FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Future Islands lleva ocho años rifando

Después de una actuación físicamente singular en el programa de David Letterman, se produjo una lluvia de publicaciones sobre los movimientos del cantante, Samuel Herring. Ahora se han convertido en un grupo indispensable en tu reproductor de música.

Foto por Tim Seccenti.

La banda Future Islands vive un momento que cualquier grupo de indie desearía vivir. Después de una actuación físicamente singular en el programa de David Letterman, se produjo una lluvia de publicaciones en blogs y GIFs de los movimientos del cantante, Samuel Herring, hasta el punto de convertirse en un tema recurrente en el programa de Letterman. Ahora, poco a poco, se han convertido en un grupo indispensable en tu reproductor de música.

Publicidad

Puede que Singles, su último trabajo,tenga un título algo impertinente, pero su sonido destila energía. Sus anteriores tendencias atonales dan paso aquí a un synth pop de corte impecable, dominado por alaridos reminiscentes de un cavernícola atormentado que se enfrenta por primera vez a sus emociones. Áspero, efervescente y completamente diferente, es sin duda un disco que los ha posicionado. Antes de su actuación en el programa de Letterman, fui a las oficinas de su compañía discográfica para hablar con el grupo sobre el proceso de grabación del disco, su afianzada carrera y sobre lo que representa tocar para públicos que todavía no los conocen mucho.

Este es su cuarto trabajo hasta ahora, ¿qué cambió en el proceso de grabación a diferencia de los otros discos?
William Cashion: Costó mucho más dinero. Es la primera vez que grabamos en un estudio. El segundo y el tercer álbum los hicimos en casa. El segundo lo grabamos en una casa en la que vivíamos juntos en Baltimore. On The Water lo hicimos en casa de nuestro colega Andrew Sanders, en Elizabeth City, Carolina del Norte. Nuestro primer disco lo grabamos en la tienda de patinetas de Greenville, que es donde íbamos al instituto. La parte de arriba del local era genial para grabar porque tenía suelos alargados, como de galería y una reverberación bestial. Pero sí, ésta fue la primera vez que nos metimos en un estudio, pero estuvo muy bien porque grabamos en un espacio llamado Dreamland y me parece que muchos grupos van ahí a grabar. Está a las afueras de Woodstock, al norte.

Publicidad

Sam Herring: A la hora de escoger dónde íbamos a grabar, habíamos pensado en alquilar una casa o ir a algún sitio. Sabíamos que Chris [Coady] iba a producir el disco, así que le preguntamos si conocía algún estudio móvil que pudiéramos rentar y llevar a alguna casa, así que nos propuso hacerlo en Dreamland. Es como si grabaras en una casa, solo que en la mejor. Chris nos introdujo en el mundo de los estudios en una casa. Fue una solución genial. Prácticamente vivíamos en ese espacio, porque cerraba a las 11 de la noche.

William: Sí, recuerdo una noche en Dreamland en la que estuvimos grabando unas letras hasta las cuatro y media de la mañana. Es una antigua iglesia y la sala donde tocábamos era el santuario, con cristaleras enormes y todo. Es muy bonito. También había una pequeña casita colina abajo donde podíamos prepararnos. Podíamos comenzar a trabajar tan pronto como quisiéramos o hasta muy tarde. Solía ser por la noche. Por la mañana nos costaba arrancar. Pero en esa época del año estaba muy bonito.

Tanto el álbum como sus presentaciones en vivo transmiten solidez y contundencia. Quizá eso ayuda a vender temas tan apasionados, algo en lo que otras bandas quizá andan más flojas.
Sam: Gracias.
William: Creo que para abandonar el lugar de ensayo y ponerte a tocar conciertos frente a la gente hace falta tener cierta confianza en uno mismo. Hace falta valor, para cualquier grupo. Hacemos muchos conciertos, así que creo que todos nos sentimos muy seguros con lo que hacemos. Creemos en ello.
Sam: Creemos mucho en lo que hacemos, porque es nuestro y hacemos lo posible por no caer en ninguna tendencia ni hemos intentado escribir temas pensando en lo que la gente quiere. A veces pienso, "Tal vez deberíamos escribir un tema para bailar", pero ellos me dicen que si no nos nace, no lo hagamos. Ellos componen y yo escribo letras y compongo melodías, así es como surge todo. Yo me alimento de sus emociones, de lo que me ofrecen, es un crecimiento orgánico. Y eso es positivo. Si alguno de nosotros se pone algo nervioso, procuramos calmarlo y dejar que las cosas fluyan.

Sam, en una entrevista vi que hablabas sobre no ceder ante el cinismo. ¿Es un tema con el que lidias en el grupo?
William: Sí, pero no puedes preocuparte por esas cosas.
Sam: Es decir, pienso en ello constantemente. Lo dije en la entrevista porque es algo en lo que pienso. Hablaba de evitar caer en el cinismo, punto. Con ese tipo de cosas, creo que lo importante como artista, es ser consciente y examinarse uno mismo, en ambos sentidos: asegurarte de que te planteas nuevos retos, de que tomas las decisiones correctas y a la vez analizar esas decisiones y saber de dónde vienen, al menos para nosotros. Todo depende de cuál es tu meta. Si lo que quieres es jugar con la percepción de la gente, será diferente a si pretendes mostrar sinceridad. Creo que nuestro objetivo ha sido siempre la sinceridad. Yo siento esa necesidad de saber que lo que hago viene de algo en lo que creo, porque si no, no vale una mierda.

¿Alguna vez han tocado en un concierto en que la gente quedara totalmente decepcionada o no entendiera lo que hacen?
William: Nos pasó una vez en un festival muy bueno en Francia. Nadie sabía quiénes éramos, no sabían nada de nuestra banda y se pasaron el concierto riéndose de nosotros. En aquella época yo llevaba un mostacho y no paraban de señalarme con el dedo, riéndose y gritando ¡MOSTACHO! ¡MOSTACHO! No hacían más que reírse y señalarnos con el dedo. Eso fue en 2011.
Sam: Ha habido muchos conciertos en que nos hemos sentido así, sobre todo cuando somos teloneros. Una vez fuimos de gira con Phantogram —hemos hecho muy pocas giras de apoyo, casi siempre hacemos nuestras propias giras— y estuvieron geniales, pero hubo algunos conciertos en los que no vinieron a vernos. Es raro, porque nosotros también hemos vivido la otra cara de la moneda, cuando nos hemos llevado a amigos de gira y el público se ha metido con ellos porque son nuestros amigos. Pero también me gustan ese tipo de conciertos, porque son un desafío.
William: También puedes alimentarte de ello.
Sam: Sí, exacto. Porque es divertido asustar a la gente (risas). Es bueno darlo todo y ver la reacción de la gente. En cualquier caso, buscas una reacción. No sabes cómo será, pero esperas que algo ocurra. Yo me enamoré de las artes escénicas cuando tenía 17 años y eso fue lo que encontré: me pasaba 20 horas seguidas dibujando, haciendo un rollo fotorrealista, luego lo ponía en un tablero para que la gente lo viera. Y eso era. O puedes pasarte media hora actuando en la calle, reproduciendo alguna idea rara que se te ha pasado por la cabeza. La gente pasará y reaccionará. Puede que no entiendan lo que estás haciendo, pero ya has logrado encender una chispa en sus cabezas. Y eso es lo interesante, mirar a la gente a los ojos.

El álbum se llama Singles, ¿cuáles han sido algunos de sus sencillos favoritos estos últimos años?
Sam: Uf, ni siquiera sé lo que está pasando en el mundo de la música.