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Música

Escuchamos música house por 66 horas seguidas

Esto es lo que pasa cuando escuchas ininterrumpidamente house del viernes en la tarde al lunes por la mañana, con varios clubs de por medio y audífonos para dormir.

Este artículo fue publicado originalmente en Thump, nuestra plataforma de cultura y música electrónica.

Es divertido cómo la música se pone y sale de moda, ¿o no? Hace algunos años, la música house era preservada únicamente por jóvenes en playeras rayadas que iban a clubes que se anunciaban en estaciones de radio que nadie escuchaba. Si te molestabas en escuchar música electrónica, era probablemente ese horrible electro que salía más rápido que un chico francés conquistando menores de edad. Sin embargo, en el 2015 todos escuchan house. Cada fin de semana y a lo largo de ella también.

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No obstante, la imagen que rodea a la música house continúa polarizada. Existen aquellos que la acusan de repetitiva y sin creatividad y otros que la veneran como la refinada versión tecnológica de la música tribal de nuestros ancestros, una eufórica mezcla de maquina y hombre. Estos últimos normalmente son las personas que no pueden pasar el día de Navidad sin estar texteando, igualmente es mejor no tomar tan en serio sus palabras.


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Nos dimos cuenta hace poco que el poder de la cultura house se derrumbará dependiendo que tan pronto se haga vieja. ¿Qué tanto house necesitas para desear arrancar tus oídos? Ninguno de nosotros tenía algo que hacer el fin de semana pasado así que decidimos descubrirlo. Acordamos comenzar tan pronto como dejáramos la oficina, a las 5PM del viernes, y terminar el lunes siguiente a las 11AM. Eso equivale a 66 horas de house, o 506,880 beats implacablemente pataleando en nuestros tímpanos.

Fuimos a tantas noches de house como nos fue posible el fin de semana, dimos nuestra propia fiesta de house y usamos audífonos mientras nos transportábamos, en la regadera o mientras dormíamos. Como parte de nuestra investigación altamente científica, decidimos grabar nuestro bienestar emocional con vibras en una escala entre -10 a 10, cada seis horas, todo lo que durara el fin de semana.

DÍA UNO: VIERNES POR LA NOCHE / SÁBADO POR LA MAÑANA

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Hora 1, 5PM: Amigos, esas no son miradas de concentración, son la expresión de la inexorable y completa aceptación de lo que iba a ser nuestra realidad por los siguientes tres días. Hecho divertido: la incesante música house hace que incluso navegar por Reddit parezca como que estás en una mal investigada película juvenil noventera sobre hackeo (todos saben que los hackers escuchan techno hemorrágico).

Hora 3, 8PM: Para el momento en que nos dirigíamos al primer club, el house no se había vuelto para nada repetitivo. De hecho, estábamos tan emocionados que nos arrancamos los audífonos y nos dejamos tragar por la meca de Essex, el club 93 Feet East. En el transporte, Matt también descubrió que no tendría que escuchar ninguna palabra que alguien le dijera, como estoy seguro podrán ver en la imagen de él actuando como australiano. Al carajo la gente, toda la comunicación que necesitamos la estamos haciendo con Kyle Hall.

Hora 4, 9PM: Llegamos al club y ya estábamos bastante trastornados por las vibras. Sabíamos que no estábamos al mismo nivel que este chico, que sonreía tanto que podías ver la esperanza en sus dientes, pero la idea de estar ahí y ser aceptados por los tipos de la fila nos ponía más felices y excitados.

Aproximadamente a esa hora, conocimos al legendario productor escandinavo de house, Santos Klauss, quién era muy agradable. Nos dijo que se apareció con su removedora de nieve porque escuchó que el evento sería un bloqueo.

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Hora 8, 1AM: No estoy seguro si medimos bien la hora, porque el tiempo había perdido sentido para nosotros. Pero en algún punto de la media moche, esta chica-mantis fiestera encontró su camino hasta nosotros, golpeando sus manos con una agresión que sólo alguien en una 4x4 podría dominar. Probablemente aún está por ahí —ya sin lentes— sacudiéndose en algún callejón de Brick Lane con un set de Roger Sanchez de seis horas repitiéndose de forma continúa, musicalizando su descenso a la locura.

Es en este punto, faltándonos aproximadamente 58 horas, que la ansiedad nos comenzaba a invadir, nos empezamos a preocupar. ¿Era eso lo que nos iba a pasar a nosotros también?

