Especial de narrativa: Sujeto de prueba

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Especial de narrativa 2015

Especial de narrativa: Sujeto de prueba

"Nadie honesto va sonriendo por ahí porque no hay motivos suficientes en la vida para hacerlo. Quien te sonríe sin conocerte no es otra cosa que un cretino falso".

Oleg me dijo que nunca debía confiar en alguien que sonriera a los desconocidos. De acuerdo con su teoría, nadie honesto va sonriendo por ahí porque no hay motivos suficientes en la vida para hacerlo. Quien te sonríe sin conocerte no es otra cosa que un cretino falso. Si de manera excepcional el sonriente en cuestión fuera realmente feliz, entonces además de cretino sería imbécil, y en última instancia, un cretino soberbio. En todo caso, un cretino capaz de cualquier cosa. Oleg se convenció de la conspiración de los sonrientes después del asunto con Lavina. Así había comenzado todo: Oleg era profesor de técnicas de dibujo humano, enseñaba proporción, estructura, exploración del movimiento y otros factores a tener en cuenta para el correcto trazo de la anatomía artística. Oleg guardaba los materiales cuando Vlad, perseguido por una patrulla del partido, irrumpió en el taller. Era casi un niño, delgaducho y temeroso. Vlad estuvo sonriente, animado, hablando y preguntando sobre pinceles, pinturas o los lienzos que miró las dos horas que Oleg lo mantuvo oculto. Le dio algo de dinero y le deseó suerte. Vlad le sonrío antes de saltar por la ventana. Dos semanas después Oleg fue arrestado. Pensó que lo acusarían de complicidad, en cambio, levantaron cargos de traición estética hacia los ideales del partido. El partido funcionaba mediante un sistema de delaciones que le ofreció a Vlad la oportunidad de evadir la pena de muerte si acusaba a sus cómplices, y para evitar traicionarlos, Vlad informó que en el taller de Oleg se hacía pintura abstracta. De nada sirvió que Oleg intentara hacerlos entender que los lienzos que Vlad había confundido con arte abstracto, no eran más que soportes donde quitaba el excedente de pintura a los pinceles. Un especialista del estado determinó que se trataba de piezas producidas con la intención artística legítima de representar la realidad mediante la abstracción. Oleg no estaba dispuesto a enfrentar cadena perpetua por esa estupidez, así que optó por confesar y pedir clemencia. El partido lo multó y fue obligado a tomar un seminario de ideología y arte propagandístico. Muchos de nuestros amigos en común, anticipándose a lo que pudiera ocurrir, asistieron al partido y juraron no tener ningún tipo de relación con Oleg y, tal como se esperaba, la universidad alegó faltas administrativas y lo cesaron con una indemnización. Oleg compró una casa de descanso en el lindero del bosque y dio la espalda para siempre a la ciudad. Una noche del siguiente invierno encontró a Lavina en la nieve. Oleg la cuidó hasta que pudo comer y caminar. Y supuso que se marcharía cuando estuviera del todo recuperada. Pasó el tiempo y Lavina no se marchó. Lo seguía a todas partes sin hacer ruido. Oleg llegó a creer que era muda pero decidió no darle importancia. Disfrutaba el silencio y ambos se habituaron pronto a esa calma doméstica. Hasta que una mañana salieron a caminar y había un hombre esperándolos. Sonreía. Oleg escuchó con atención. El hombre sonriente dijo llamarse Eric. Oleg notó que todas sus frases terminaban con una interrogativa retórica. Y notó que al pronunciar la erre su labio superior vibraba, dejando ver un poco de su encía, lo que daba aún más armonía a su rostro. Eric hablaba y sonreía, y Oleg no pudo darse cuenta cómo pero de pronto, también sonreía. Y sonrió durante una semana completa. Siete días después, al volver del bosque, Oleg se percató de que Eric se había marchado llevándose a Lavina. En su habitación encontró un cartel con propaganda de la división especial del partido dedicada a castigar aberraciones morales y crímenes contra la naturaleza, una copia del expediente de su proceso y un resumen de la ley de reincidencia. Por esos días manejaba el camión de una empresa subcontratada por el partido para entrega de materiales, hacía viajes breves a las ciudades cercanas y me pasaba a ver a Oleg con provisiones y noticias de la ciudad. Le conté que la nueva locura era la desaparición de perros. En el radio se manejaban varias hipótesis: un operativo secreto del partido pro limpieza de las zonas de confluencia civil y una banda de traficantes que presuntamente venderían a los animales para consumo humano. Pero la más divertida era sobre una secta de fanáticos que los sacrificaba en nombre de algún dios. Oleg me ignoraba y bebía cada vez más vodka. Le conté sobre Kat, una mujer que había conocido en la ruta de las entregas. Tal vez buscando sacar a Oleg de su estado le conté cierta información confidencial. Pero yo podía confiar en Oleg. Porque Oleg nunca sonreiría a los desconocidos. Entonces recordé que la primera vez que vi a Kat, me sonreía y recordé haber preguntado qué hacían en la base exactamente y por qué era tan secreto. Y Kat no se puso nerviosa y en lugar de responderme, me besó. Pensé en Kat sonriendo en alguna parte, en algún punto de coordenadas secretas, en el mismo bosque donde ahora Oleg abría su segunda botella de vodka.

