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En mi opinión, es ilógico tratar de separar la personalidad y el comportamiento de Dalí de sus pinturas porque su obra trata sobre las inquietudes (masturbación, necrofilia) que menciona en su autobiografía; le temía a los genitales femeninos (hasta que conoció a su musa, Gala) y prefería masturbarse frente a un espejo. Las piezas como Cráneo atmosférico sodomizando a un piano de cola están cargadas con simbolismo sicológico: ¡la muerte es una chaquetota mental para los artistas! (También dijo al periodista británico Mick Brown que "no creía morir de ninguna forma") Algunas de sus travesuras contra la autoridad son interesantes. Por ejemplo: una vez condujo un Volkswagen cubierto de hierba por todo París; en otra ocasión dio un discurso en un traje de buceo y casi se muere. Otras acciones, a menudo al servicio del arte, fueron muy crueles: cuando Dalí colaboró con Philippe Halsman (que también escribió un libro sobre el bigote de Dalí) para crear la icónica foto Dalí Atomicus, el proceso requirió 28 intentos, lo cual habría estado bien de no ser porque cada intento significaba lanzar tres gatos al aire y aventarles cubetas de agua. (Además, Dalí tenía un ocelote como mascota llamado Babou, lo cual no es muy ético.)
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Breton bautizó a Dalí con el apodo de "Avida Dollars" por su codicia, un apodo bien merecido. En la década de los 70, Dalí pidió 100 mil dólares por hora para actuar como "el emperador del universo" en Dune, el proyecto ambicioso y fallido de Alejando Jodorowsky. En la década de los 80, poco antes de la muerte de Dalí, se descubrió que cometió incontables fraudes al inundar el mercado del arte con su firma. Lo que hacía era firmar hojas en blanco para que los falsificadores imprimieran imitaciones de sus pinturas y pudieran venderlas.Con tantas cosas en su contra, me pregunto: ¿era real? No sabría decirlo. Queda claro que, en parte, el objetivo de La vida secreta de Salvador Dalí es generar una discusión de recuerdos falsos y fantasiosos; algunos diseñados para volverse famosos. Los análisis literarios de preparatoria señalan la consciencia evidente que imprime Dalí en el tono de su autobiografía: Los títulos de los capítulos ("Autorretrato anecdótico", "Falsos recuerdos de la infancia", "Verdaderos recuerdos de la infancia") son autorreferenciales y el título imita la forma de describir los escándalos de alguien más. Sin duda, en la reseña (negativa) que escribió George Orwell sobre el libro, dice que la "maldad" de Dalí, ya sea real o imaginaria (aunque real por su peligrosa influencia), era una estrategia corriente del artista para acercarse y superar a Napoleón. Tal vez, hasta cierto punto, su bigote peinado hacia arriba era una herramienta, no solo para verse extravagante, sino para que lo reconocieran en todos lados. Después de todo, cuando se bajó de un auto en Barcelona, en la calle de Las Ramblas, "respondió a los aplausos y gritos de 'maestro' de los transeúntes saludando con la mano al estilo de la realiza", describe Brown.