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Cultură

José dice: estoy pobre y es culpa del gobierno gringo

El gobierno vació mis cuentas y la semana pasada me declaré en quiebra.

Quizá escuchaste que la semana pasada me declaré en quiebra. El gobierno vació mis cuentas, y con la forma en la que te llueven sus penalizaciones y sus intereses, es casi imposible pagar algo de vuelta. Y es mi deber advertirte: esto puede sucederle a cualquiera.

En mi caso, las cosas se salieron de control por una combinación de juicios, gravámenes e impuestos, y el recorte a mis ingresos. Cuando le debes dinero al gobierno, ya sea al estatal o al federal, éste es implacable al momento de cobrar. Te imponen intereses y penalizaciones ridículas que se sienten como si quisieran hacerte su esclavo para siempre.

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Recuperarse de algo así es muy difícil. Es como nadar en el océano. Una vez que pasas los cien metros, parece que ya nadaste 200, y entre más te alejas más difícil es regresar a la costa; terminas nadando por siempre y nunca llegas a ningún lugar. Es algo que no tiene fin, que sólo se expande y se expande. Me refiero por supuesto a las penalizaciones y a los intereses. Evidentemente tengo problemas pasados, pero es algo que se vuelve tan abrumador que llega un punto en el que dejas de nadar por completo. Estás sumergido, intentando respirar, intentando sobrevivir, con un popote que apenas se asoma a la superficie. Es la cosa menos natural y más frustrante por la que he tenido que atravesar: sofocado y preguntándome si sobreviviré otro día para pagar más deudas.

Durante los últimos cinco, seis o siete años, he intentado… vivir. Me han desalojado de casas, he vivido en la cochera de amigos, y he botado de casa en casa. Poner dinero en mi cuenta se volvió algo aterrador, porque era muy probable que el gobierno me lo confiscaría de inmediato. La cosa escaló a tal grado que a mi hija Josie, su apellido es Canseco, la drenaron en una ocasión. Me dijo que luego se lo devolvieron, pero cualquier cosa relacionada con el apellido Canseco se volvió una pesadilla. En mi experiencia, los recaudadores de impuestos son una bola de pirañas. Me comieron vivo.

El problema es muy sencillo: si tienes amigos y familiares, entre más dinero tienes más gastas en ellos. Digamos que gastas la mitad de tu dinero en ellos y el resto en ti y en pagar tu estilo de vida. A veces sucede que en medio de todo eso olvidas pagar tus impuestos. Y de la nada, las penalizaciones y los intereses se comienzan a acumular, y terminas parado sobre arena movediza de la que no puedes escapar.

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Claro, te ofrecen un programa de pagos, pero te siguen penalizando y cobrando intereses, y tu deuda nunca se reduce. Es increíble cómo está organizado el sistema.

Vi la película Abraham Lincoln: Cazador de vampiros, y al final el presidente Lincoln hace una declaración que llegó muchísimo. Dijo algo como: “Un gobierno para el pueblo, del pueblo y desde el pueblo”. Y ese no es nuestro gobierno. Esas son pendejadas. Entiendo que está hablando de una época en la que nuestro gobierno era más pequeño, pero ahora es demasiado grande. ¿Quieres saber los más irónico y jodido de todo este asunto? No importa cuantos impuestos recaude el gobierno, siempre estaremos en deuda.

Para mí esto no tiene ningún sentido: si el gobierno imprime su propio dinero, ¿por qué estamos en deuda? ¿O se trata de una teoría psicológica que utilizan para controlar al pueblo, y que digan: “Paga tus impuestos porque estamos en deuda y tú puedes ayudar. Y la razón por la que estamos en deuda es porque nadie paga sus impuestos”? Todo este asunto es muy extraño; es psicológico. Si todos en Estados Unidos decidieran dejar de pagar sus impuestos durante los siguientes cinco años, el gobierno no podría hacer nada al respecto. Definitivamente no podrían meternos a prisión a todos al mismo tiempo, porque nuestro sistema penitenciario está sobrepoblado y, adivina qué, ¡FINANCIADO CON IMPUESTOS!

Seamos realistas, si todos dijéramos: “No, lo siento, pero éste año no tendrás mis impuestos”, no hay nada que puedan hacer, y lo más triste es que el déficit seguiría igual. Pero quizá, si esto sucediera, el gobierno haría recortes y dejaría de regalarle dinero a aquellos que no quieren trabajar y esperan ser mantenidos. La otra cosa absurda que he escuchado es: “Compré una casa. Me costó medio millón de dólares. Pagué por ella en efectivo”. ¿Entiendes que la casa no es tuya porque la tierra sobre la que esta se encuentra no te pertenece? Técnicamente, eres dueño de la propiedad, pero si no pagas tus impuestos el gobierno llega y te la quita. La verdad es que no eres dueño de nada. Es lamentable.

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Para mí, es muy simple: el gobierno controla tu mente igual que la religión. “En Dios confiamos”, también quiere decir “En el gobierno confiamos”. Piénsalo un momento y después hablamos.

@JoseCanseco

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