Kurt Weston: El fotógrafo ciego que representa su visión con un scanner

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Kurt Weston: El fotógrafo ciego que representa su visión con un scanner

"Aunque me dio la capacidad de vivir una vida más o menos normal, ya había perdido lo que más me importaba: mis ojos".

Kurt Weston vivía su vida como un reconocido fotógrafo de moda en California hasta que le diagnosticaron VIH/SIDA. Dos años después de su diagnóstico, perdió su visión y se vio obligado a abandonar su trabajo, pero no su vocación. Ya estando ciego, obtuvo una maestría en artes visuales, venció un cáncer de estómago y sobrevive hasta hoy con SIDA. Sigue tomando fotos y se ha especializado en hacer autorretratos con un scanner.

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¿Cómo fue tu trayectoria de ser un fotógrafo profesional a ser un fotógrafo ciego?
Yo era fotógrafo de moda y perdí la visión por VIH/SIDA. Hay una condición llamada retinitis por citomegalovirus que ataca la retina del ojo, y es una de las infecciones que se asocia con el VIH. Fue muy devastador, porque mi carrera se basaba en mi visión y no sabía qué iba a hacer cuando empecé a perderla. Aprendí a utilizar tecnología computacional adaptiva y dispositivos de magnificación para hacer cosas normales de la vida. Entonces me di cuenta que todavía podía hacer mi trabajo de fotografía, aunque ahora me estaba interesando por hacer fotografía de arte más que fotografía de moda.

Quería crear fotografías que representaran mi forma de ver las cosas. Ahí cree una serie de imágenes que se llaman "Blind Vision" (Visión Ciega), que representa no solamente la pérdida de la visión física, sino también la transición metafísica de quedarse ciego. Muchas de las imágenes están yuxtapuestas, tienen un espacio muy negro: hay unas obstrucciones que aparecen en algunas de las imágenes, que representan, a su vez, las obstrucciones que yo experimenté en mi propia visión. Uno de los problemas que tengo se llama "nadadores", que son unas telarañas que flotan en los ojos, que obstruyen la visión.

¿Qué tanta visión tienes en este momento?
Estoy completamente ciego en mi ojo izquierdo, y solo tengo visión periférica en mi ojo derecho. No tengo visión central. Imagina que te ponen vaselina sucia y te lo pusieran en los ojos. Así es más o menos como yo veo el mundo: todo está fuera de foco, con muchas cosas flotando en mi visión. Tengo que usar magnificación extrema para poder ver cualquier cosa en mi pantalla de la computadora. No puedo manejar ni hacer la gran mayoría de las cosas que mucha gente sí puede hacer.

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¿Y cómo fue el proceso cuando te enteraste que te estabas quedando ciego?
Fue más que un proceso. Me diagnosticaron con la última etapa de SIDA en 1991. Hasta ese momento no tenía ni la más mínima idea de que tenía VIH y ya era muy tarde. Fui al doctor, porque tenía un caso de neumonía muy severo. Cuando me hizo exámenes, descubrió que solamente me quedaban tres células de Linfocito T, y una persona normal tiene aproximadamente 1,000 de estas células. Ellos no pensaron que fuera a sobrevivir mi primer caso de neumonía, pero terminé sobreviviendo dos episodios después de eso. Además de eso, ya estaba mostrando sacromas de Kaposi, unas llagas que me salían en la cara y en todo mi cuerpo que ya mostraban que me estaba muriendo.

Fue horrible, porque no solamente tenía que lidiar con mi pérdida de vista, sino también con el hecho de que mis doctores me decían que tenía seis meses de vida. Me decían que ya estaba en la etapa final. Ninguno de los tratamientos que me estaban dando funcionaba. Perdí toda mi esperanza, porque no veía ninguna manera de escapar de este problema. Tuve suerte, porque en 1996 la industria farmacéutica salió con una manera nueva de tratar el VIH y crearon una multitud de medicamentos para el VIH. Apenas empecé a usarlos, mi sistema inmunológico mejoró muchísimo y detuvo la destrucción de mi retina. Lo desafortunado es que el daño que ya se había producido no se podía reponer. Aunque me dio la capacidad de vivir una vida más o menos normal, ya había perdido lo que más me importaba: mis ojos.

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Debió haber sido muy difícil escuchar que ya habías entrado a la etapa de SIDA sin saber que tenías VIH…
Sí, casi me desmayo cuando me dijeron. No solo era VIH positivo, sino que me estaba muriendo de SIDA. Fue mucho para absorber y además estaba muy enfermo. Escuchar eso y tratar de lidiar con esas noticias fue muy difícil, tanto sicológica como físicamente.

Después de enterarte de que tenías SIDA, ¿qué tanto tiempo pasó antes de que te enteraras de que estabas perdiendo la visión?
Bueno, cuando salí del hospital, después de mi primer caso de neumonía, continué trabajando durante dos años más como fotógrafo de moda. Después de un tiempo empecé a notar algo extraño en mi visión. Tenía una modelo al frente, y de repente había unas cosas flotando enfrente de mí. Sin embargo, no pensé que fuera un efecto del SIDA. Mi doctor me explicó qué era la retinitis por citomegalovirus y empezaron a darme medicamentos para eso: ninguno funcionó. Eso fue dos años después de mi diagnóstico de SIDA y sabía que no podría seguir trabajando. De hecho, en ese momento estaba saliendo del hospital con mi tercer caso de neumonía. Me retiré de la fotografía y duré unos años haciendo lo que pudiera por sobrevivir y no morirme de SIDA. Por ejemplo, hacer grupos de apoyo y cosas así.

