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Drogas

Es bueno ser el rey

Quiere ser el primer multimillonario del mercado de la marihuana legal y busca sus semillas de oro en la Sierra Nevada de Santa Marta. Este es Arjan Roskam.

Franco Loja, cultivador de Green House Seed Company, inspecciona un raro espécimen de mariguana llamado Limón Verde, en el departamento del Cauca, Colombia.

Una tarde de mayo, Arjan Roskam descansaba en la cubierta de un barco deportivo de ocho metros. Él iba a toda velocidad a través de una profunda bahía en la costa del Caribe, en el noroeste de Colombia, cuidando la caña de pesca que había tirado unos minutos antes. Arjan tiene 48 años, mide casi dos metros de alto, y siempre anda bien afeitado. Tiene un parecido tosco de holandés, y posee una voz de barítono que atraviesa cualquier murmullo como un oboe. Se ve y suena como un líder, una de esas almas raras que son capaces de cumplir con su destino sin miedo. Él es la figura más reconocible y polémica en el negocio de la mariguana, y se ha autonombrado Rey del Cannabis.

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Yo estaba viajando con Arjan a través de las montañas y selvas de Colombia, junto a un equipo internacional de cultivadores de mariguana que él llama los Cazadores de Semillas. Estábamos buscando tres variedades excepcionales de mariguana difíciles de encontrar, que han permanecido genéticamente puras durante décadas. Tienen nombres poéticos, casi míticos, que te hacen babear: Limón Verde, Oro de Colombia y Punta Roja. El día antes de nuestra excursión a la selva, encontramos ejemplares de las dos últimas variedades mencionadas en un sembradío de mariguana cercano, cuidado por grupos paramilitares y agricultores locales. Arjan estaba eufórico. Había adquirido las dos primeras de las casi 200 de las variedades locales —plantas de mariguana que se han desarrollado de forma natural en regiones remotas en todo el mundo— y estaba empeñado en conseguir todas.

Arjan y sus cultivadores crecerán miles de plantas a partir de estas semillas, elegirán las más fuertes, y así crearán nuevas variedades comerciales basadas en su genética exótica. Este es el primer paso de un complejo proceso que hace posible que un dealer local pueda aparecer en tu casa con una mochila llena de variedades como Alaskan Ice, Bubba Kush y White Widow. Si alguna vez has sido acorralado por un nerd de la mariguana con ojos nublados en una fiesta, ya sabes que no estamos fumando hierba tailandesa llena de semillas gracias a las mezclas de los miles de cultivadores comerciales en el mundo, la mariguana transgénica, la experimentación y el desarrollo de nuevos sabores, efectos y aspectos; todo de lo que esencialmente proviene de una planta común.

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La costa caribeña de Colombia era un área importante para el contrabando de mariguana en los años setenta y principios de los ochenta.

Desde el mar, las laderas nevadas de la cordillera de Sierra Nevada de Santa Marta se asomaban en la distancia. Esas montañas se extienden a lo largo de la costa caribeña del país, y a unos 42 kilómetros tierra adentro. Dos picos (uno lleva el nombre del libertador de Colombia, Simón Bolívar) llegan casi a los 5,800 metros de altura. La topografía es extravagante y sorprendente. El altiplano tiene clima templado y durante todo el año el sol ecuatorial de las montañas hace de ésta una de las regiones más fértiles del mundo para cultivar y cosechar mariguana. Durante los años sesenta y setenta, miles de toneladas se exportaron desde las mismas bahías de 30 metros de profundidad que cruzábamos ahora. Barcos de contrabando siguieron la ruta del norte a través del Caribe, hacia Estados Unidos. Fue una temporada de mariguana coloquialmente llamada Bonanza Marimbera, y transformó a cientos de campesinos en ricos narcotraficantes.

La creación de Santa Marta, ciudad vibrante en la costa, donde nos alojábamos, fue construida con dinero de la droga.

Recientemente, el diario colombiano El Tiempo publicó que “la mariguana vive una nueva dicha”. Indiscutiblemente el momento para el cultivo y el envío de la mariguana de la costa norte de Colombia está de vuelta, ya que la demanda de mariguana sigue creciendo. En estos días, sin embargo, los cultivadores no están produciendo mucho Columbian Gold. En cambio, al igual que el resto de la industria, se han adentrado en híbridos desarrollados por los criadores y cultivadores en California, Columbia Británica y Ámsterdam; criadores como Arjan.

