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Freelancers, mariguana y Twitter

‘México tiene que aprender de AL en materia de derechos humanos’, Alejandra Ancheita.

Fotos por José Luis Martínez.

Alejandra Ancheita es una abogada mexicana y defensora de derechos humanos que dirige la ONG ProDESC, y cuyo proyecto para ayudar a trabajadores mexicanos migrantes en EU, así como muchos otros, le valieron la nominación al Premio Martin Ennals, que es como el Nobel en temas de derechos humanos.

Como en México tenemos violaciones de derechos humanos y de todo tipo a diestra y siniestra, fuimos con Alejandra para que nos platique un poco sobre su trabajo y su carrera.

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VICE: ¿Por qué crees que en México en particular haya históricamente tanta saña de género? Parece ser que feminicidio casi es un término acuñado en este país…
Creo que hay diferentes razones. Desafortunadamente no sólo en México sino en el mundo hay todavía una estructura social en donde los valores del dominio son muy reconocidos, y además el dominio vía la violencia es algo que se va convirtiendo en una práctica cada vez más cotidiana y cada vez más aceptada. En México hay dominación hacia las mujeres, el abuso hacia las mujeres y las demás personas que son consideradas socialmente vulnerables, como las comunidades indígenas los propios niños… Ahora hay una discusión muy importante sobre las personas que están en condición de calle, acaba de salir todo un pronunciamiento de varias organizaciones en una abierta denuncia sobre una política que ellos consideran una política de limpieza. Entonces hay una evidente sobrevalorización del dominio hacia los diferentes y específicamente hacia las mujeres.

Otra desafortunada característica de la violencia hacia las mujeres es que en México esta violencia se ha naturalizado, se permite socialmente, se justifica socialmente y aún cuando ha habido muchos avances en materia legislativa, no hay realmente una acción por parte del gobierno mexicano que asegure que cuando las mujeres que sufren una situación de violencia y deciden denunciar haya una investigación de la situación, una identificación de los responsables, una sanción a los mismos, pero además que como gobierno también desarrolle una serie de medidas de no repetición. En la medida que no hay esa voluntad política para erradicar la violencia contra las mujeres se sigue construyendo un círculo de impunidad. Entonces la impunidad da un mensaje social de que los hombres o cualquier persona pueden actuar directamente hacia una mujer y no hay peligro de que sean sancionados. Hay una permisividad social pero también institucional de la violencia hacia las mujeres.

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Pienso en la violencia de género, explotación de trabajadores tanto en México como en Estados Unidos… ¿Cuál podría ser un problema similar a estos pero que está mucho más escondido y del que se habla mucho menos?
Estas condiciones de discriminación dan como origen condiciones de trabajo forzado.

¿Qué hay de la clase media? ¿De los derechos laborales después de la reforma laboral? ¿Qué crees que pase con los trabajadores que cada vez más están a expensas de firmas trasnacionales, prácticamente sin derecho para conformar sindicatos? ¿Qué hay de los freelancers?
Es una pregunta muy interesante porque evidentemente hay una clase trabajadora muy joven en el país. Hay muchos hombres y mujeres jóvenes que están entrando al mercado laboral, sin embargo, con la propia reforma a la ley federal del trabajo, las condiciones de seguridad social de estos jóvenes trabajadores son cada vez más precarias.

Todos los derechos que se habían ganado en términos de derechos laborales, económicos y sociales para los trabajadores y trabajadoras se han reducido. Y lo que se ha formalizado es la precarización y la flexibilidad en las relaciones de trabajo, que da como resultado estos contratos temporales que ya están establecidos en la ley federal del trabajo, o estas condiciones de trabajo, como planteas, freelancers o consultores, que lo que hacen es hacer cada vez más ligera la posibilidad de que si hay una violación a sus derechos como trabajadores, ellos puedan denunciar y a la vez encontrar un remedio claro hacia esa violación. Y creo que un reto para los jóvenes es conocer de nueva cuenta sus derechos como trabajadores en esta economía globalizada. Estos jóvenes están teniendo las mismas condiciones de trabajo de otros jóvenes en otros países porque tiene que ver con cada vez más las empresas son quienes van definiendo las políticas laborales y de contratación que dejan en una indefensión más grande a los trabajadores, y que les deja mucho más dinero a esas empresas por el trabajo que estos trabajos realizan en situaciones más precarias.

