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En abril de este año, 70 kilos de cocaína negra fueron incautados en la ciudad de Timisoara, en Rumania. La droga había sido camuflada al interior de un cargamento de muebles que tenía como destino España y era transportada por un colombiano, un venezolano y un rumano. El hallazgo más reciente de cocaína negra se produjo hace solo un par de meses, de nuevo, en el aeropuerto bogotano, cuando Mona, un perro con mejor suerte que Boby, detectó la presencia de cocaína oscura en varios tóners para impresora que tenían como destino Ciudad de México.¿Cómo llegó esta fórmula a las manos de los narcos colombianos? Nadie sabe a ciencia cierta. Pero según Ivan Baramdyka, un exmilitar estadunidense nacido en Bogotá, él ayudó a Pinochet y a Berríos en la tarea de exportar cocaína a Estados Unidos y Europa. Así lo dice en su libro Confesiones de un narco, en el que afirma que, durante la misma época que se empezó a producir la coca negra, Berríos trabajaba en paralelo para narcotraficantes colombianos que frecuentaban su laboratorio de Talagante.
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