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Arjan Roskam se llama a sí mismo el Rey del Cannabis y recorre el mundo buscando mariguana excepcional.

Si los cárteles y otras organizaciones criminales eran los exitosos millonarios de las drogas del siglo pasado, ahora los criadores de hierba —los nerds horticultores escondidos en casas de cultivo y laboratorios de todo el mundo— podrían muy bien ser los futuros millonarios de éste. Al igual que Monsanto y otros gigantes de la argoindustria, grandes compañías podrían terminar controlando la planta en su nivel más básico, por eso Arjan es tan importante para el negocio: él controla la compañía Green House Seed, de Ámsterdam, una de las firmas de semillas más grandes del planeta, que se anuncia como “el negocio de cannabis más exitoso del mundo”.

Green House afirma haber ganado 38 Copas del Cannabis, casi el doble que cualquier otra compañía. Durante el despertar de la legalización en ciertos estados de EU, como Colorado, y con una gran posibilidad de legalización en países como Uruguay, Arjan está apostando por un futuro en el que la demanda de mariguana evolucionará y madurará, y está haciendo todo lo posible para garantizar que él estará en la cima para cuando la criminalización se erradique. Y él merece estar ahí. El hombre es sin duda el mejor posicionado, y un distribuidor de droga legítimo; no es sólo la venta de droga, sino que está ayudando a construir la cultura de la industria.

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Mientras pescábamos y bebíamos latas de cerveza en el barco en Santa Marta, fumando grandes porros rellenos de hash, Arjan estaba alerta. Finalmente, una de sus líneas se atoró, y él agarró el mango y pidió el asiento en la popa del barco para jalar a su presa. En poco tiempo, un pez nacarado de 60 centímetros se retorcía en la cubierta blanca del barco. Nos lo comimos para el almuerzo. Estaba delicioso.

Calcular el tamaño del mercado mundial de la mariguana (legal e ilegal) puede ser casi imposible —va desde diez hasta 140 millones de dólares al año—. Arjan afirma que posee el 25 por ciento del mercado de semillas, el área más pequeña de toda la industria, pero sin duda, la más prometedora. Y si bien esta cifra es muy difícil de verificar, fuentes de la industria con las que hablé, dijeron que las cifras de Arjan no están alejadas de la realidad. Teniendo en cuenta que actualmente hay cientos de compañías de semillas en todo el mundo, Arjan maneja un porcentaje muy importante. Arjan también posee tiendas de café con venta de mariguana, una línea de ropa, e incluso una empresa que hace alcohol con sabor a cannabis; su actividad principal es la creación de nuevas variedades de mariguana para vender en el mercado internacional. Este es un lucrativo y, de alguna manera, exclusivo segmento del mercado. Para descubrir nuevos sabores y efectos corporales a través de la combinación de mariguana y terpenos (el producto químico poco conocido en la HIERBA), es esencial tener un nivel de conocimiento especializado. Crear nuevas semillas no es ingeniería genética per se, es sólo el cultivo. Pero al igual que la industria moderna del vino, cultivar hierba se ha convertido en una valiosa ciencia que requiere la habilidad, el conocimiento y la sensibilidad de un artesano.

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Franco Loja es el delgado e hiperactivo jefe criador de Arjan, y también es su socio. Tiene 39 años y era paracaidista del ejército italiano. Como me explicó esta primavera: —La belleza del cannabis está en su variedad. No es sólo una planta, son miles de plantas. Cultivar plantas es crear algo nuevo. Se podría comparar este trabajo al de un chef estrella Michelin creando nuevas recetas. Los ingredientes a combinar son casi infinitos.

El modelo de negocio de Franco y Arjan se basa en la búsqueda de estas plantas raras que, he sido testigo en las montañas, es más fácil decirlo que hacerlo. La mariguana es todavía ilegal en Colombia y facciones de la guerrilla, paramilitares y otros grupos armados por lo general controlan las zonas donde mejor se cultiva. El reconocimiento de Arjan y su influencia económica abre puertas, pero todavía tiene que viajar a través de estas zonas remotas, militarizadas. Esto requiere arduos viajes en camiones o a pie; los competidores de Green House son, francamente, demasiado tímidos y no tienen dinero suficiente para emprender estos viajes.

