo a una de las extras, pero molesto, gritándole y era una señora ya mayor de edad. Los otros [actores estelares] no interactuaban mucho con los extras. En una ocasión yo andaba en el barco viendo, conociendo, y no había gente, y vi que llevaban a Leonardo DiCaprio para rodar alguna escena o algo, y me atreví a molestarlo con la foto y muy amable, la verdad.

¿Cuánto te pagaban?

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Aisilinn: Cuarenta dólares al día, plus te alimentaban y te daban transporte.

Liza: Entre 80 y 120 dólares al día. Se me hizo discriminación que cuando nos pagaban, al final del día, tenían una caseta que decía dólares y otra caseta que decía pesos; a los americanos nos pagaban mucho más, yo no sé porqué salí como americana, creo que fue cuando llené la solicitud, y mi hermana no puso que era americana, entonces a ella le pagaban en pesos y a mí en dólares.

¿Le dices a la gente que trabajaste en Titanic?

Aislinn: Pues no lo uso para levantar vatos en el bar, pero cuando alguien me dice: “¿Eres de Rosarito? Ah, que Titanic que no sé qué…” y ya les digo que fui extra. Aunque hace como dos años fui a una reunión familiar con mis parientes en Irlanda, y yo era la que salió en Titanic y todos como que “¡Oh!”

Liza: Si sale en la conversación, sí. Yo no lo voy a mencionar, pero si alguien está hablando de Titanic o algo de extras o lo que sea, sí lo digo.

Sergio: Pues si se presta la ocasión lo menciono porque es algo chistoso. Realmente me veo una milésima de segundo y si no le pones pausa, ni me ves.