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Hay un lugar del mundo en el que puedes matar a alguien sin consecuencias

En 2005, un profesor de derecho descubrió una "Zona de la Muerte" en el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, en la que puedes matar a alguien sin sufrir las consecuencias. Once años más tarde, todavía puedes hacerlo.

Todavía hay rastros de sangre fresca en las manos de Clay McCann cuando entra en la remota estación de la guardia forestal. Tras deslizar una pistola todavía humeante sobre el escritorio, Clay anuncia al guardia que acaba de matar a cuatro campistas.

"¿Quieres que llame a un abogado?", pregunta el ranger, alarmado.

"Yo soy abogado", responde McCann.

Así arranca Free Fire, la séptima entrega de una saga de thrillers escrita por C. J. Box que tiene como protagonista a un guarda de coto de Wyoming. En esta ocasión, la novela basa su argumento en la premisa de que existe una zona de 80 km2 en el Parque Nacional de Yellowstone en la que es posible cometer un asesinato sin repercusiones penales.

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La idea fue extraída de "The Perfect Crime", un artículo de 14 páginas escrito por Brian Kalt, profesor de Derecho de la Universidad Estatal de Michigan, y en el que se describe esa especie de tierra de nadie en una zona del parque perteneciente al territorio de Idaho en la que, por un descuido en materia de límites jurisdiccionales, es posible cometer un asesinato y quedar impune.

El Parque Nacional de Yellowstone es el único distrito federal del país cuyas fronteras ocupan parte de otro estado.

En 2004, Kalt estaba a pocas semanas de ser padre. Antes de que llegara el bebé, quería publicar un último artículo sobre vacíos legales tras haber leído una referencia respecto a la insólita jurisdicción que rige en el Parque Nacional de Yellowstone. Como ocurre con cualquier otro parque de EUA, el de Yellowstone se considera territorio federal, y aunque su extensión se encuentra dividida entre los estados de Idaho, Montana y Wyoming, el Congreso considera que pertenece íntegramente al distrito federal de Wyoming. Se trata, pues, del único distrito federal del país cuyas fronteras ocupan parte de otro estado.

Quizá este dato no suscite mayor interés en el ciudadano de a pie, pero para un abogado especializado en derecho constitucional como Kalt, el conocimiento de ese caso le llamó poderosamente la atención. Kalt sabía que el Artículo II de la Constitución de los EUA establece que los juicios penales en el ámbito federal deben celebrarse en el estado en que se cometió el delito. Asimismo, la Sexta Enmienda otorga al acusado el derecho a que su sentencia la dicte un jurado compuesto por personas que residan en el mismo estado y distrito en el que se perpetró el acto. Basándose en estos datos, Kalt dedujo que sería imposible formar un jurado popular para juzgar un delito que se hubiera cometido en la zona deshabitada de Yellowstone perteneciente a Idaho. Por otro lado, siendo como es territorio federal, el estado tampoco tendría jurisdicción sobre esa zona. Ahí tenemos, pues, una clara disposición constitucional que concede inmunidad penal en una parcela de 80 km2 del parque nacional más antiguo de EUA.

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A la gente le fascina encontrar vacíos legales que permitan cometer el crimen perfecto. Hay muchos enfoques, pero desde el punto de vista geográfico, solo existe este

"Cuanto más profundizaba en el tema, más captaba mi interés", me explicó hace poco Kalt en una conversación telefónica. "A la gente le fascina encontrar vacíos legales que permitan cometer el crimen perfecto. Hay muchos enfoques, pero desde el punto de vista geográfico, solo existe este".

Kalt redactó el artículo en dos semanas antes de que naciera el bebé y el Georgetown Law Journal accedió a publicarlo en 2005. Con el tiempo, a Kalt empezó a preocuparle la posibilidad de que hubiera quien quisiera planear un viaje a Yellowstone en compañía de su peor enemigo. Para curarse en salud, decidió enviar sendas copias del artículo al Ministerio de Justicia, la fiscalía de Wyoming y los Comités Judiciales de la Cámara y el Senado de los EUA, con la esperanza de que esos organismos se encargaran de llenar esos vacíos antes de que el artículo saliera a la luz. Sería tan sencillo, escribió Kalt, como que el Congreso dividiera Yellowstone en tres distritos federales, cada uno bajo la jurisdicción de los estados correspondientes. Incluso se tomó la molestia de redactar la disposición, que ocupaba tres líneas.

Sin embargo, su esfuerzo se topó con el muro de la indiferencia. Según llegó a su conocimiento, nadie parecía dispuesto a hacer nada. "Ingenuo de mí, pensé que cuando el Congreso lo supiera, lo consideraría un problema lo suficientemente importante como para tratar de solucionarlo", me explicó. "Pero en Washington las cosas no funcionan así".