En un restaurante junto al mar en el Parque Nacional Tayrona, cerca de la ciudad de Santa Marta, Arjan me habló de uno de los momentos más cruciales de su vida, lo que resalta su firme creencia en la planta. —Cuando tenía 17 años—, me dijo, —fui a Tailandia. Caminaba en el norte de Tailandia y me encontré con un hombre muy viejo, que en ese momento estaba curando adictos de heroína con mariguana. Me alojé allí por una semana y en ese momento, pensé que el tipo estaba loco. Pero mientras más me quedé, más aprendí de él, y cuando me fui, me dio algunas semillas y me dijo que hay que recordar una cosa: En el futuro, esas semillas podrán derribar gobiernos.

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Frijoles mágicos de un desconocido. Es como la historia de “Jack y las habichuelas mágicas”. ¿Quién juega exactamente el personaje del gigante en la vida de Arjan? No está claro. Podría ser la bestia de la ilegalidad, o la presión ejercida por los lobbies que controlan otros vicios regulados como el tabaco, el alcohol y el petróleo. O podría ser el hecho insuperable de que, a pesar de su liderazgo en la comunidad de cultivadores y gente de negocios, él nunca encaja.

Arjan no siempre fue un magnate. Comenzó a cultivar en sótanos y departamentos en los alrededores de Ámsterdam, hace casi 30 años. —Sólo éramos cultivadores de mariguana que disfrutaban fumar—, recordó Arjan. —Después de unos años, nos dimos cuenta de que no éramos los únicos. Hay dos mil millones de personas que disfrutan fumar, y nos sentimos muy afortunados de saltar en este vagón en los años ochenta. Ese vagón se convirtió en un tren, y el tren se convirtió en un avión. Ese avión está volando muy rápido ahora.

—Y realmente alto—, agregó Franco.

—Sí—, dijo Arjan. —Muy alto.

Arjan encontró por primera vez el éxito en Holanda, un país que decidió décadas antes de California que era mejor regular el deseo, casi universal, de fumar y no tener que prohibirlo. Él comenzó a sembrar nuevas variedades de mariguana bajo el nombre de Green House en 1985, abriendo su primera tienda siete años más tarde. Él no fue el primero en hacerlo, pero en el transcurso de su carrera aprovechó su prematura participación en el mercado legal de la mariguana como una forma de presidencia autoproclamada. A menudo sirve como portavoz de la alianza de las coffee shops de Ámsterdam, y ha pulido la imagen de su empresa como una operación de reconocimiento internacional. —Es un gran éxito—, dijo. —Para que te hagas una idea, el año pasado se vendieron más de 400 mil paquetes de semillas. Nos convierte en el número uno de ventas de semillas en el mundo.

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Y parece que el perfil de Green House seguirá aumentando. El cultivo de mariguana está cambiando cada vez más rápido de algo clandestino a una actividad a la que cualquier jardinero aficionado puede aspirar; la imagen de una empresa de semillas es más importante que nunca. Esto es a lo que los mercadólogos se refieren como “valor de marca”, y Arjan y Franco están ocupados construyendo el valor de Green House Seed Company mediante el fortalecimiento de su perfil, a través de las operaciones en línea de la compañía.

Green House ha producido muchos documentales de una hora realizados durante los viajes para encontrar semillas, que han sido grabados en Malawi, Marruecos e India, entre otros lugares remotos, en busca de lo más potente. Los videos, ambiciosos en sus aspiraciones cinematográficas, han ganado millones de visitas en YouTube. En ellos, Arjan sale como un Arnold Schwarzenegger de la mariguana sociológicamente iluminado, prestando atención a las historias a veces dolorosas de campesinos mariguaneros, mientras anda por el mundo en una camiseta sin mangas y en shorts. Según David Bienenstock, ex editor de High Times, Arjan ha “adoptado una moderna sensibilidad de marketing”, algo que lamentablemente falta en gran parte de la nueva industria. El holandés tiene una comprensión de las fuerzas del mercado estadunidense, lo que hace que sea un poco irónico que la industria norteamericana lo haya bloqueado, aun cuando se ha disparado en la última década la manera en que los estados de todo el país han adoptado la legalización en varios niveles. La importación de semillas sigue siendo ilegal en Estados Unidos.

