El fin de semana pasado, el festival de la flor de cerezo Sakura Matsuri Cherry Blossom del Jardín Botánico de Brooklyn—una explosión de arcoíris y colores pastel que celebra la llegada de la primavera a Nueva York—. Los cosplayers y otros entusiastas kawaii presumieron sus elaborados y coloridos atuendos con los árboles rosas en plena floración de fondo.El programa de dos días del Sakura Matsuri incluía más de 60 eventos y presentaciones para celebrar la cultura japonesa antigua y moderna. Uno de los eventos era un desfiles de moda cosplay, donde la gente se vestía como personajes de Sailor Moon, Pikachu o con trajes de robots de más de dos metros al ritmo de las voces agudas del J-pop y el J-rock. Sin importar qué tan oscuro fueran los personajes, todos parecían saber de quién iba disfrazado cada uno de los asistentes del festival.
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Pese a la abundancia de listones, kimonos, pololos, orejas de gato, zapatos de plataforma, fondos con volados, delantales, brillitos, sombrillas y demás baratijas de anime, los fans reunidos no solo mostraban una moda. Para muchos, lo kawaii es una representación y una búsqueda compleja de todas las cosas felices y positivas; es una forma de vida. El fotógrafo Aaron Purkey asistió al festival de 2016 para documentar las flores, los fans y la ternura sin igual.Si quieres ver más de la obra de Aaron, visita su página de Instagram.