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¿Entonces tú propondrías que los jóvenes se informaran más?
Todos los jóvenes tienen el derecho de conocer cuáles son sus derechos laborales. Pero también es muy importante saber cómo usarlos, cómo demandarlos. También hay obligación del gobierno de asegurar que estos jóvenes entrenen al mercado laboral y que puedan conseguir una vida digna: no es sólo que ganes un poco más del salario mínimo, sino que a partir de tu salario tengas la posibilidad de tener acceso a la vivienda, a la salud, a espacios de recreación y a una alimentación adecuada. Que puedas procurar vida digna también para tu familia, si decides tenerla. Hay que empezar a crear esa conciencia.

¿Cómo podemos mejorar la condición de los derechos humanos en el país desde nuestra vida cotidiana, si tomamos en cuenta el descrédito que hay de las instituciones que se supone que deben defender nuestros derechos?
En lo que respecta a las instituciones es bien importante identificar que hay una historia muy larga y muy dolorosa de corrupción e impunidad. Y que eso tiene que ver con la falta de credibilidad de la sociedad mexicana frente a las instituciones. Pero en la vida cotidiana nosotros también incurrimos en actos de corrupción. Una de las principales herramientas para ir cambiando esa percepción es ir asumiendo una responsabilidad mucho más colectiva de lo que implica vivir en una sociedad y también lo que implica de lo que hacemos en el día a día para mantener las condiciones de impunidad y corrupción.

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Alejandra Ancheita, directora de ProDESC, durante una reunión de ejidatarios de La Sierrita, Durango, en 2013. Foto por Joshua Berenson.

¿Cuál es el mayor peligro que enfrenta un defensor de derechos humanos en México?
Creo que parte de las condiciones de mi nominación al Martin Ennals tiene que ver con las condiciones de riesgo que hay para la mayoría de defensores de derechos humanos en México. La oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos sólo del 2010 al 2012, reportó 89 agresiones a defensores de derechos humanos [en México]. El mecanismo federal de protección ha recibido 130 peticiones de protección de defensores y periodistas y la comisión de derechos humanos del DF, lleva un registro nacional de agresiones 809 agresiones contra defensores a nivel nacional. La red nacional de defensoras de derechos humanos 2013, reportó 242 agresiones a mujeres defensoras, de las cuales el 95 por ciento están en total impunidad. Estas cifras te hablan de un riesgo muy alto de los defensores. Las agresiones van desde amenazas de muerte, o de violencia hacia ti, hacia tu equipo, hacia tu familia, hasta intimidación, seguimiento, agresión física, violación sexual, desaparición forzada y asesinato.

¿Has sentido algún cambio del sexenio anterior a éste en cuanto a la violencia o sigue igual?
Pues es muy complejo porque evidentemente el sexenio anterior fue un aumento muy exacerbado de la violencia hacia la sociedad, a partir de las políticas que el ejecutivo federal implementa en la lucha contra el crimen organizado. Y quienes se han visto más afectadas han sido las comunidades, ni siquiera hubo una disminución del crimen organizado.

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¿Cómo ves los derechos humanos en Latinoamérica, en comparación con México?, ¿se respetan más?
Creo que depende de los países. Por ejemplo, ha habido un avance importante en materia de derechos humanos en países como Argentina. Después de la dictadura militar que sufrieron tuvieron una transición muy cuidada hacia la democracia, y llevaron a la justicia los delitos que se cometieron durante la dictadura. Chile está en esa transición también después de la dictadura.