¿En qué momento volviste a tomar fotos?
Después de aprender a usar la tecnología adaptiva, decidí hacer arte que reflejara mi experiencia propia.

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¿Cómo fue esa primera etapa de conceptualizar tu trabajo?
Una de las cosas que siempre me ha interesado, incluso en mi trabajo de moda, es que siempre quise sacar la fotografía de su contexto normal y tratar de estirar los límites de lo que la fotografía puede hacer. Siempre estaba buscando nuevos procesos y maneras de crear imágenes que fueran diferentes. Cuando empecé con el proyecto de representar mi visión, tuve que encontrar la herramienta fotográfica adecuada para ayudarme a expresar esa visión. Experimenté con diferentes dispositivos de captura de imágenes y descubrí que lo que más me convenía para dar a entender lo que yo veía era un scanner. Cualquier scanner que uno utilizaría en una computadora común y corriente. Eso fue lo que terminé usando.

¿Cómo se te ocurrió usar un scanner para hacerte autorretratos?
Es una historia interesante. Cuando hice mi pregrado en bellas artes en el Columbia College en Chicago, tomé una clase que se llamaba fotografía experimental. Una de las cosas con las que experimentamos era con una máquina copiadora para crear imágenes. Muchos años después, encontré que los scanner de computadora servían el mismo propósito y eran más asequibles. Recordé el trabajo que había hecho en la fotocopiadora en la década de los 80 y empecé a hacer imágenes. Para representar mi visión, he hecho muchas cosas, desde echarle un spray limpiavidrios o espuma a presionar mi cara en el scanner para que quede la fotografía. Hay algunas fotos en las que parece que mi mano está tratando de aclarar todo ese residuo, porque subconscientemente estoy tratando de hacer eso constantemente. También utilizo láminas de papel metálico para dar la ilusión de un vidrio quebrado. He intentando muchas cosas.

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¿Qué otros equipos utilizas aparte del scanner?
Tengo cámaras comunes y corrientes también: tengo una Nikon, etcétera. Es chistoso, porque en 2005 volví a estudiar, ya siendo legalmente ciego, para hacer una maestría de arte en California State, Fullerton, y terminé en el hospital con lo que yo pensaba que era apendicitis. Cuando me hicieron la cirugía, se dieron cuenta de que no era apendicitis sino un cáncer maligno de estómago inoperable. Eso fue en 2008 y me dijeron que no iba a vivir más de un año. En ese momento sí me rendí. ¡Y no podía creer la ironía de que hubiera sobrevivido al SIDA! Nada de tomar fotos, nada de mi maestría: me iba a matar un cáncer.

Sí, qué ironía tan grande…
Y aunque suene muy extraño, mi hermana había estado viendo a una síquica por mucho años y le creía todo. Yo nunca creí en esas cosas y siempre fui muy escéptico. Sin embargo, ella me insistió que hablara con la síquica por teléfono. Hablé con ella mucho tiempo y me dijo que iba a sobrevivir el cáncer, pero que tenía que estar mucho tiempo afuera, con la naturaleza. Entonces, me dediqué a meterme a bosques y aproveché para tomar fotos. Finalmente terminó convirtiéndose en una exhibición llamada "Seasons in a Prayer Garden" (Estaciones en un jardín de oración) por la cual me gané un premio muy prestigioso. Y pues… Evidentemente sobreviví…

¿Sin quimioterapia y sin ningún tratamiento?
¡Sin nada! Desde 2008 no tengo tumores nuevos y mi cáncer está en remisión. Mi doctor, que es un especialista en el tipo de cáncer que me dio, me dice que no lo puede creer. Dice que soy el único paciente que se ha recuperado de este cáncer, y es todavía más extraño por el hecho de que tengo SIDA: obviamente eso hace que mi cuerpo sea más frágil que el resto.

Después de que tomas las fotos, ¿cómo haces para ver y evaluar las imágenes?
Cuando me di cuenta que me iba a quedar legalmente ciego por el resto de mi vida, empecé a ir a una institución que se llama el Instituto Braille, donde a las personas que les queda un poco de visión, les enseñan a usar métodos para aumentar las imágenes con tecnologías y eso es lo que yo utilizo. No veo toda la imagen en mi pantalla al mismo tiempo, sino que tengo que ampliarla y después ir moviéndola para ver cada una de sus partes. Eso me demora mucho. Cuando estaba haciendo mi maestría, yo siempre era mucho más lento, por el hecho de no tener visión. Pero por eso también me volví más exigente con mi trabajo y con el nivel de calidad que tiene que tener. Puede que me demore tres veces más, pero no quiero que mi fotografía se destaque solo porque soy ciego, sino porque es un buen trabajo a pesar de que soy ciego.