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“El juego entre legal e ilegal en nuestro sector nos obliga a mantenernos en alerta”, me dijo Franco. Para combatir esta tensión, Green House ha invertido mucho en investigación y desarrollo, “para mantenerse flexible, para adaptarse a las nuevas leyes, nuevas regulaciones, las nuevas demandas del mercado, la nueva represión y las nuevas aperturas. No podemos darnos el lujo de elegir nuestra propia estrategia de mercado”.

Arjan sabe cómo tomar lo que está en su camino, una habilidad que le ha brindado una reputación negativa con su competencia. Algunos se refieren a él como un pretencioso, un hombre de negocios vestido de un agricultor; sin embargo, como cualquier otra industria, las críticas podrían interpretarse como una señal de éxito.

Quienes cultivan mariguana no piensan en sí mismos como traficantes de drogas, sino como agricultores especializados, a la par de los queseros o viticultores. Hay un dicho que dice que su producto debe hablar por sí mismo, que la planta está por encima de cualquier persona. En 1999, Green House, junto a otras dos empresas, fue despojado de su Copa de Cannabis en la categoría hash tras acusaciones de manipulación de votos. Es un golpe a la reputación y disminuye aún más la legitimidad de Arjan en la escena hermética de mariguana en Ámsterdam. Pero Arjan ignora eso sin miedo. Incluso en momentos en que la mariguana era estrictamente ilegal en casi todo el mundo, Arjan mostró su cara ante el producto, sabiendo que la hierba eventualmente iba a florecer en un producto de consumo casi comercial. Fue una decisión audaz, indicativa de una personalidad que sigue molestando a ciertos segmentos de la industria de la mariguana.

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Gato extiende la goma, dulce de hash que hizo con cubos de cristales de THC, en una moledora de carne.

“Tres días antes de mi entrevista cara a cara con Arjan y Franco, yo estaba acompañando a Arjan por Cauca, en la región del suroeste de Colombia, para ver una operación masiva encabezada por un colombiano de 35 años de edad, mejor conocido como Gato.

Gato no es tan gentil como su apodo lo indica, pero su alias hace una referencia apropiada de su habilidad para los negocios. Criado en Miami, creció en Latinoamérica antes de la formación y operación de actividades a gran escala en la industria. Es asesor al gobierno de Uruguay sobre el tema de la legalización. Es obvio que el Gato admira a Arjan y actúa como su protegido, siempre poniéndole atención cuando habla."

Nuestra visita fue menos de cazar semillas y más como una manera de Gato para mostrar lo bien que le ha ido desde que asumió el negocio familiar, un criadero y una operación de venta de semillas que nombró Marimbero (en referencia a los desvanecidos días de gloria supremacía de mariguana colombiana). La plantación es enorme, con plantas que crecen al aire libre, cubiertas por hectáreas de láminas de plástico transparente sobre un cerco de bambú que se extiende hacia abajo en la montaña. Hice un cálculo rápido: Gato y su jefe de la plantación, un asesino que conoció en la cárcel, tienen ocho mil plantas que producen dos toneladas de mariguana en cada cosecha. Debido al clima estable durante todo el año en Colombia, producen tres cosechas al año, lo que equivale aproximadamente a seis toneladas de mariguana.

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En los últimos años, el padre de Gato y dos de sus hermanos fueron amenazados a tiros por rivales. “Mis dos hermanos fueron asesinados en los últimos tres años, por parte de algunos hijos de puta en Medellín que se creen los reyes de la mariguana”, dijo. “Ellos piensan que controlan el negocio porque son bandidos, pero controlan el mercado a través de la violencia, no de la calidad”.

