FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

La drag queen más vieja del mundo nos muestra su closet

Hablamos con Michelle DuBarry, también conocida como Russell Alldread, drag queen, ícono, leyenda y activista canadiense.

"Me encanta", dijo Alldread sobre el récord Guinness. Foto por Jess Desaulniers-Lea.

Michelle DuBarry (también conocida como Russell Alldread) es un ícono y un activista en el barrio gay de Toronto y no necesita un título, aunque tiene muchos, incluyendo el de Emperatriz de TICOT (Corte Imperial de Toronto). Aun así, se sorprendió cuando sus amigos le informaron que habían enviado su información al Libro de los récords Guinness en secreto y éste le otorgó el título de "La drag queen más vieja del mundo"

Publicidad

Llegamos a la casa de Alldread, que tiene casi 85 años de edad, para la entrevista y nos dejo ver su clóset que tiene todo, desde zapatos de vestir para hombre (de cuando era vendedor) hasta vestidos hechos a mano que él mismo confeccionó y vistió en los años 50 y 60 cuando el drag todavía era ilegal. Regresamos en el día de las madres con un ramo de flores para acompañar a Michelle en su presentación para el evento anual de Queen Mother King Father en Erotico Lounge, donde la Corte Imperial de Toronto celebra a los activistas recién incorporados.

Al salir del elevador nos encontramos a Alldread al final del pasillo, casi irreconocible con bermudas y camisa, excepto por la pose —con la mano en la cintura, como en la famosa fotografía de él a los nueve años de edad que tomó su hermana después de ponerle un vestido negro y largo, un turbante y un medallón en forma de corazón. Cuando me acerqué, pude ver que estaba sonriendo. Lo que no noté de inmediato fue que traía una peluca corta de cabello castaño. "Creí que sería divertido", dijo descaradamente.

Russell a los 9 años de edad.

Russell y sus hermanas.

VICE: Además de la influencia y el apoyo de tus hermanas y tus primas, ¿qué otras personas fueron influyeron en lo que respecta a expresar tu identidad femenina?
Russell Alldread: Mi mamá formaba parte del coro de la iglesia y todas las mañanas tocaba el piano para despertarme. Cuando éramos niños, cada Navidad, mis dos hermanas y yo nos disfrazábamos y salíamos a bailar frente a los grupos de señoras en el hospital. ¡Siempre me ha gustado el escenario! Mi papá era soldador. Mi papá no era el clásico padre que llevaba a su hijo a partidos de futbol. Mi padre era un hombre trabajador que regresó de la Primera Guerra Mundial y que probablemente tenía problemas en la cabeza. Mi madre sabía cómo controlarlo. Recuerdo que tenía un carácter horrible y que una vez quiso desquitarse conmigo pero mi madre intervino. Se la pasaba trabajando en la parte trasera del taller y podía hacer todo con su soplete y su martillo. Todos los granjeros le tenían aprecio y mi madre le ayudaba con las cuentas. Siempre regresaba cubierto de grasa y se bañaba con jabón neutro en la tina. Le gustaba ir a pescar, era su forma de escapar. Entiendo por qué era así.

Publicidad

¿Alguna vez te vio actuar?
Como dije, empecé a los nueve años. Nunca me vio actuar pero mi madre sabía lo que me gustaba. Además, mi mamá era una mujer muy respetada en el pueblo… y siempre estaba conmigo.

Michelle (derecha) de gira con The Great Imposters en la década de 1970.

Empezaste en el teatro comunitario como Russell. ¿Cómo conociste el drag, tuviste algún mentor o entraste solo a ese mundo?
Otro chico y yo decidimos ir a un baile de preparatoria vestidos como bailarines apache franceses [famosos por su música, moda y hedonismo]. En ese entonces no se le conocía como "drag" —era sólo un disfraz—. En la década de los 50 me metí al ballet y al teatro amateur. Me presentaba con un grupo de actores de Toronto en un obra llamada The Barretts of Wimpole Street.

Yo interpretaba al joven Octavius. ¡Era perfecto para ese papel! En la década de los 60, trabajaba en el 511club. El dueño era Ray Merkin, un inglés que tenía mucha experiencia en el teatro y era increíblemente estricto. Tenía un vestidor en la parte trasera. Había un túnel bajo el escenario para no convivir con la el público antes del show. Había ensayo los martes y jueves por la noche de obras de Broadway. Una vez fui Buffalo Bill, el de la barba blanca. En esa época aprendí mucho sobre actuación.

¿Te gustaría volver al teatro comunitario para actuar como Michelle o Russell?
En estos últimos años he sido muy feliz al usar mi vida [como artista drag] para recaudar dinero para la caridad. De esa forma es más gratificante.

Publicidad

Los zapatos de cuando Russell era vendedor. Foto por Jess Desaulniers-Lea.

