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Cultură

En México una mujer manda a chingar a su madre al clero

Julia Klug es una activista que lleva años en pie de lucha en contra de la iglesia católica.

Julia Klug frente a la Catedral.

Cada vez que pasaba frente a la Catedral de mi querida Ciudad de México o iba hacia Madero a reventarme unos tacos de canasta, veía una señora disfrazada de obispo o de monja junto a un tipo mentándole madres a la Iglesia Católica. Una que otra vez me detenía a escuchar su discurso, pero hoy ya no pude más y fui a conocerla. Esa señora se llama Julia Klug y viene de Guatemala.

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July, como le dicen sus amigos, se define como activista y dice, su lucha es por un Estado laico y por un castigo firme a los sacerdotes pederastas, más allá de lo que puedan decir los de un bando o los del otro –que si es una mentirosa, comunista, prostituta, o por el contrario, un ángel o una real pensadora–. Julia Klug tiene 58 años y muchos de esos años los ha vivido criticando a la Iglesia en un país de católicos.

Decidimos platicar con ella para conocer el por qué de todo esto.

Hola, Julia. Comencemos con la pregunta romántica: ¿quién es Julia Klug en realidad?
Una mujer a la que le encanta el hogar. Me gusta mucho cocinar, no le tengo miedo al quehacer de la casa y me encantan los animales; tengo como 30 canarios y una perrita que se llama Manchitas. Adoro a mi nieta, con la que juego mucho y no me gusta ver películas.

¿Y la televisión?
Odio la televisión, pero mi vicio es estar tres, cuatro o hasta cinco horas en internet. Me duele salirme del internet para dormir, soy fanática del Facebook aunque ya me lo bloquearon dos veces. También tengo amigos de Anonymous, son buenas personas.

¿Qué haces antes de llegar al Zócalo?
Me paro a las 4:30 de la mañana, dejo a mi nieta en la vocacional, desayuno, me meto un rato a internet a investigar qué ha pasado y me baño; arreglo mis cosas y me vengo para el Zócalo. Llego aquí a las 11 de la mañana y me retiro a las cuatro o cinco de la tarde.

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¿De dónde eres originaria?
Nací en Guatemala en un estado que se llama Cobán, Alta Verapaz y tengo 39 años de vivir en México. He trabajado en la policía, como maestra de manualidades y he tenido muchos trabajos dentro del mismo gobierno.

¿Cómo fue que llegaste a México?
Escapé de mi país porque mi suegra me golpeaba muy feo. Ella decía que no quería que llenara a su hijo de hijos y cuando yo resultaba embarazada, la señora me llevaba a que me metieran una sonda y me hacía abortar. Yo me pasé porque no quería seguir viviendo ahí. Así fue como yo llegué a México.

¿De qué forma comenzaste a manifestarte afuera de la Catedral?
Mi activismo comenzó en 2006. Venía sola y pegaba mis cartulinas en las rejas de la Catedral, vestida de militar con cuello de sacerdote, una escopeta y una biblia en la mano porque yo fui violada a la edad de siete años por un cura. Mi abuela era la que me llevaba a la Iglesia y cuando yo le decía “abuelita, el padre me agarró aquí”, me contestaba: “cállate la boca, no digas nada”. A mí me desespera ver que los obispos dicen “es que los niños nos provocan”, ¿y entonces tú tienes mierda en el cerebro o qué, cabrón? Después conocí a este señor [con quien se manifiesta a diario] y ahora formamos una muy buena mancuerna.

¿Cuántas veces te violó el padre?
El cura me violó tres veces.

¿Dónde te violaba el cura y cuándo tenía oportunidad de hacerlo?
Adentro de la iglesia, en lo que mi abuela se metía al mentado sagrario a rezar el rosario, el cura me llevaba para donde según ellos oran en privado y ahí me decía que yo tenía que ser Eva y él iba a ser Adán mientras me metía la mano, mi cuerpo temblaba; ya cuando pasó lo peor yo le dije a mi abuelita: “El cura se me montó”, porque no sabía qué me hacía él. A mí me da asco mi abuela, ha de estar en el infierno junto con esos cabrones, no pienso perdonarla porque ella no sabe el daño que me hizo al callarse.

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¿Cómo fue tu relación con la Iglesia después de que te violaron?
Yo no volví a la Iglesia después de haber sido violada. Empecé a odiar a mi abuela porque nunca hizo nada ni dijo nada y seguía yendo a rezar el rosario; volví a la Iglesia hasta cuando me casé a los 14 años y el cura que me casó fue el cura que me violó. Estar hincada en el altar frente al cabrón que te dio en la madre de niña es algo que no le deseo a nadie. Ahora está muerto, lo masacraron hace apenas seis años, lo ametrallaron afuera de su iglesia.

¿Qué piensa tu familia acerca de tu lucha?

Mi hijo me decía “mamá ya párale, ya deja de meterte en problemas”. Mi hijo era un ángel pero me lo mataron. Mi hija es mi enemiga más fiel, incluso en internet hay un blog donde me tira a matar y me da tristeza, aunque antes me apoyaba.

¿Sabes por qué?

Mucha gente me dice que seguramente la Iglesia le llegó al precio.

¿Y tú crees eso?

Sí, sí lo creo. Yo pienso que posiblemente le llegaron al precio porque dice cosas muy fuertes de mi vida que no puede probar.

Si el activismo que haces aquí en México lo hicieras en Guatemala, ¿qué crees que pasaría?

Allá me hubieran quemado viva, allá está peor.

A Julia la puedes ver todos los días entre la plancha del Zócalo y la calle Madero, en el Centro Histórico, D.F.

@nohagollamadas