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Música

Fuego amigo

Una noche con Pegasvs y los Punsetes.

Los Punsetes son cinco; Pegasvs son dos. Los primeros se cagan mutuamente desde que estudiaron la licenciatura; los segundos son una pareja arrejuntada y apacible. El grupo abandera el indie rock que viene de Pixies y Sonic Youth; el dúo se reviste de sintetizadores y música electrónica motorizada, merodeando el krautrock. Los de Madrid avientan palabras y bromas y burlas como gallitos de pelea; la pareja barcelonesa murmura y se ríe en los dobleces de sus manos.

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En el trabalenguas que son sus nombres, estas dos bandas llegaron a presentar sus nuevos discos a una fiesta privada de VansClassic & MexicoCity, y un concierto en el Caradura, en el DF. “Pungasvs”, les llaman en broma algunos, sobre todo ahora que comparten en escenario. Y el asunto no está tan dispar como parece.

Ambas bandas no pueden evitar rendir tributo a Hidrogenesse, los líderes secretos del electropop en España. Ambas no pueden disimular el montón de jet lag que cargan al llegar al Distrito Federal. Y ambas no dudan en tomar la oportunidad de aquel 24 de agosto de subir al atrio de una iglesia derruida en la colonia Cuauhtémoc y, sin decir agua va, espantar a cualquier espíritu atorado en el lugar con un estruendoso concierto.

A la yugular estilo Punsete

En la tarde antes del evento, a Ariadna, la vocalista de los Punsetes, le remuerde un poco la conciencia la letra de una de sus canciones: “Yo me he planteado si es oportuno o no decir ‘Que le den por culo a tus amigos’. Pero creo que lo vamos a decir”.

Pero lo que dice es una mera formalidad. El quinteto de Madrid sostiene lo contrario cada que puede: tanto el video de “Tus amigos”, de su segundo disco, como su nuevo video “Alferez Provisional”, son un ejemplo de valemadrismo puro. Desde bicicletas con dildos hasta muñecos vudú, tanto discutir a Nick Cave como Peña Nieto y Aristóteles, su amistad es un campo minado.

Los cinco, repartidos en un par de sillones durante la conversación, no aguantan la tentación de interrumpirse o señalar las idioteces que dicen los otros. El más elocuente en esa tarde es Chema, el baterista: “La solemnidad es una cosa que da un poco de vergüenza ajena y que muy poca gente consigue administrarla con el suficiente tino para que no dé ganas de vomitar”.

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Y luego Manu, guitarrista, también conocido por sus proyectos como Antonna: “A mí me gusta que cualquier grupo tenga un componente humorístico controlado y elegante”. Lo interrumpe Chema para decir que es a título personal, se ríen y continúa: “Me gusta el humor que hay en las canciones de Hidrogenesse, que lo hay. Me gusta el humor que hay en las canciones de Kraftwerk, que lo hay. Renunciar a eso es tomarte muy en serio.”

Con su tercer álbum, Una montaña es una montaña, libraron esa difícil batalla y conservaron su humor ácido al mismo tiempo que asentaron su sonido como banda. En el escenario son inconfundibles: mientras la banda hace shoegazey se arremolina con las guitarras, Ariadna permanece sostenida, mirando hacia el frente, una estatua de espíritu punk.

Lanzado este año, su tercer disco fue producido por El Guincho. Dice Antonna: “Es una metáfora cursi o lo que sea, pero si tienes un bloque de unas cuantas canciones pues más o menos has modelado algo. Pablo El Guincho lo que hace es limar asperezas y sacar un poco más lo que hay ahí dentro, como un escultor, vamos”.

No pasa un minuto y Antonna ya se burla de sí mismo y de su frase “poética”. En broma, compara su nuevo disco con el Ecce Homo de Borja. Los otros cuatro le siguen el juego.

El vuelo del álbum de 60 pesos

Sobre el escenario, Sergio y Luciana están uno frente al otro con sus sintetizadores y cajas de ritmos, protegidos por un armamento de sonidos que les ha valido comparaciones con Suicide y Young Marble Giants así como con Broadcast y Kraftwerk.

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Además de sus tantas visitas a festivales, alcanzar buenas ventas con su primer disco y llegar alto en menos de un año, Pegasvs también tuvo el tino de arrasar con un montonal de virginidades de chicos y chicas que jamás habían descargado música legalmente.

“Cuando salió el disco en Twitter, había mucha gente que ponía… ‘Me bajé un disco legalmente por primera vez’”, dice Luciana entre risas.

Historias del mismo giro abundan en internet y el dúo de Barcelona lo tiene muy en cuenta. Sesenta pesos (cerca de tres euros) cuesta su primer álbum en iTunes, y es algo así como la mitad del costo de un disco regular: el punto medio entre la nada y el precio que ponen las discográficas. Considerando las buenas críticas al disco, es una subvaluación total. Quizá por eso llegaron con relativa facilidad al top de descargas de discos la semana de lanzamiento,… hasta que les piratearon el álbum, según cuenta Sergio.

Pero hablan de esto con más intriga que enojo, como si quisieran lanzar un CSI exclusivo para la situación.

Igual, su banda comenzó en lo gratuito. Lo primero para ellos fue colgar las canciones desde SoundCloud; de ahí salió su enlace con una discográfica independiente, Canadá, como el cuarto álbum de su catálogo.

Pegasvs fue producido por el mismo Sergio, quien también toca con Joe Crepúsculo, además de otros tantos proyectos. Le tocó la doble pelea de forjar un disco redondo mientras encontraba su sonido: “Yo quiero pensar que suena como nuevo. Pero es lo que yo quiero pensar”.

Claro que la versión de Luciana del proceso de producción es completamente distinta. Un rápido piquetito a las costillas para no olvidar: “Sergio fue cayendo en una espiral de sonido”, y ríe, “pero salió de ella”.