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Cultură

Jardinería al estilo búlgaro

La mafia perfora autos con herramientas para trabajos pesados como forma de mandar un mensaje.

El 27 de septiembre de 2005, Zdravko Donev, un contratista de Burgas, Bulgaria, encontró siete picos clavados en su Audi. Es posible que hayan sido unos borrachos, o alguien que se quejaba de que Zdravko lo había defraudado, o el capo con quien —supuestamente— se acostaba su esposa. Sea como sea, el incidente fue el primero de una tendencia que está arrasando con el país: perforar autos con equipo para trabajos pesados.

Cuarenta de los cincuenta casos de crímenes con herramientas han ocurrido en Burgas, pero el fenómeno también se extendió a Sliven, donde unos matones arrojaron palas contra los automóviles de sus rivales en 2009, y en Varna, donde un Mercedes estalló después de que un par de picos clavados en el cofre hicieran corto circuito. La mayoría de las víctimas han hecho encabronar al crimen organizado de una forma u otra, como Nedko Nedev, un burócrata que encontró un hacha en su auto después de informar a los fiscales sobre algunos casos de tala ilegal.

Los criminólogos aseguran que el número y tipo de herramientas utilizadas son simbólicos. Por ejemplo, cuando el objetivo es amenazar a alguien que debe dinero, el número de herramientas suele representar la cantidad debida, y la antigüedad de los instrumentos representa la antigüedad de la deuda. A veces, si la víctima se atreve a remover las herramientas, éstas son reemplazadas con otras. El dueño de un Mercedes en Gabrovo quitó las herramientas que habían clavado en el cofre y la cajuela, sólo para despertar al día siguiente con un nuevo juego de hachas sobre su auto.