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Sexo

Fui a hacerme una prueba de sida

Es más divertido irse de putas pero bueh...

El año pasado se diagnosticaron más de nueve mil casos nuevos de VIH en México. Topo que algunos de ustedes están hartos de escuchar al respecto pero ni modo, mis caritas de popó, es un tema muy importante y tenemos que abordarlo. Si no me creen, láncense a una clínica a hacerse una prueba gratuita (como acá su servidora que fue a la Clínica Especializada Condesa), a ver si a ustedes no los cubre una pinchi nube negra de recuerdos sobre todas las veces que han sido negligentes y hasta de sus malas elecciones de pareja.

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Desde el primer caso registrado en México, en 1983, hasta 2013 se han reportado 216,520 casos de VIH/SIDA. Pero léanle bien, morros: esos sólo son los casos que han pasado por el tamiz de las instituciones y cifras oficiales. El Onusida calcula que 48 por ciento de las personas que viven infectadas no lo sabe (¡pum!)

Antes que nada, vámonos con la micro lección científica que ya es casi costumbre: Cuando un virus o una bacteria nos infecta, los linfocitos CD4 son las células que se encargan de activar y dirigir a otras células que generan los anticuerpos que ocupamos. Digamos que las células CD4 funcionan como un radar que detecta los agentes patógenos y manda las respuestas necesarias para eliminarlos.

Como ya les había contado, los virus tienen ADN, implantan proteínas en las células que invaden y alteran su forma habitual de comportarse. El trip con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es que justamente se aloja en los linfocitos CD4 dándoles la orden de reproducir el virus e inhabilitando, poco a poco, la respuesta inmune.

Tons, llega un punto en el que el VIH se reproduce lo suficiente como para chispar por completo el radar inmunológico, el conteo de células CD4 baja dramáticamente y se considera que ya es un caso de síndrome de inmunodeficiencia adquirida, SIDA, pues (cuando ya eres extremadamente vulnerable a una “infección oportunista”, que les dicen).

El SIDA puede tardar entre dos y 15 años en manifestarse, pero el VIH puede detectarse, con total seguridad, a los tres meses de exposición porque el sistema inmunológico produce anticuerpos intentando combatirlo. De hecho, la mayoría de las pruebas de VIH buscan esos anticuerpos (en particular las rápidas, cuyos resultados están listos en unos 20 minutos), sólo después se busca el ADN del virus para confirmar los diagnósticos.

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Yo me hice una de estas pruebas rápidas y sí, medio me cagaba de miedo. Todo lo que necesitas es una identificación y dos horas. Primero pasas a un saloncito, con bancas de escuela y todo el chou, a llenar una encuesta sobre tus hábitos sexuales y de consumo de drogas, entre otras jocosidades. Una vez terminado el posible trip culpígeno, vas con una amable señorita que te hace un registro, sobre todo para abrirte un expediente ahí en caso de que resultes positivo; así puedes recibir asesoramiento y medicamentos gratuitos.

De ahí vas al laboratorio, donde el personal médico (que, curiosamente, no es tan amable) te saca cuatro mililitros de sangre. Y sigue lo bueno: la espera en el pasillo/sala de espera. Todos los que estábamos ahí, en algún punto u otro, teníamos cara de “chale-chale-chale-chale”… Igual porque no lo consideramos algo muy real hasta que la vemos cerca.

La cosa es que muchísimas personas no presentan síntomas hasta que el VIH ya está completamente instalado en sus cuerpecillos y, por si fuera poco, los síntomas que llegan a aparecer se confunden muy fácilmente con enfermedades comunes que vienen y van, como gripas e infecciones gastrointestinales.

Algunos pueden ser abordados por “la gripa más culera del mundo” entre los dos y tres meses posteriores al contagio. Eso se llama Síndrome Retroviral Agudo, es la respuesta defensiva del cuerpo y las probabilidades de transmitir el virus aumentan bastante durante ese período. Los síntomas del SRA incluyen fiebre, dolores musculares, fatiga extrema, inflamación de ganglios, llagas en la boca, pérdida dramática de peso, escalofríos y dolor de garganta.

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Pero, insisto, no toda la banda presenta síntomas, por eso muchos no saben que están infectados y por eso es importante ir a hacerse una prueba pasados tres meses de la última actividad riesgosa (entiéndase: la última vez que cogiste sin condón, usaste una jeringa no esterilizada e incluso si diste un mamey o comiste coño teniendo heridas en la boca).

En México, las poblaciones más afectadas son los hombres que tienen sexo con hombres, los usuarios de drogas intravenosas y los trabajadores sexuales (hombres, mujeres y trans). ‘Ora, antes de empezar con que es una enfermedad de homosexuales y demás conclusiones oligofrénicas, vamos a ver qué chou con el contagio, ¿vale?

Todos los estudios son consistentes en que el VIH se transmite a través de la sangre, los mecos y los fluidos panochales, mientras que las concentraciones presentes en saliva, meados y lágrimas es tan baja que no se han reportado infecciones a través de ellos.

A diferencia de otros virus, el VIH necesita a huevo entrar en el torrente sanguíneo para infectar a los linfocitos. Tons, cuando se transmite por vía sexual es porque hay rasgaduras o heridas al interior de la pucha, el culo o la boca (y creo que se explica solo por qué eso de andar compartiendo agujas es jugarle mucho al cabrón).

