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Música

Sam Cutler ha estado de gira con bandas con las que nunca podrás ir de gira

Durante los 60, Sam Cutler se encargó de montar los conciertos de grupos como Pink Floyd, Fleetwood Mac, Grateful Dead y los Rolling Stones.

Imágenes por Sam Cutler

Sam Cutler escribió un libro sobre ir de gira con estrellas del rock. Fue un personaje clave en la nueva era del rock and roll de los 60, durante la que se encargó de montar los conciertos de grupos como Pink Floyd, Fleetwood Mac, Grateful Dead, la banda de Eric Clapton Blind Faith y los Rolling Stones. Inició su carrera organizando modestos conciertos y poco a poco, el público pasó de 100 a 500, luego a 5.000 y finalmente a 500.000, en el concierto que los Rolling Stones dieron en Hyde Park. Sam ha vivido los altibajos de salir de gira con estrellas del rock, especialmente en la ocasión en que era tour manager en el infame Altamont Free Concert, que tenía a los Stones como acto final y en el que Meredith Hunter fue apuñalado a solo unos metros de la banda. Hablamos con Sam sobre su vida en la carretera y el mecanismo interno de las bandas más famosas del rock and roll.

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VICE: Empezaste con pequeños conciertos y festivales y fuiste ascendiendo. ¿Con qué bandas ahora conocidas trabajaste en ese punto de inflexión?

Sam Cutler:Empecé con actuaciones de grupos como Fleetwood Mac y Pink Floyd y acabé organizando el concierto de Eric Clapton y su banda Blind Faith en Hyde Park. Musicalmente no era muy bueno, porque estaban todos hasta el puto culo de heroína, pero a nadie parecía importarle. Era un bonito día de verano y había 100 mil personas, incluido Mick Jagger. A Mick le encantó y me estuvo hablando de eso durante el concierto, porque nadie estaba borracho ni fue arrestado. Era la época en la que ibas a un concierte, te fumabas un peta y todo era paz y amor. Qué bonito. Igualito que en América. Una cosa llevó a la otra y al final Mick me pidió que le organizara su concierto. Por aquel entonces, la actuación de los Rolling Stones en Hyde Park sería el evento de este tipo más grande que se hubiera hecho nunca, pero si lo comparas con lo que hemos conseguido hacer desde entonces, no es nada. Había medio millón de personas en ese concierto y nadie resultó herido ni arrestado, fue maravilloso.

¿Te imaginabas que asistirían 500.000 personas al concierto de Hyde Park?

Sinceramente, no. Pero después de la muerte de Brian Jones unos días antes, supimos que iba a ser un evento cultural de gran importancia. La gente sentía simpatía por los Stones, no solo por la muerte de Brian, sino porque las autoridades había estado persiguiéndoles durante mucho tiempo. La policía siempre estaba arrestándolos o haciendo redadas en sus casas. La gente conectaba mucho con el grupo.

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¿Dónde empezaba y terminaba tu trabajo como tour manager?

Bueno, básicamente yo era su manager personal, así que cuidaba de ellos personalmente. Ellos se limpiaban el culo, se cepillaban los dientes y tocaban. El resto lo hacía yo: les ayudaba cuando estaban enfermos, les buscaba el alojamiento, sitios para comer, me aseguraba de que no perdieran el vuelo y cosas así. Lo primero que hay que saber cuando sales de gira es que todo el mundo tiene que sobrevivir; tienen que llegar de un extremo a otro de la ruta. Diré una cosa de los Rolling Stones, y es que son muy profesionales. Todo el mundo estaba muy dispuesto a ayudarse mutuamente para sobrevivir. Todos eran muy británicos, o sea, como muy civilizados, ya sabes, con muchos “por favor” y “gracias”.

Al final todo se reduce al amor, tío. Si no los quisiera, no podría haberlo hecho. ¡No me pagaban lo suficiente! Un tour manager no puede… tiene que ser el último que quede en pie. Si a alguien se le ocurre llamarte a las 4 de la madrugada porque tiene un problema, tú te levantas y se lo resuelves. ¡Una vez Jerry García me llamó para decirme que había un hombre con una pistola en su habitación y que estaba a punto de matarlo! En ese momento no puedes decirle “lo siento, tío, vuelve a llamarme a las 8 de la mañana”. Lo más importante de un tour manager es que seas una persona con la que uno se pueda sentar a hablar sabiendo que no va a contar nada a nadie. Esa confianza se respeta hasta el día que ese tío muera. Yo sé muchas cosas horribles sobre los Rolling Stones y Grateful Dead y lo respeto, me llevaré esa mierda a la tumba.