Hora 9, 2AM: Después de que nos ofrecieron un shot lleno de MDMA (¿Te lo tomas después de el limón y el tequila o antes? Siempre lo olvido) y de habernos tomado unas fotos con parranderos muy jodidos, dejamos 93 Feet East y eso abarato la experiencia para todos. Salven eso para el foro de Resident Advisor, insufribles puritanos del género.

Hora 11, 4AM: No se si lo puedan notar por esta relajada imagen, pero tan pronto como llegamos a Vagabonz, instantáneamente nos convertimos en los jodidos idiotas sin camisa de los cuales nos habíamos estado burlando más temprano esa noche. Las agresivas y optimistas vibras que emanaban del house habían comenzado a alterar nuestra química, estábamos en las primeras etapas de una transfusión de cinismo, pero a este punto, no nos importaba: ya habíamos atravesado el espejo. La música era mucho más divertida y ya habíamos olvidado nuestro terrorífico encuentro con la chica-mantis. No podíamos recordar un momento en el que esperáramos que ese día no se volviera a repetir.

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Ah! El área de fumar, la cúspide social del clubbing moderno, un lugar donde te puedes relajar y hablar con otra gente atractiva que, posiblemente por razones químicas, están extremadamente felices de estar en el mismo lugar que tu estas esa noche, donde puedes tener otro porro, o quizá un sitio donde puedas sentarte solo a escuchar música con audífonos, pareciendo un idiota.

Mientras platicamos sobre lucir como idiotas, un inesperado tema de conversación que surgió durante nuestro experimento es que la cantidad de ropa que Matt viste es inversamente proporcional a la cantidad de horas que escucha house. Así es como termino luciendo como un pirata balear. Cuando le pedimos que se pusiera algo de ropa, todo lo que pudo decir fue "el bajeo es mi ropa; ven y pasa tus dedos sobre las ropas que me hace el subwoofer". Afortunadamente esta chica estaba de humor para hacer eso.

Hora 12, 5AM: Algo que aprendimos en nuestro camino por el house, fue que la prolongada exposición a él hace un increíble trabajo atacando el bulbo rAOKIdeo (perdón), apagando por completo el sistema nervioso central. Francey tuvo que sentarse un rato mientras contemplaba el hecho de que sus piernas podrían no volver a funcionar de nuevo.

Hora 13, 6AM: Afortunadamente, la seguridad del lugar le hecho la mano para quitárselo de encima. El hombre era un obrador de milagros, como Jesús en Miami en un avión repleto de coca.

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Hora 18, 11AM: Eventualmente notamos que la gente que vimos en el área de fumar se había levantado para almorzar y los bares locales se comenzaban a llenar, así que dimos por terminada la noche y fuimos a casa. "The Whistle Song" no es una canción que pongas en tu playlist para ir a dormir junto a "Cucurrucucu Paloma" de Harold Budd (de verdad, la próxima vez que estés despierto a las 6AM porque se te ocurrió convertir tu corazón en un colisionador de partículas, trata de quitar esa última canción). Ninguno de los dos pretendía dormir con audífonos puestos y para este punto ya estábamos bastante desanimados.

DÍA DOS: SÁBADO POR LA NOCHE / DOMINGO POR LA MAÑANA

Hora 24, 5PM: Ambos amanecimos con migrañas que se empataban con la música que salía de las bocinas como si se tratara de un set de Bicep, así que como podrán imaginar no podíamos esperar para quitarnos los audífonos y musicalizar el sábado por la tarde de nuestros vecinos con el tipo de house que sólo escuchas en comerciales de autos alemanes.

Rápidamente desarrollamos una manera de fingir un semblante de sanidad con los ritmos 4x4. Matt se quitó la playera y comenzó a cocinar.

Mientras Francey tomó un analgésico y compró un cartón. Cada quién sus prioridades.

Hora 27, 6PM: Creo que estamos emocionados de salir —de nuevo— pero los dolores de cabeza estaban destruyendo nuestra energía. Necesitábamos más alcohol así que inventamos el "glow-jito". Hicimos algunas gárgaras con él y comenzamos a sentir el house de nuevo.