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El revuelo mediático que siguió a la publicación del artículo fue mayúsculo. Medios como Washington Post, BBC, NPR e incluso un periódico japonés se hicieron eco de la noticia. El escritor C. J. Box vio en la historia la trama perfecta para una novela.

"Escribo novelas de misterio, suspense y crímenes, por lo que me pareció muy intrigante saber que en la zona en la que vivo existía la posibilidad de cometer el crimen perfecto", me explicó Box por teléfono.

Kalt señala que incluso en la Zona de la Muerte sería muy complicado cometer un crimen con total impunidad

Free Fire lideró las listas de superventas durante mucho tiempo y todavía hoy goza de gran popularidad. "Cada vez que salgo de gira, hay gente que me pregunta por esa novela", afirma el escritor. "Es muy curioso, porque el libro se vende por todo Yellowstone. La gente lo sigue comprando como loca".

En su artículo, Kalt señala que incluso en la Zona de la Muerte sería muy complicado cometer un crimen con total impunidad. Para empezar, el delito debería ser lo suficientemente importante como para que requiriese la formación de un jurado popular, ya que por lo general los delitos menores se dirimen con multas o penas de prisión de corta duración. Además, el crimen debería cometerse íntegramente en el parque (es decir, que si se hubiese planeado en otro lugar, el acusado podría ser imputado por "conspirar para cometer un asesinato" en otro distrito). Incluso si se dieran las condiciones anteriores, el acusado podría enfrentarse a procesos civiles como una demanda por parte de algún familiar de la víctima. Otro dato a tener en cuenta es que no existen muchas oportunidades de asesinar en una zona prácticamente deshabitada y tan remota que ni siquiera dispone de una carretera que la conecte con el resto del parque de Yellowstone.

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"Todos esos elementos son de por sí bastante disuasorios", afirma Kalt. "Cuesta imaginar que pueda haber alguien que ponga en práctica mi teoría y se salga con la suya".

Pese a todo, Kalt se opone abiertamente a la actitud expectante del Congreso. "No creo que vaya a pasar nada, pero si ocurriera sería una desgracia. Si el Congreso realmente tuviera intención de solucionarlo, ya lo habría hecho, pero no tienen el menor interés".

El Congreso no opina lo mismo. El secretario de prensa del senador de Wyoming, Michael Enzi, afirmaba en una declaración por email que "el senador Enzi ha estudiado el asunto de la 'zona de la muerte' del Parque Nacional de Yellowstone y no parece haber una solución legislativa sencilla al respecto". El senador de Idaho, Jim Risch, insistió en que ese argumento es "ciencia ficción" y en que si se produjera un delito allí, sería jurisdicción del estado de Idaho. "Todo esto es muy romántico y buen material para una novela", añadió, "pero le aseguro que es jurisdicción de los estados". (Este estatuto, sin embargo, establece claramente que Yellowstone se encuentra "bajo la jurisdicción única y exclusiva de los Estados Unidos").

A Kalt no le sorprende la pasividad de los legisladores. "No se ocupan de amenazas hipotéticas", explicó, "sino de asuntos que actualmente afectan a los ciudadanos influyentes".

La pasividad de las autoridades sigue intranquilizando a Kalt. "La pregunta que me suelen hacer es por qué escribí el artículo", explicó. 'Si sabes que no van a hacer nada por arreglarlo, ¿por qué sacar a la luz el tema?'. La verdad es que no tengo una buena respuesta, aparte de que soy optimista y confío en que pase algo muy de vez en cuando".

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Mientras tanto, a la teoría de Kalt sobre el crimen perfecto solo le hace falta el asesino perfecto que se adentre en los bosques y la ponga en práctica. Lo malo es que eso implica que alguien muera, algo que tampoco sería una novedad en los parques nacionales de EUA: en 2015 un hombre murió apuñalado en el parque nacional de las Great Smoky Mountains y dos años antes, una mujer empujó al vacío al hombre con el que se acababa de casar desde lo alto de un precipicio en el Parque Nacional de los Glaciares.

Cuando se publicó Free Fire, la editorial organizó varios eventos de promoción en Wyoming en los que Kalt dio charlas. Tras una de ellas, alguien sugirió que podrían ir a la zona del parque en territorio de Idaho para hacer una sesión fotos. Es un lugar precioso, sin duda, con profusión de pinos, osos pardos y cascadas, pero Kalt prefirió no tentar al destino.

"No iría ni por un millón de dólares", aseguró. "Al menos no hasta que se solucione el problema, e incluso entonces me lo pensaría mucho".

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Traducción por Mario Abad.