Hablé sobre esta obsesión por la pureza con Nigella Lawson, cuya percepción de la alimentación sin sentimiento de culpabilidad contribuyó a cambiar mi actitud hacia la comida cuando estaba en mi momento más vulnerable. "Me desespera el término 'comida limpia'", me dijo, "aunque realmente me gusta la comida que viene etiquetada así. [La "comida limpia"] implica necesariamente que cualquier otra forma de comer - y, por extensión, quien come así- es sucia o impura y por lo tanto, mala; y no es solo una forma de perseguir y avergonzar a otras personas, sino que genera en uno mismo un sentimiento de vergüenza que se aleja totalmente del verdadero propósito alimentación sana".Nuestra dieta se convierte en una cuestión moral cuando esta es la cultura de la comida que fomentamos, y el gluten es solo el comienzo. "Me gustaría que la gente reconociera eso antes de decir "Oye, prueba esta dieta de eliminación tan guay, no tienes nada que perder", se lamentaba Alan Levinovitz cuando le pregunté sobre este culto moderno a las dietas de eliminación. "¿Nada que perder? No, hay mucho que perder".§Antes de abrazar el "wellness", mi trastorno alimentario parecía muy diferente. Si el wellness va de amar la comida, cuidar el cuerpo y nutrirte, los trastornos alimentarios están en el extremo opuesto y giran en torno a la volatilidad, la privación y el miedo. Mi trastorno bulímico era de manual. A mí siempre me han gustado las matemáticas y el desafío que supone encontrar sentido a un mundo de caos mediante la claridad de los números. Cuando caí en una depresión durante mi adolescencia, esa pasión encontró una salida a través de la dieta. Mi mente era un lío de números: cuántas calorías había ingerido y cuántas había quemado; cuánto ejercicio equivalía a una barrita de Mars; mi peso, dos veces al día; el número de días y semanas que tardaría en convertirme en la persona que quería ser.Me desespera el término 'comida limpia' (…) implica necesariamente que cualquier otra forma de comer -y, por extensión, quien come así- es sucia o impura y por lo tanto, mala – Nigella Lawson
El wellness no provoca trastornos alimentarios. Pero cuando defendemos e incluso insistimos en una dieta tan restrictiva, moralista e inflexible, y se dirige su comercialización a mujeres jóvenes y se disfraza de cuidados personales, ¿cuánta responsabilidad puede atribuírsele?
Por supuesto, hay personas que pueden dedicar sus vidas a perseguir la buena salud y seguir estando mentalmente sanos, igual que siempre habrá gente que sufrirá trastornos alimentarios "de una forma sana" o de cualquier otra. Pero cuando el wellness supera al individuo, pasando de ser un estilo de vida personal a convertirse en la novia de la industria dietética, impulsado por los supermercados que solo ven en la col rizada, el aceite de coco y las semillas de chía una gran oportunidad de ganancia, es cuando se convierte en un problema para todos nosotros. Cuando la búsqueda de la salud se convierte en una obsesión y un temor, deja de ser sana. Aún peor: cada vez está más claro que ese bienestar que perseguimos no nos quiere a nosotros.§"Hasta hace solo cuatro años, yo era un monstruo devorador de azúcar, y me refiero a una adicción total", arranca Las Delicias de Ella. Esto implica, claro está, que si ella, que se autodenomina exadicta al azúcar, puede conseguir tener una buena salud, cualquiera puede. Esto es wellness para todo el mundo. En su libro récord de ventas, en el que alaba los valores nutritivos, la curación y la transformación, es coherente que introduzca en escena como chivo expiatorio a un "extraño" antinatural, malsano y adictivo. El azúcar blanco es un anatema en los círculos del wellness. Todos sabemos que tomar demasiado azúcar puede ser perjudicial para la salud, por lo que no sorprende que el wellness defendiera que hay que tomar menos azúcar y menos a menudo. Lo que es menos comprensible es por qué Tess Ward, escritora sobre alimentación en el wellness, en su obra titulada un poco irónicamente The Yes Chef pretenda "evitar cualquier alimento blanco" o "refinado", confiando en cambio en una especie de benevolente Madre Naturaleza que no estoy muy segura de que exista. En su lugar, recomienda el consumo de azúcares "naturales" como la miel, la melaza de caña y el azúcar de palma de coco, si bien no especifique por qué estos productos son más naturales que los edulcorantes obtenidos de la caña de azúcar.Puede que la industria de la dieta haya orquestado el más exitoso y valioso reposicionamiento del mercado alimenticio de la historia moderna (en 2014, el mercado británico de los alimentos sin gluten estaba valorado en 230 millones de euros)