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El reporte detalla que el complejo no estuvo bajo riesgo de espionaje durante el desarrollo de la misión. Especifica la serie de equivocaciones y errores humanos en los que el sujeto de prueba intervino por casualidad, alejándose de los límites del complejo alrededor de siete kilómetros latitud sureste, donde fue encontrado y atendido por un disidente del sistema que fue debidamente reducido. En la reunión extraoficial, antes de la firma de las documentaciones correspondientes, se congregó al equipo de médicos a cargo del programa y tal como señalan los añexos, pudo corroborarse el evidente lazo entre el sujeto de prueba recuperado y la doctora Ekaterina Kat Dimitria Tereshkova. Del mismo modo se hace hincapié en la cancelación inmediata de la operación de sustracción de sujetos de prueba, con el fin de evitar filtraciones potenciales durante los intercambios del material. A las cinco horas 30 minutos y 42 segundos del 3 de noviembre de 1957, el cohete R-7 No M1-2PS despegó del Cosmódromo de Tyura-Tam en perfectas condiciones. El Sputnik 2, pegado a la etapa central del Semiorka, quedó situado en una órbita elíptica de 225 x 1,671 kilómetros, convirtiendo al sujeto de prueba suplente denominado Laika en el primer cosmonauta de la historia. Durante las cinco horas posteriores al despegue el sujeto de prueba suplente se encontraba vivo y en buenas condiciones a pesar del aumento de su ritmo cardiaco. Sin embargo, pasadas las 10 horas 36 minutos y 56 segundos, una falla mecánica en el sistema encargado de disipar el calor del satélite causó la muerte del sujeto de prueba por motivos relacionados con las altas temperaturas alcanzadas dentro de la cabina. Los especialistas determinaron que la magnitud de su sufrimiento sólo podía ser comparado con su heroísmo y servicio prestado en el nombre del partido. En un apéndice del documento, se anota que al momento del deceso del sujeto de prueba suplente en adelante referido como heroico reemplazo, en el complejo de entrenamiento de vuelos suborbitales, orbitales e industria cosmonáutica se registraba una baja del personal especializado en la figura de la doctora Ekaterina Tereshkova ocurrida durante el asalto a la zona de contención para sujetos de prueba perpetrado por un intruso abatido sin contemplaciones. La causa del ataque es desconocida. Al margen de los sellos se reitera que el proyecto nunca se vio comprometido. El archivo se clasifica bajo la rúbrica "Abierto el camino del hombre a la conquista del cosmos". El sujeto de prueba original, denominado Smelka, regresó una noche antes del lanzamiento sin características físicas anormales. Llevaba una placa de identificación. Podía leerse: Lavina.

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