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Tú organizaste el concierto que dieron los Stones en el trágico Altamont Free Concert, donde muchas cosas no salieron bien. Por ahí se dice que fue porque el LSD que circulaba era en pastillas y superfuerte (doce veces la dosis normal), que fue una conspiración del gobierno para acabar con la cultura psicodélica. ¿Tú te lo crees?

Pues sí, no creo que haya ninguna duda al respecto, la verdad. Lo curioso de todo esto es que toda la documentación y el papeleo que la CIA y el FBI tenían sobre el asunto fueron destruidos, deliberada e ilegalmente. El gobierno creía que el movimiento del rock and roll y los festivales relacionados con él eran una forma de recaudar dinero para grupos extremistas… Yo no tengo ninguna duda de que el gobierno federal se propuso eliminar los festivales de rock and roll para frenar una posible “radicalización” de las decenas de miles de chicos que asistían a ellos.

El ácido de Altamont estaba adulterado. Conozco a gente que se han pegado millones de viajes antes incluso de que fuera ilegal y todos me cuentan los mismo. Seguramente las prensaron con una máquina a la que solo tenía acceso el gobierno. Nadie en un laboratorio clandestino usaría máquinas de esas; incluso aunque tuvieras el dinero, no podrías comprarla sin que te controlaran muy de cerca. En Altamont hubo cientos de personas a las que les dio un mal viaje, y nunca ha vuelto a ocurrir algo similar desde entonces.

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Hay vídeos en los que se te ve ayudando a los Stones y a otras personas a entrar en el helicóptero que estaba esperándoles. ¿Cómo fue ese viaje?

Nadie dijo nada. Todo el mundo estaba aterrorizado, en estado de shock. Fue una experiencia muy dura. ¿Quién iba en el helicóptero? Yo, el grupo y varias personas cercanas a ellos. Desde luego, fue un viaje a San Francisco muy silencioso.

A la mañana siguiente, los Stones volvieron a Inglaterra. ¿Cuánto tiempo pasó desde entonces hasta que volviste a hablar con alguien de los Rolling Stones?

Años. Los Rolling Stones saben muy bien cómo “usar” a la gente. Una vez han decidido lo que quieren, si alguien la caga o hay problemas legales y ya no quieren saber nada de esa persona, le dan la patada. Lo han hecho siempre, son así. Los Rolling Stones se rigen por el lema “Nos importa una mierda todo el mundo”, y eso no ha cambiado.

Trabajaste con ellos un año, acabasteis entablando una amistad cercana y luego simplemente pasaron de ti y te dejaron con todo el marrón. ¿Les guardas rencor?

Nah, tío. Son estrellas del rock. Hablando en plata, son unos cabrones, y la razón por la que son unos cabrones es porque Allen Klein les puteó y, desde que Allen los trató tan mal, ellos tratan mal a todo el mundo. A día de hoy todavía no me han pagado. Todavía utilizan vídeos en los que salgo sin pedir permiso, pero van del rollo “Que te jodan. Demándanos si quieres”. En ese aspecto son muy duros, sobre todo Mick y Keith (especialmente Mick).

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De vez en cuando me escribo con Charlie. Seguimos siendo amigos en la distancia. Siento cierto afecto por el grupo como tal y, por supuesto, me sigue gustando la música que hacían al principio.

Esa época era sinónimo de heroína. ¿Había hecho su aparición por aquél entonces?

Yo estaba en contra de la heroína, así que nunca me ofrecieron ni la vi. El único de los Rolling Stones que se metía en aquella época era Keith. No es una buena droga para salir de gira. El rock and roll exige mucha energía, tienes que subirte al escenario y bailar y hacer toda esa mierda que hacen, y la heroína no te ayuda. Necesitas algo que te de un subidón, como la farla. Pero la heroína te da bajón, provoca lo opuesto a elevar la consciencia, por lo que yo, como tripero que he sido, siempre me mantuve al margen. Ya he perdido demasiados amigos por culpa de esa mierda.

Nunca olvidaré la vez que fui a ver a mi madre, a quien hacía mucho que no veía desde que empecé con las giras. Tenía unos 70 años. Parecía un poco triste y, al preguntarle qué le pasaba, me dijo que estaba atravesando esa etapa de la vida en la que todos sus amigos iban muriéndose. ¡Me eché a reír! No quería, pero solté “¡joder, estoy en esa etapa desde los 18 años!”

Si quieres conocer más historias de Sam Cutler, puedes comprar una copia de su libro aquí.

Sigue a Brad en Twitter: @BradleyScottAus