Uruguay, que a pesar de que es un país pequeñito, nos da un ejemplo de un gran avance no sólo en materia de derechos humanos sino en materia de una democracia real. Donde los estándares de vida digna son casi para la mayoría, tiene un presidente que da lecciones de humildad y visión política a los otros presidentes en el mundo… Pensábamos que Brasil estaba avanzando pero ahora con todas estas manifestaciones vemos que todavía hay un reto. Venezuela ha sido muy complejo entender qué pasa en materia de derechos humanos. Y en El Salvador y Guatemala ha sido muy difícil de remontar después de la guerra civil que ambos países enfrentaron.

Pero Guatemala da visos de que la sociedad civil quiere remontarla. El último periodo del juicio contra [el ex presidente Efraín] Ríos Mont en donde se demuestra legalmente que fue responsable de genocidio fue un avance muy importante, aunque después se haya echado para atrás la resolución.

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México tiene muchas lecciones que aprender de estos países.

Hablando de Uruguay, ¿crees que la legalización de la mariguana es una vía para aminorar la violencia en México?
La legalización de la mariguana —se ha demostrado internacionalmente— es una vía para ir resolviendo la violencia que se da en el proceso del tráfico de drogas. La legalización es una parte de una política mucho más integral, que se tendría que estructurar con los países involucrados en la venta de drogas.

Evidentemente es un paso importante el legalizar la mariguana, y puede ayudar a amainar el las violación de derechos humanos.

¿Cuál fue la causa o la situación que te hizo empezar a defender los derechos humanos?
Son varias situaciones. Un elemento muy importante fue mi formación. Crecí en una familia donde los valores como la justicia y construir vida digna eran muy fuertes. También tuve la oportunidad de hacer la carrera de derecho en una universidad pública, estudié en la Universidad Autónoma de México, en Azcapotzalco.

¿Hace cuánto?
Empecé mi carrera de derecho en el ’94, en el año del levantamiento del EZLN en Chiapas. Era un momento muy importante, de mucha efervescencia al interior de la universidad de encontrar este nuevo actor político. Con un discurso muy claro sobre la discriminación y el racismo que viven y vivían las comunidades en el país. Y también con una postura muy clara de no pedir permiso sino hacer una exigencia de sus derechos. Y tuve muchos maestros que participaban activamente en las discusiones de qué implicaba, por ejemplo, lo que después se convirtió en la reforma constitucional, y es toda esta propuesta del EZLN y el movimiento indígena en general, sobre el derecho a la autodeterminación como pueblos indígenas y también otra discusión era que las mujeres indígenas planteaban en ese momento.

Todo lo que implicaba la naturalización de la violencia hacia las mujeres indígenas basada en los usos y costumbres. Las mujeres zapatistas con la ley revolucionaria de mujeres zapatistas hace un parteaguas muy importante: no necesariamente todas las costumbres las queremos mantener, y queremos mantener las costumbres que no dañan nuestros derechos y nuestra dignidad. Eso marcó mi definición de dedicarme a la defensa de los derechos humanos.

¿Por qué no usas Twitter, que me parece una red social bastante horizontal, y prácticamente ha sido la red social por definición de los activistas de derechos humanos?
Nunca me lo había planteado. Institucionalmente tenemos el Twitter de Prodesc pero yo… no soy renuente a la tecnología pero mi trabajo implica poner mucha atención a análisis muy complejos y a estar en contacto directo con la gente. Y el Facebook lo uso para dar a conocer noticias y postear cosas que me parecen interesantes. Pero el Twitter… no he podido adecuar mi ritmo de vida y de trabajo, pero creo que sí, las herramientas de los medios de comunicación evidentemente dan acceso a información muy pronta y muy horizontal. Pero espero empezar pronto [con Twitter].

Gracias, Alejandra, y suerte con la nominación.

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