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Viajes

Hospedaje en lugares de conflicto

Como reportero freelance especializado en el Medio Oriente y Asia Central, me encuentro frecuentemente en situaciones puta-madre-casi-me-cago-porque-pude-haber-muerto. Las historias que cubro pueden ser extraordinarias

Hotel Japan Como reportero freelance especializado en el Medio Oriente y Asia Central, me encuentro frecuentemente en situaciones puta-madre-casi-me-cago-porque-pude-haber-muerto. Las historias que cubro pueden ser extraordinarias y aterradoras, pero la pregunta que más me hacen es: “¿Dónde duermes cuando estás en esos lugares?”. Normalmente descarto la pregunta: “Motel 6 si encuentro uno. Si no, derrocho y me voy a La Quinta”. Si la persona me observa confundida, significa que no estoy hablando con un idiota, así que le digo: “Era broma”, y platico sobre los lugares más notables en los que me he quedado en mis viajes por las zonas en conflicto. HOTEL JAPAN
Quetta, Pakistán (8 dólares la noche con peces tropicales) El Japan es mi hotel favorito en todo el mundo. Durante mi registro, Muhammad, el recepcionista, me informó que, si me quedaba una semana, podía tener la habitación con peces. Eso estuvo muy bien hasta que me di cuenta de que Muhammad iba a entrar a mi habitación todas las mañanas a las 7:00 a alimentarlos. Hay pocos extranjeros en Quetta; se localiza cerca de la frontera Afganistán-Pakistán, un área a la que Islamabad prohíbe que entren reporteros y, según cuenta el rumor, es hogar del líder talibán tuerto, Mullah Omar. La ciudad también es un hervidero fétido de sunnis, baluchis marxistas, peleadores shiitas y punjabis cristianos. Y todos se odian entre sí. Es relativamente tranquilo en el día, pero las noches están marcadas por disparos. Frecuentemente se escuchan tres tiros seguidos: un asesinato: dos tiros a la cabeza y uno al pecho. Las pláticas al día siguiente, frente al desayuno de té verde y sopa de lentejas, va algo así: “Anoche asesinaron a Muhammad blablablá, jefe tribal de los blablablá”. Ahí es cuando yo tengo que ponerme en acción y entrevistar al siguiente Muhammad en mi lista antes de que él también termine muerto. Hotel Sabeel HOTEL SABEEL
Baghdad, Irak (50 dólares la noche por adelantado con desayuno complementario y Wi-Fi) Aunque Bagdad está lejos de ser el lugar más seguro de Irak, las probabilidades de ser secuestrado han disminuido mucho en los últimos dos años. Con eso en la cabeza, el pasado febrero pasé unas noches en el Sabeel seguro de que no moriría. Bagdad ya no es tan peligroso como una vez lo fue, pero no creo que la ciudad pueda sacudirse las malas vibras de que un soldado picara con los dedos los genitales de prisioneros desnudos con bolsas sobre sus cabezas. Al igual que en Quetta, los disparos te despiertan en la noche y significan algo, desde un asesinato selectivo hasta que la policía decidió hacer control de plagas y reducir la población canina en las calles. Normalmente es lo segundo. Las cosas no regresarán a la normalidad en mucho tiempo, lo que se evidencia por el hecho de que se les pide a los reporteros que se cambien de hotel frecuentemente para evitar ser blanco de secuestradores. Mi consejo a periodistas freelance es que no vayan a Bagdad. Es muy caro, y las historias de Irak no son bien pagadas. La casa de huéspedes del gobernador de Helmand CASA DE HUÉSPEDES DEL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE HELMAND
