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Huevos al juramento hipocrático: Esta ama de casa terminó con una babosa atorada en la vagina

Pero síganse metiendo chingaderas en la cola...

Hola, saco protoplasmático de calcio y mierda en descomposición, mi nombre es Dra. Mona Moore. Obviamente ese no es mi nombre real, pero soy un doctor de verdad. No te sientas mal por mí, porque eso implica que siempre tendré trabajo, un departamento diez veces más grande que el tuyo y la autoridad para decirte qué hacer, simple y sencillamente porque sé más que tú. ¡Disfruta mi columna! Por cierto, recuerda que si vives en México y lo tuyo son las historias de locura y terror, Actividad Paranormal se estrena este fin de semana. Checa más info aquí.

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Huevos al juramento hipocrático – Cosas que aprendí durante mi vida médica

Desde mis días como estudiante de medicina, picando partes de gente muerta y descubriendo las maravillas del gas de la risa, he aprendido dos cosas. Uno, las personas son una bola de pervertidos determinados a encontrar nuevas y mejores formas de joderse la vida, por lo general en su búsqueda de placer. Dos, hay muy poco que un doctor pueda hacer para detenerlos.

Díganme apretada o lo que quieran, pero hay muy pocos objetos inanimados que puedo ver y pensar: “Dios, me encantaría meter eso por mi chimenea”. Penes, lenguas, dedos, vibrados. Punto. Final. Aprendí esta lección desde pequeña. Cuando tenía 12 años, otra chica de mi escuela tuvo un terrible accidente que la dejó desfigurada para siempre, un accidente que involucró un cepillo de dientes eléctrico y una probeta de vidrio del laboratorio. Todo deseo por experimentar la masturbación con objetos inusuales quedó por siempre borrado de su vida.

Pero hubo un ama de casa que evidentemente no tuvo la misma precaución que yo. Ya sea por el espíritu de explorador o por mero erotismo, no hay excusa que valga cuando se te atora una babosa entre las piernas. Ahora puedo ver el parecido entre una babosa y una lengua. Ambos son una plasta húmeda que se retuerce, pero tiene que haber otra opción, sin importar qué tanto tiempo lleves sin producir un oasis en el polo sur.

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Se que esto suena a mito urbano, pero esto fue lo que la mujer le dijo a mi colega: se estaba podando el arbusto en su vestido de noche por ahí de la media noche, cuando para su horror se percató que había una babosa subiendo por su muslo. La resbaladiza babosa fue demasiado rápida para ella, y antes de que supiera lo que estaba pasando, ésta se había asentado en lo profundo de su vagina.

No me sorprende. Un lugar cálido, húmedo y lejos de depredadores; el escondite perfecto para una babosa. O eso pensé. Después de llegar a la sala de emergencias a las tres de la mañana, la internaron entre risas disimuladas. Las piernas en el aire, y el espéculo en la vagina, el joven doctor intentó sacar a esa plasta café de su santuario con unas pinzas, pero este se adentró todavía más en su caverna rosada, enrollándose probablemente en su cérvix. Pero el doctor fue más astuto y levantó las piernas de la mujer todavía más para crear una cubeta con su vagina, y después la llenó de agua con sal y esperó hasta que la pobre criatura muriera para sacar su cuerpo marchito.

Objetos foráneos vaginales, como se les conoce en la jerga médica, vienen en todas formas y tamaños. Un vaso, una mosca muerta, media papa germinada, una botella de brandy de un cuarto, canicas, la tapa de un aerosol, botones de seguridad, frascos de mermelada y una extensa gama de cabeza de muñeca, son todos tesoros recuperados del cofre genital.

La peor parte de este mal autoinfligido es lo que pasa si la persona decide que ir al doctor sería demasiado vergonzoso. Seguras de que todo lo que sube, tiene que bajar, muchas mujeres deciden evitar a los doctores. Esto lleva a verdaderas pesadillas freudianas. Sin mencionar la incontinencia urinaria, el terrible hedor y la incomodidad; cuando la vagina identifica un objeto como foráneo, la pared vaginal lo calcifica y lo endurece para reducir el daño. En términos básicos, tu pepa convierte las cosas extrañas en piedra.

Con eso en mente, los dejo con el consejo médico oficial sobre el tema: “Las actividades sexuales que resulten en la dolorosa colocación de objetos dentro de la vagina deben ser evitadas”.

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