En las décadas de los 50 y los 60, los artistas drag tenían que vivir una identidad de día y otra de noche, en especial por la amenaza de la policía o el acoso. Escuché que en Toronto los policías solían arrestar miembros de la comunidad queer, incluyendo a las drag queens, llevarlos a Cherry Beach y golpearlos. ¿Para ti fue difícil esta vida doble? ¿Tenías miedo cuando salías en la noche dentro de tu comunidad?
En los años 50 hacíamos shows underground. La policía entraba y nos molestaba para asegurarse de que trajéramos ropa interior de hombre. [Russell saca una foto de él en drag.] Esto fue en Halloween. Traía un vestido de lentejuelas grises y una peluca rubia. Salí y alguien me aventó tinta. Regresé a casa, me puse una peluca roja y volví a salir. No iba a dejar que nadie me impidiera hacer lo que quería.


Relacionados: El show travesti más famoso de Acapulco


¿Cuándo te diste cuenta que ya podías salir como Michelle sin miedo al acoso de la policía o a que la gente te lanzara cosas como huevos o tinta?
Mi mamá decía "Pareces vagabundo. ¡No salgas así a la calle!". En los años 50, mi atuendo de día era un traje y una corbata. El público en general no sabía nada sobre la vida gay. Antes de casarme rentaba una habitación pequeña en la calle Church y tenía una colección de zapatos porque trabajaba en una zapatería. Tenía una estola de piel de zorro. Me disfrazaba de día y caminaba por la calle Yonge. Una vez fui al cine en el centro de la ciudad y me senté en un balcón. Después de la película, me tropecé en las escaleras y se me rompió un tacón. Al final de las escaleras, un hombre recogió mi tacón roto, me lo entregó y me dijo "Aquí tiene su tacón, señorita". Esa noche regresé cojeando a casa. Hacía lo que quería.

Publicidad

Foto por Jess Desaulniers-Lea.

¿Cuál crees que es el cambio más importante que ha vivido la comunidad drag?
Las drags actuales son totalmente diferente de las de los años 60 y 70. Tratábamos de vernos "reales" —muchos chicos hoy en día hacen cosas muy surreales [con su apariencia] y no experimentan con looks diferentes—. Construyen un look y nunca lo cambian. Pero hoy es un libro abierto. Es hermoso. En 2016 es posible ser nosotros mismos y vestirnos como queramos, sobre todo en Canadá. En otras partes del mundo no existe tanta libertad. Tenemos mucha suerte de vivir en Canadá.

Viviste en el barrio gay de Toronto la mayor parte de tu vida. Mencionaste que la comunidad queer en los años 50/60/70 era mejor en ciertos aspectos. ¿Qué crees que es los mejor que tiene la comunidad hoy y qué es lo mejor que tenía la comunidad en esa época?
Los jóvenes de ahora enfrentan muchas dificultades. Se esfuerzan pero ganan muy poco. No tienen mucho tiempo como para unirse a un grupo y recaudar dinero para la caridad. Vivir en la actualidad es más difícil. La vida gay se está diversificando. Ya no es necesario reunirse en el barrio gay en busca de protección. Pero, al mismo tiempo, estamos perdiendo algunos de nuestros lugares más emblemáticos (Colby's, la Taberna de St. Charles, etcétera.)

Michelle en su presentación durante el evento de gala de la Corte Imperial. Fotos por Jess Desaulniers-Lea.

¿Qué opinas de la discriminación por la edad en el mundo drag y de que los te hayan dado el récord Guinness de "La drag queen más vieja del mundo"?
¡Me encanta! Tengo un récord Guinness y voy a sacarle provecho. Ahora me presento con ese título. Imagínate a la gente diciendo "¿Sabías que Michelle es la drag queen más vieja del mundo?". ¡Voy a ganar más! Antes salía con 25 dólares y regresaba con 35. Y yo también doy propinas. Me gusta dar cinco dólares a ciertas drags —como a Miss Carlotta Carlisle, Georgie Girl— para mostrarles mi aprecio. Para ellas es un gesto importante por lo que represento para la comunidad. ¿Sabías que City Park también me dio un premio? El presidente de City Park dijo que no le gusta mi récord Guinness porque no era lo suficientemente elegante y me dio uno con diamantes de imitación. Nunca pienso en mi edad. Como siempre lo he dicho: "No se vive en el ayer ni en el mañana. Se vive hoy". Te pone a pensar, ¿no? Antes había un acto de tres personas muy importante llamado Freaks. Uno de ellos acaba de regresar a los escenarios, se presentó en Statler y todos celebraron su regreso. Tengo mucha suerte de ser tan querido en mi comunidad. Creo que esa es mi lección más importante.

Sigue a Jess en Instagram.