La calidad es la misión principal de Gato. Trata de cultivar excelente mariguana porque le encanta. Es tan simple como eso. “Tu afición se convierte en tu negocio de forma automática”, dijo. “No lo buscas. Es como cuando eres un buen cantante, y te haces famoso, no pides esa mierda. Algunos buenos cantantes odian la fama pero llega de repente. Con la hierba es lo mismo. La mamá de mi hija me dijo un día que tenía que elegir entre la mariguana y ella. Me divorcié ese día. ¿Cómo chingados puedes quejarte de la mariguana cuando vives como una puta rica? Tienes todo lo que quieres. Todo en el refrigerador lo paga esta mariguana”.

Más tarde Gato me llevó a un recorrido por sus bodegas, sus instalaciones de secado y almacenamiento, y la pequeña fábrica de interior donde hace hash y otros productos procesados. Luego puso un cubo lleno de cuadritos de THC secos en una moledora de carne industrial, produciendo una goma de hash empalagosa y floral que parecía chocolate derretido. Habló sobre su mariguana, a la que nombró como una de sus hijas. La mezcla es híbrida y profunda, llamada Nicole’s Kush, y aunque no ha llegado a la misma popularidad que algunas de las mezclas de Arjan por el momento (y no se puede encontrar en Estados Unidos), es algo de primera clase. Si las cosas van bien para Gato, la mariguana con nombre de su hija podría ser su híbrido de éxito que lo posicionará dentro de la industria.

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Arjan presume las semillas Punta Roja, que él y su equipo de caza encontraron cerca de Santa Marta, Colombia.

La mezcla híbrida exitosa de Arjan era White Widow, llamada así por la abundancia de tricomas que dan a la planta un tinte blanco. La mezcla es una variedad legendaria disponible en todo el mundo y ha sido incluso nombrada en los episodios de Weeds. Le da al usuario una intensa euforia energética y brinda un humo picante con un final dulce y suave. Ganó la Copa del Cannabis en 1995, lo que ha causado un debate sobre quién desarrolló esta semilla, entre la comunidad de cultivadores en Ámsterdam. Tanto que ha dado lugar a una ruptura fundamental que aún divide a la opinión sobre las motivaciones de Arjan como empresario y ser humano.

La historia detrás de la creación de White Widow es compleja. Arjan afirma que un criador con quien trabajó en los años ochenta llamado Ingemar fue el creador de la semilla, la cual Green House perfeccionó durante la próxima década. Pero el ex socio de Arjan, un australiano llamado Scott Blakey, afirma que lo inventó en Green House, y cuando dejó la compañía en 1998 se llevó la primera generación de las plantas estabilizadas con él para formar una nueva empresa. En estos días, Scott es mejor conocido como ShantiBaba, y su empresa se llama Mr. Nice Seed. ShantiBaba es cruel en sus acusaciones contra Arjan. Según Scott, Arjan no merece crédito por el descubrimiento, ni los numerosos reconocimientos que han sido otorgados a White Widow.

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Parte de la razón del debate acerca de White Widow se debe a que el mercado de la mariguana no ha sido regulado. Patentes y propiedad intelectual no son todavía aplicables a la industria de la mariguana, así que ninguno de los dos ha sido capaz de llevar sus quejas a los tribunales. Es solamente una batalla de reputación y un choque de egos. Arjan rara vez habla acerca de las acusaciones, pero cuando lo hace, se expresa de manera mordaz. En 2011, redactó un post de 4,309 palabras en el foro en línea de International Cannagraphic, lanzando ataques a ShantiBaba, a quien etiquetó como un vendedor ambulante, mientras mostró cifras de ventas. “Green House representa hasta el 50 por ciento del mercado en Holanda, España, Inglaterra, Italia y en muchos otros países”, escribió. “En la mayoría de tiendas funciona así: por cada paquete de GH que se vende, se vende un paquete de todas las demás empresas juntas. Simplemente llama a cualquier tienda de cultivo en España, o pregunta a los grandes distribuidores como Basil Bush o Plantasur, y tendrás una idea de la cantidad de semillas que vendemos en comparación con Shantiblablabla”.

La tarde que encontramos la semilla Punta Roja fue excepcionalmente hermosa. Hallamos nuestro premio después de excursionar en un valle a varias de horas de Santa Marta. La logística del viaje fue un poco abrumadora, ya que fuimos llevados de hoteles en el campo a las conferencias con los líderes locales, y finalmente organizamos la reunión con nuestros contactos al lado de la carretera. Pero una vez que estábamos rodeados de lo que buscábamos, tanto Arjan como Franco se convirtieron en versiones amplificadas de sí mismos.