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Hora 29, 10PM: Para alcanzar nuestro deseado nivel de sensatez, decidimos que este experimento necesitaba de una perspectiva de fuera, alguien que fuera completamente objetivo. Es bueno escuchar la experiencia de quienes lo vivieron de primera mano, pero si siempre hiciéramos eso, terminaríamos creyéndole todo a esos fundamentalistas cristianos de la TV norteamericana que aseguran haber presenciado la vida después de la muerte.

Lo que necesitábamos aquí era un observador, un experto que pudiera decir la diferencia entre verdadero house y un sencillo de Fatboy Slim. Con eso en mente, llamamos a Clive Martin de "Big Night Out" para que actuara un increíblemente difícil test de sobriedad en nosotros mientras llegábamos a la mitad de la meta.

"Me acerqué a la casa del house con intrigante trepidación y una bolsa llena de Stella Artois. ¿Iba a ser esto una decepción? ¿Iba a entrar a un sitio con dos chavos jugando Fifa y agitando sus cabezas al ritmo de "The Rockafeller Skank"? O ¿Iba a ser testigo de una investigación psicológica que cambiaría paradigmas? ¿Podría ser esta la Prisión Experimental de Standford del EDM o solamente una muy mala excusa para llenarse de pastillas y obtener tragos a expensas de otros?

Al entrar al campo de concentración, algo parecía un poco raro. La atmósfera no se sentía opresiva ni traumática como me temía. En su lugar, se sentía intensa. Todos buscaban hacer amigos y escuchar sobre la vida de los otros mientras el sistema de sonido se escuchaba de fondo. ¿Era esta su música o ya habían terminado de escuchar sus temas favoritos de música house? Me preguntaba si quizá ya habían alcanzado el estado de euforia que no necesita de drogas del cual hablan los chicos de Creamfields.

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Corrí a hacer algunas pruebas y todo en ellos parecía bien (aparte de uno que otro experto en el alfabeto). Pero este era sólo el día dos. Sólo era una parada en los pits. Me hice a la idea de que a partir de aquí sólo podía ir para abajo."

Hora 30, 11PM: Para el momento en que llegamos al metro la buena vibra se estaba remontando. Tras ver a unos cuantos amigos y tomar unos glow-jitos más nos movimos hacia Holic, para asistir a Cafe 1001. Alguien trajo una clase de preparación para hacer gigantescas burbujas y convertimos la Linea Central en una clase de tierra mágica del psytrance, lo que hizo a todos de camino a Hainault sentirse bastante mal.

Hora 32, 1AM: Casi inmediatamente en la entrada, el síndrome de la mantis nos había consumido. Nos habíamos convertido en house. No había vida sin house. Algunas personas escogen vivir, nosotros escogimos algo más; escogimos el house. Cada que el DJ cambiaba de canción suavemente, nos sentíamos como gente nueva. Nueva gente mantis.

Hora 34, 3AM: Aunque Cafe 1001 usualmente es un lugar para que los turistas hipsters compren hamburguesas de $250 pesos que se deshacen tan rápido como las agarras, Holic nos hizo gritar realmente fuerte, en lo más alto de nuestra escala. Parecía que nuestros niveles de serotonina habían llegado al doble de lo ordinario. Estábamos atrapados en un momento, poseídos en perfecto balance entre un pasado al que no podíamos volver y un futuro que teníamos que alcanzar.

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Hora 40, 9AM: Para combatir el deterioro mental que 40 horas de house pueden tener en tu cabeza, es bueno mantener tu cerebro activo con una muy bien escrita lectura, atrapante y entretenida. Si no lo logras sólo consigue a una rubia que te lea la autobiografía de Chris Evans. Nada me envía más a la tierra de la quietud que escuchar sobre aquella ocasión en que Gazza y Noel Gallagher arrojaron al perro de Jimmy Five Bellies desde el puente de un ferrocarril.

A este punto nos encontrábamos muy orgullosos de nosotros. A pesar de algunos momentos de sacudida esta mañana, hasta ahora el fin de semana había sido increíble. Las cosas sólo se pueden poner mejor en el día tres, ¿cierto?

DÍA TRES: DOMINGO / LUNES EN LA MAÑANA

Hora 44, 1PM: Mierda, quizá no. Cuando Matt despertó era obvio que su mente siempre clara lo había abandonado. Nuestros dolores de cabeza empeoraban y estábamos en la zona de relegados de la mesa. Necesitábamos emborrachar a Matt y llevarlo a un club lo más pronto posible, así que fuimos a Kubicle en Basing House, el cual se realiza cada Domingo a las 2PM. Esto significa que mayormente se llena sólo con el staff del lugar, pero nuestra prioridad era tener a Matt apuntando en la dirección correcta.

