Regresé a India del Sur en verano de 2015 después unos cuantos años sin ir. Fue la primera vez que regresé al país desde que falleció mi abuelo. Pasé tres semanas ahí, visité las calles de Chennai en Tamil Nadu y las montañas de Tirumala en Andrhra Pradesh y recorrí un espacio conocido que se volvió totalmente extraño, un lugar teñido de pérdida y tristeza. Quería estar sola y entender mis sentimientos sin interrupciones pero lo que menos tuve fue soledad. India tiene una población de 1.1 mil millones, es decir, tres veces la población de EU pero con una tercera parte del territorio. Cada vez que volteaba encontraba a una persona, un grupo de personas, un niño o una vaca.
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Documenté mi viaje con fotos y me di cuenta de que estaba buscando capturar momentos de verdadera soledad. Quería saber si es posible sentirse solo en un país con tan poca privacidad y espacio personal, donde estar solo significa estar solo, acompañado. Buscaba tranquilidad, devoción, una conexión con alguien o algo. Tuve que buscar entre el caos de un país que es parte de mi identidad y al mismo tiempo parte de un pasado que no puedo revivir.Si quieres ver más de la obra de Shriya, visita su página oficial.