Lashkar Gar, Afghanistán (50 dólares la noche con desayuno y cena) Lo mejor de quedarse en este lugar es que el gobernador de la provincia más jodida de todo el país está, literalmente, enseguida. Esto hace que sea sencillo conseguir una entrevista con él. En un sentido más pesimista, duermes a sólo unos metros de uno de los principales blancos del Talibán. Lo bueno es que todos los cuartos de huéspedes están en el sótano con vista hacia un patio interno, lo que reduce las probabilidades de terminar muerto en un ataque de mortero. Hay menos tropas estos días en Afganistán. Los canadienses fueron de los últimos en irse, y la coalición le pasó el control de Lashkar Gar, la capital de la provincia de Helmand, al ejército afgano. Y, como señala la OTAN, el Talibán está regresando y los campesinos vuelven a cultivar campos masivos de amapolas. En otras palabras, se acabaron las visitas. Te extrañaremos, Afganistán. Planeo una última visita antes de que los fundamentalistas regresen y cierren el país al mundo durante otra década. Hotel Mustafa HOTEL MUSTAFA
Kabul, Afghanistán (20 dólares la noche) Hasta que corran a la prensa de Afganistán, seguiré llegando a este legendario hotel. Hay algo agradablemente familiar en sus ventanas enrejadas y puertas con candados. Incluso lo recomiendan en Lonely Planet, por lo menos según un letrero en el recibidor. Con una locación muy céntrica, está a una tirada de piedra de Chicken Street, donde puedes pasar horas viendo los típicos souvenirs afganos, como burkas, alfombras con motivos de lanzagranadas, Kalishnikovs y relojes digitales rusos de los ochenta. La antigua residencia VIP de Gaddafi ANTIGUA RESIDENCIA VIP DE GADDAFI
Nalut, Libia (gratis con todo incluido) Okey, este lugar no tenía agua ni electricidad, y los lanzacohetes me mantuvieron despierto toda la noche, pero ¿cómo desperdiciar la oportunidad de dormir en una cama galeón? De entre todos los insurgentes del mundo, los rebeldes libios obtienen la calificación más alta en hospitalidad hacia los periodistas extranjeros. Tal vez sea por su desesperación por desacreditar la propaganda de Gaddafi de que eran Al-Qaeda y/o adictos a las drogas. Aun así, fue algo extraño ser el único huésped en un edificio diseñado para albergar a 500 simpatizantes del régimen de Gaddafi. Cada vez que me despertaba a orinar, me sentía como Sean Connery en Outland, esperando que aparecieran los malos. Después de dos noches de soledad interplanetaria, me cambié al centro de medios de Nalut, donde dormí entre los escombros dejados por impactos de cohetes Grad y Katyusha hacía una semana. Había acceso a internet vía satélite. ¡Buena, rebeldes libios! Hotel Eclectica HOTEL ECLECTICA
Vanq, República de Nagorno-Karabakh (gratis para extranjeros) Por un costo relativamente pequeño y muy poco riesgo, se puede visitar uno de los conflictos congelados de Europa Oriental. Como un bono, los visitantes reciben un sello de visa en sus pasaportes de una nación que no existe oficialmente. Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, docenas de nuevos países aparecieron en Eurasia. Algunos de estos son medio oficiales (Abjasia, por ejemplo, es reconocida por Rusia, Nicaragua, Venezuela y las diminutas islas de Vanuatu y Nauru), y otras, como Nagorno-Karabakh, son ignoradas por todo el mundo. Fuera de su soberanía ambigua, Nagorno-Karabakh es también hogar de hoteles ambiguos, como el Eclectica. Su dueño, Levon Hairapetyan, es un local que hizo su fortuna fuera del país. Después de regresar a Vanq, financió la ceremonia de matrimonios masiva más grande del país. Cada una de las 675 parejas casadas en una ceremonia tradicional armenia recibió 2,500 dólares junto a una promesa de 2,000 por el primer hijo, 3,000 por el segundo, 5,000 por el tercero, 10,000 por el cuarto, y así en adelante. Pero hay un compromiso: si la pareja se divorcia, deberá regresar todo el dinero. Pero parece ser un lugar especial. Lo visité en 2005 y me dieron sushi de cenar y pasé la noche gratis. Ese sí es un hotel.