Inspeccionamos un centenar de plantas que Arjan y Franco habían identificado como una especie de cannabis indica, característica por sus hojas finas y la estructura de sus tallos estrechos. Franco explicó la importancia de la distancia internodal de las ramas de la planta, cómo las semillas deben madurar en sus cajas antes de ser arrancada, cómo se le dio su nombre a Punta Roja. Cuando nos encontramos con un fenotipo particular, excelente, él estaba eufórico. Ninguno de nosotros pudo contenerse de meter las manos en los capullos pegajosos con olor a pino y rama fresca, abrumados por la emoción de descubrir las semillas que se podrían llevar a Ámsterdam.

“Este es material original que puedo sembrar, que puedo almacenar en mi biblioteca, que puedo utilizar para crear nueva genética, que va a ganar Copas de Cannabis”, dijo Franco. “Estos harán rica a la gente, meter gente a la cárcel, cambiar destinos y vidas. Y es por eso que amanezco con una sonrisa cada puto día de mi vida”. Su cara rojiza se arrugó, mientras miraba hacia el cielo y gritó: “¡Tenemos semillas, hombre!” Arjan corrió por la colina para tomar la planta. Tomó un puñado de semillas diminutas, arrancó cualquier semilla viva de ellas, y las aseguró en pequeñas bolsas de plástico. Habló desenfrenadamente sobre el potencial de la industria, profetizando que en un futuro cercano, los gobiernos limitarán el contenido de THC de la mariguana comercial. En esa versión del futuro, el sabor es más importante que el efecto y el aún no incorporado material genético que le dará al productor una gran ventaja sobre la competencia.

El descubrimiento de estas semillas marca el comienzo del verdadero trabajo de Arjan. Una vez de vuelta en el laboratorio, Franco y Arjan van a plantar las semillas, elegir los mejores ejemplares, y volver a sembrar. Van a repetir este proceso varias veces hasta estar listo. Por último, van a crecer cien mil plantas de estas semillas. Ellos harán el intento de estabilizar diferentes ramas para optimizar factores tales como el tiempo de crecimiento, resistencia al moho y hongos, y la resina. Después de cinco años, los atributos únicos encontrados en la semilla de origen podrán ser la base de una nueva creación.

O no. Pero incluso si estas semillas no dan resultado a nivel de consumo, Green House seguirá catalogando las plantas madre y mantendrá viva la especie, mientras analiza las propiedades de cannabinoides y terpenos. Es posible que un gigante farmacéutico en la búsqueda de ciertas especies llegue a tocar su puerta; en 2003 Bayer pagó 40 millones de dólares por el derecho de distribuir Sativex, un medicamento con derivado de mariguana diseñado para aliviar la espasticidad, la vejiga hiperactiva y otros síntomas.

Arjan y sus socios saben muy bien que lo suyo es un negocio arriesgado sin recompensa inmediata. Pero apostar por un mundo donde la mariguana es legalmente más cercana al vino que la heroína, tiene el potencial de los mejores premios, que incluyen las aventuras invaluables en las que gente como Arjan y Franco deben embarcarse para su meta final.

“Todos sabemos que en diez o 20 años todo será legal”, dijo Arjan. “Estamos manteniendo todas nuestras opciones abiertas y buscando todas las claves para el futuro. Una de las claves es encontrar todas las diferentes especies”.

Este éxito fue demostrado durante nuestra estancia en Colombia; Arjan y su equipo encontraron las tres especies que habían ido a buscar. Aunque guiado por el impulso de su propio mito personal —su tío, Peter, era un gran granjero de papa en Holanda, otra señal de su destino dentro de la horticultura— y el estigma de millones de dólares que ha hecho de un negocio en el exitoso mercado negro, Arjan presume ser un hombre humilde.

“Todavía quiero estar a solas con mis plantas en mi habitación, fumar, eso es todo… Eso es lo principal para mí, disfrutar de ver mis plantas crecer”, dijo Arjan. “Soy un agricultor”. Luego fumó y reconsidera. “Yo soy un agricultor con grandes ambiciones”.

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