Desde hace dos años me fijo en los adornos navideños colocados en los lugares más deprimentes por los que paso.Ya sea en el Departamento de Tráfico de una ciudad, en un cementerio o en un hospital donde llevan a los niños a recibir tratamiento para combatir el cáncer, parece que todos quieren contagiarse un poco de la alegría de esta época del año.