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Basándose únicamente en los rasgos faciales, los participantes lograron diferenciar a los activos en un 64.56 por ciento de las veces pero a los pasivos solo en un 38.82 por ciento de las veces (las conjeturas fueron correctas en un 51.69 por ciento de las veces). Esto significa que los participantes demostraron una inclinación hacia los "estereotipos de hombres inspirados en la heterosexualidad", como dice en el estudio, a la hora de diferenciar a los activos. Cuando se publicó el estudio, el coautor Nicholas O. Rule dijo que los resultados se debían a los indicadores biológicos de la masculinidad (como el vello o la mandíbula cuadrada) y no a los indicadores de comportamiento. Esto quiere decir que solo porque un activo se vea como un activo no significa que no pueda actuar como Paul Lynde en un concierto de Judy Garland.Sin embargo, un estudio de 2011 escrito por los investigadores chinos y canadienses Lijun Zheng, Trevor Adam Hart y Yong Zheng reveló que sí existe una correlación entre la posición favorita de una persona y su comportamiento, al menos en los hombres gay chinos que estudiaron. "Las etiquetas sexuales autoimpuestas no solo distinguen los patrones de comportamiento sexual sino que también indican diferencias de roles de género entre los hombres chinos", dice en el estudio. Eso significa que los hombres que se identifican como activos en el estudio también identifican su propio comportamiento como más varonil y se inclinan más por "intereses propios de su género"; los que se identifican como pasivos son más expresivos y se apegan más a los roles del género femenino. (En otras palabras: los activos son de Marte y los pasivos de Venus.)
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No obstante, algunos hombres saben exactamente qué implican esos estereotipos y ya que ser pasivo es mal visto —gracias a una sociedad patriarcal que nos dice todo lo que es femenino está mal— buscan la forma de evitar que otras personas los identifiquen como pasivos . En un estudio de 2011, los investigadores Andrew Reilly, Danielle Young y Loriena Yancura analizaron la "identidad de posición sexual" (si un güey dice que es activo o pasivo), la imagen corporal y los niveles de homofobia de los participantes. "Los hombres homosexuales con un mayor grado de homofobia y que se identifican como pasivos son más propensos a ejercitarse para volverse más musculosos y negar que son pasivos", dijo Reilly. "Ya que tienes los músculos, te ven como heterosexual. Aunque también existe otro estereotipo: el pasivo fuerte y musculoso".A fin de cuentas, todos los demás investigadores con los que hablé dijeron que es casi imposible saber si un chico es activo o pasivo sólo por la forma en que se ve, se viste y se comporta.Hart dijo que era posible ver similitudes entre los activos y los pasivos "si estudias 400 activos y 400 pasivos". "Pero eso es muy subjetivo. Hay muchos activos que son afeminados y muchos pasivos que son varoniles. No hay que exagerar la importancia de una etiqueta". Hart dijo que si contáramos el número de veces que cada individuo ha tenido sexo anal activo o receptivo, veríamos que no necesariamente prefieren una u otra posición, como muchos creen.Y si estás volviéndote tan cercano a un güey como para que esto importe, lo mejor es averiguarlo a la antigüita: preguntándole.Sigue a Brian Moylan en Twitter.