‘Ora, usemos por un segundo nuestra capacidad deductiva para topar por qué los hombres que tienen sexo anal con otros hombres son más propensos a infectarse. (Inserten la música de su programa de concursos favorito) Exacto. Es mucho más probable abrir heridas a través de una cogida anal que vaginal.

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Como sabrán, el culo es un esfínter apretado que, además, se puede tensar involuntariamente, tons, si te metes algo por el ojete así nomás, a lo bestia, estás forzando tejidos extremadamente sensibles y recubiertos de mucosa (por eso los expansores o tapones anales tienen forma cónica, para que el asterisco se vaya abriendo de a poco). Por si fuera poco, en el ano hay bastantes vasos linfáticos que conducen a los ganglios linfáticos donde, adivinaron, están los linfocitos que targuetea el VIH.

O sea que, el agujero por el que eliges echarte el tiro tiene más que ver con el contagio que el género, simplemente por lo que les digo sobre las heridas abiertas y rasgaduras. Por eso, además de los condones, el segundo protector más rifado contra el VIH es el lubricante, pero vamos por partes.

En la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2012, se reportó que con el paso de los años le vamos perdiendo el miedo a las enfermedades de transmisión sexual, o lo que es lo mismo, nos vamos apendejando: 74 por ciento de los morros de entre 12 y 15 años usaron funda en su último revolcón, en el rango de los 20 a los 29 sólo 56 por ciento la usó, y de los 30 a los 39, baja hasta 31 por ciento.

Ya ni la chingamos, mis caritas de popó, los condones rulean. Como saben, la mayoría están hechos de látex y tienen una efectividad de protección de 98 por ciento contra embarazos y de 95 por ciento contra el VIH, cuando se usan como se debe.

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Aquellos que son alérgicos al látex tienen que topar que los preservativos hechos de piel de cordero son un buen método anticonceptivo, pero no protegen chido contra el VIH y otras enfermedades porque son porosos. La única opción viable, son los de poliuretano. Lo que está medio pinche es que la única marca disponible en México son los Sico Thermax y uno cuesta entre 60 y 80 varos, pero bueh, la salud y la tranquilidad no tienen precio, la neta.

Los condones femeninos también están hechos de poliuretano, aunque tampoco son muy populares los puedes encontrar en varias sex shops y rondan más o menos los 70 varos.

Prometo echarles un especial de condones y métodos anticonceptivos pero, mientras eso pasa, ahí van los básicos:

- Nunca usen un condón roto, que parezca que se va a quebrar, que esté duro, que haya estado en temperaturas extremas o que haya caducado.

- Si no tienen circuncisión, recorran hacia atrás la piel del prepucio antes de ponérselo.

- Presionen la punta y dejen un espacio para que los mecos se queden ahí, siempre checando que no queden burbujas de aire.

- Siempre saquen el pito antes de que pierda la erección para evitar que se quede atorado y se arme un desmadre.

- Nunca usen dos condones al mismo tiempo. No les da más seguridad, sólo van a provocar más fricción y aumentar las posibilidades de romperlo.

Y, cómo no, dense el tutorial también:

Topemos que acá el chiste es que todo corra suavecito, lo que me lleva al segundo punto: los lubricantes.

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Cuando usas condones de látex sólo puedes usar lubricantes a base de agua o silicón. Nunca apliquen el aceite de oliva, ni de bebé, ni vaselina, ni cremas, ni ningún lubricante hecho a base de aceite porque tienden a dañar el látex y hacer que el condón se rompa más fácil.

También hay banda que es alérgica a los lubricantes (ya sé, malditos chicos esporas), pero ya hay varias marcas hipoalergénicas en las sex shops y en muchas farmacias se pueden conseguir los que están indicados para poner sondas y catéteres, no hay pierde.

Tons, si topan que algo los irrita, prueben con otros productos. Muchos morros se tardan en darse cuenta de que son alérgicos a algo porque piensan que el sexo a huevo duele en algún momento, pero nel. La irritación y el dolor tanto en el ojete como en la panocha, son signos a los que tenemos que poner atención a la hora de preocuparnos por el VIH. El trip es evitar joder los tejidos y causar la menor fricción posible para no romper los preservativos.

Cuidarse no tiene por qué ser una joda, implica que tanto vatos como morras nos podemos hacer cargo de nuestra sexualidad, toparnos y disfrutarnos chido. ¿Por qué no mantener los malviajes al mínimo si es algo que está en nuestras manos?

Aquí, acá y acá les dejo ligas de interés:

http://www.aids-sida.org/menu.html

http://www.censida.salud.gob.mx

http://www.cndh.org.mx/Programa_VIH_Sida_Derechos_Humanos

http://www.onusida-latina.org/es/

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Lugares donde puedes hacerte la prueba:

http://www.aids-sida.org/archivos/directorio_nacional/pruebas.html

Y también les pongo mi correo por si ocupan algo: maheur@hotmail.com

Sigue a Mariana en Twitter:

@dorotrix

Lee más en nuestra columna Lo sexy y lo cruel.