Si el wellness predica que la única comida "buena" es la que no engorda, entonces no parece muy distinto de hacer dieta. Y teniendo en cuenta que hacer dieta ha demostrado no solo no ser efectivo (un asombroso 97 por ciento de los que hacen dieta recuperan al menos el mismo peso que han perdido durante los siguientes tres años, contradiciendo el despiadado optimismo de la industria), sino a veces también injustificado (" Salud para todos los tamaños" es una organización que lucha por desmentir que todo el que está gordo está enfermo) e incluso peligroso, puede que la industria del wellness no sea tan mágica después de todo. Puede que la industria de la dieta haya orquestado el más exitoso y valioso reposicionamiento del mercado alimenticio de la historia moderna -en 2014, el mercado británico de los alimentos sin gluten estaba valorado en 175 millones de libras (230 millones de euros) y su popularidad sigue aumentando. Es posible que el mayor mito del wellness sea que busque siquiera al wellness.§¿Y a partir de ahí, qué? Podríamos encontrar un indicio en un estudio realizado a mediados de los sesenta. En él, un grupo de mujeres - tailandesas y suecas- comen un plato de arroz picante elaborado con sabores e ingredientes típicos de la cocina tailandesa. Los científicos descubrieron que las mujeres tailandesas -a las que el picante de la comida no desconcertó tanto como a las suecas- absorbieron cerca de un 50 por ciento más de hierro que las otras. Cuando se dio a comer a las participantes alimentos en puré (elaborado con alimentos que disfrutan comiendo), absorbieron una media del 70 por ciento menos de hierro que cuando se les dio la misma comida en piezas enteras. El placer que estas mujeres esperaban y luego experimentaban con la comida realmente contribuyó a obtener una mayor nutrición que cuando se les dio los mismos nutrientes de una forma menos apetecible. Fue un resultado sorprendente, y pone de manifiesto lo que el wellness a veces pasa por alto: que cuando separamos placer de nutrición en nuestra dieta, acabamos alimentándonos peor - física y emocionalmente- que nunca. Disfrutar de la comida, por tanto, es bueno.Cubriendo la salud con un espeso manto de reglas y restricciones en lugar de con placer e intuición, al wellness se le escapa un detalle importante. Y ni siquiera está claro que la idea perfecta de salud que el movimiento fomenta sea un objetivo loable en sí mismo. La Organización Mundial de la Salud indica que la salud es un "recurso para la vida diaria, no un objetivo de vida", una advertencia fundamental que el wellness ignora por sistema. Incuso aunque elijamos priorizar la salud en nuestras vidas, el cuidado de la misma no tiene por qué ser complicado.Hay incontables rutas hacia la buena salud fuera del dogmatismo del wellness y la comida limpia. Recréate en el dulce y embriagador aroma de la cebolla caramelizada con mantequilla. Cuando llegue tu cumpleaños, haz tu propia tarta y aférrate al derecho de darte un capricho igualmente cada vez que lo necesites. Déjate llevar por el convencimiento de que ahora la comida es, por regla general, más segura, más placentera y más nutritiva que nunca antes en la historia de la humanidad. Confía en que tu cuerpo sabe lo que necesita. Y cuando tengas antojo de patatas fritas, chocolate o calabacín, presta atención a esas ganas: el sonido de tus tripas no es un acto de sabotaje. Recuerda sobre todo que lo que te alimenta no solo es la comida que comes sino el placer que obtienes con ello.Si no te fías de mí, hazlo de la dietista Michelle Allison: "Comer una gran variedad de alimentos, probar cosas nuevas y obtener placer a través de la comida es bueno. Combina eso con una estructura regular de comidas y aperitivos, y esfuérzate por incluir la mayoría de los grupos alimenticios en tus comidas; así estarás cubierta". Comer bien es realmente así de sencillo. La clave de una buena salud no consiste en esconderse tras la dieta de moda o un régimen de eliminación. No vas a encontrarla, como por arte de magia, en el fondo de un paquete de semillas de chía o como premio por la pérdida de peso, el tiempo que pasas en el gimnasio o la desintoxicación. Comer bien es tremendamente intuitivo, con placer y sin vergüenza. Te diga lo que te diga la industria del wellness, tú ya tienes el secreto. Lo has tenido todo el tiempo.Sigue a Ruby en Twitter @@rubytandohEn los mismos libros que nos dicen que no concentremos nuestra autoestima en nuestro aspecto, sino en quiénes somos y cómo nos sentimos- se observa un constante y arraigado miedo a la obesidad.