Hora 46, 3PM: Si nunca has invadido la cabina del DJ a las 3PM en domingo no has vivido. Probablemente tampoco sabes que significa el house para aquellas masas desesperadas que acuden a Kubicle cada semana. Fue extremadamente difícil evitar los viejos clichés sobre la religiosa experiencia clubbing posiblemente porque nuestros cerebros están tan dañados por los ritmos 4x4 que tener pensamientos independientes está fuera de nuestros limites.

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Hora 54, 11PM: Mientras el resto de los británico desechan sus cerebros viendo X Factor los domingos, nosotros estábamos sumergidos en innecesarios lentes de sol. Para Francey, un joven hombre de Belfast, la experiencia de fiestar un domingo por la noche se sentía tan exclusiva que comenzó a creer que pertenecía a los Illuminati.

Hora 60 5AM: Matt se veía mejor. El ya no emitía palabras desde la hora 55, así que no podíamos decir si estaba bailando dormido o sólo muy borracho, pero realmente nos hizo sentir mucho mejor a todos en la habitación no verlo más los ojos.

Hora 61, 6AM: Nuestro único evento fue en un lugar llamado Aquarium. Todo lo que necesitan saber sobre Aquarium es que permanece abierto hasta las 11AM y tiene una piscina. Mayormente asiste gente que viene de fiestas femeninas y que acaban de salir de Pentonville. La música era del estilo de los remixes de Rihanna, la alberca estaba cerrada y la vibra se estaba hundiendo.

A pesar de ello había un sorpresivo número de asistentes, gente para la que temblar de frío en una helada alberca en un club de Shoreditch a las 6AM un lunes por la mañana es aparentemente normal. Pensábamos que íbamos por jamón, pero esta gente iba directamente por los puercos.

Hora 62, 7AM: La noche se llamaba "No puedo detenerme, no voy a detenerme". En el caso de este chico debió haberse llamado "No puedo detenerme, no voy a detenerme, pero debería detenerme".

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Hora 64, 9AM: Era nuestra hora de detenernos.

DÍA CUATRO: LUNES

Hora 68, 1PM: Terminamos durmiendo sin escuchar nuestras alarmas —los beeps electrónicos eran algo normal para nosotros en este punto que unos cuantos beeps más no iban a despertarnos— habíamos pasado inadvertidamente a la hora 68 de nuestro maratón. Para cuando finalmente despertamos, yo con Paul Johnson en mi oído preguntándome dónde estaba su pinche globo, el house nos había jodido los cerebros peor de lo que Pendulum arruinó el drum and bass.

Hora 69, 2PM: Ambos tomamos duchas de recuperación de media hora e intentamos re ordenar nuestras mentes. Pero no dejamos de escuchar house. Al carajo, ya habíamos llegado tan lejos y ahora no nos detendríamos. Walter Jones se escuchaba en el baño y ambos sentíamos como que habíamos llegado a una clase de lugar culposo. Se sentía como si nos hubiéramos tirado a la novia del otro.

Concluimos que la música house se pone mejor exponencialmente mientras más la escuchas, así como más y más adictiva. Comienzas a alabar al DJ y a notar los más ligeros cambios en la música; lo cual podría explicar la manía que aflige a la escena house cada que un nuevo subgénero emerge. Y, claro, también te da unos horribles dolores de cabeza.

En el curso de los dos días siguientes tuvimos que dejar de depender del sonido que había atrapado nuestros corazones, moviéndonos primero hacía el minimal techno (la metadona de la adicción al house), y entonces, gradualmente, hacía el silencio. Dulce y dichoso silencio de John Cage. A estas alturas, este ha sido uno de los mejores fines de semana de nuestras vidas. En el peor de los casos, sentíamos que David Morales nos había perforado el craneo.

Si alguna vez te has emborrachado o drogado hasta un punto donde no puedes sentir más emociones humanas, aquí esta nuestro fin de semana resumido en datos numéricos en esa "escala de vibras" que les hablamos.

EL HOUSE ES UN SENTIMIENTO

Sigue a Francey y Matt en Twitter: @matthewfrancey / @mattashea

Fotos por: Jake Lewis @Jake_Photo