FYI.

This story is over 5 years old.

La pura puntita

La equivocación como dignidad, una entrevista con Carlos Martínez Rentería

Charlamos con el escritor, poeta y director de la revista ‘Generación’.

Traemos adelantos, reseñas y entrevistas sobre los libros que te ensartarán en las mesas de novedades. 

Desde hace casi cinco años que llegué a la ciudad de México y cuatro que vivo en la colonia Roma, sé que La Pulquería Insurgentes ha sido un punto de encuentro para cualquier borracho perdido u hombre desesperado. Sin embargo, también ha sido el lugar donde muchos poetas, escritores y artistas han confluido. Desde las primeras presentaciones de Juan Cirerol en la ciudad hasta conciertos tan bizarros como el del Muerto de Tijuana, hay un hombre que siempre está ahí: poeta, promotor cultural, editor y periodista, Carlos Martínez Rentería ha sido un férreo defensor de la contracultura desde 1988 cuando fundó su revista Generación sin ninguna otra intención que ser moralmente incómodo y políticamente incorrecto. Él es el culpable de muchas borracheras que nos hemos puesto decenas de personas que asisten cotidianamente a las presentaciones de libros. Decidí visitarlo en este lugar ya tan emblemático de la ciudad para platicar con él.

Publicidad

Cansado y débil, Carlos Martínez Rentería de pronto se apoya en el barandal. Está enfermo. Lo sabe. Los años de excesos le han pasado factura. Sostengo su bebida y la idea de cancelar la entrevista cruza por mi cabeza. “Creo que necesito ir al médico”, me dice.  Pero pronto se incorpora “Sólo me mareé un poco”. Entonces nos dirigimos a la terraza de la pulquería. Necesita comer algo y mientras lo hace pienso en unos versos de alguno de sus poemas de Barbarie: “Para salvarse del mundo cotidiano/, un consejo: acostarse en la madrugada/ brevemente/ con los brazos y piernas abiertas/ justo en el cruce de estas calles/”.

VICE: Siendo vecino de la colonia Roma es común encontrarte caminando, también en las noches de la pulcata. ¿Cómo vive Carlos Martínez Rentería sus madrugadas en esta colonia? ¿Daría la impresión que es siempre una fiesta o hay espacio para el silencio?
Carlos Martínez Rentería:Pues depende mucho de qué tipo de madrugadas. Últimamente he tratado de huir porque las madrugadas cada vez me resultan más duras. Yo recuerdo todavía hace unos años cuando existía un bar, El Mestizo, en la calle de Chihuahua. Tenía la terrible característica de que no cerraba nunca. Salía a veces de ahí a las cinco de la mañana, seis. Llegaba a mi casa aquí en Zacatecas. Mi hijo ya estaba listo para irse a la escuela y pues lo llevaba sin dormir. Así fue una etapa de mi vida donde conviví con muchísima gente, hicimos muchísimas cosas y terminé haciendo mi poemario de Barbarie que tiene un apartado de madrugadas. La madrugada me enriqueció mucho con sonidos, con sus olores, con la gente que estaba ahí en esas interminables reuniones, fiestas y conversaciones. Mi esposa nunca lo creía, pero yo le decía que también ahí trabajaba, en esas interminables reuniones de madrugada.

Publicidad

He sido testigo de que la actividad cultural en espacios como La Bota. Con Antonio Calera, han promovido actividad poética con festivales como Poesía en Primavera, pero me llama la atención que aquí en la Colonia Roma, la Pulquería, cuyo responsable eres tú, no se queda atrás. ¿Cómo ha sido ese proceso?
Mira, la actividad cultural en la pulquería inicia desde que la pulquería se abre, o incluso antes. Una de las primeras actividades cuando abre la pulquería es la realización de un número especial de la revista Generación dedicado al pulque. La Pulquería Insurgentes arranca con una actividad cultural casi desde sus primeros días. Poco a poco se ha ido incrementando esto. Actualmente realizamos un promedio de dos o tres actividades por semana. Mucha gente viene a pedirnos el espacio para hacer sus eventos, ya no estamos nosotros sólo buscando o proponiendo el espacio, sino que ya se volvió un lugar necesario. Hemos hecho actividades bastante importantes. Han venido decenas de escritores. Gente como José Agustín, Juan Villoro, Guillermo Fadanelli. Es un trabajo que está sustentado por muchísima gente. Con respecto a la poesía, a mí me llama la atención cómo hemos llenado varias veces el salón que tenemos de eventos con lecturas de poesía. Es un hecho que hay público para la poesía.

Ahora que tocamos el tema Carlos, es importante decir que la pulquería ha sido el hogar de la revista Generación que hace poco cumplió 25 años. Una publicación muy longeva, ¿cómo han logrado sortear los costos de una revista en esencia contracultural?
Ésta es la parte más grosera y más fea de hacer una revista: conseguir el dinero. Yo digo que es como la obra negra o el trabajo sucio. Actualmente la revista tiene un retraso de más de un mes. El número que tenemos listo para la imprenta, debió haber salido a principios del mes pasado. Ya casi vamos a cumplir dos meses de retraso, precisamente por la falta de recursos. El principal ingreso de la revista es la publicidad.

Publicidad

La cual es escasa en comparación de las publicaciones…
Sí, es una publicidad mínima para cubrir los gastos. Nuestro principal anunciante ha sido Conaculta, que por razones burocráticas no nos ha querido pagar anuncios ya publicados.

¿Es difícil, dirías, lidiar con el apoyo de las instituciones culturales siendo la revista un bastión de la contracultura?
Es complicadísimo. Si es cultural o contracultural la verdad no debía ser la diferencia para tener la publicidad. Sin embargo sí lo es, porque hay publicaciones muy comerciales. Por ejemplo hay una revista que se llama Algarabía que es una revista hecha prácticamente con puros recursos de Wikipedia. Una revista muy superficial, muy frívola, muy intrascendente, pero les va muy bien económicamente. Si haces una revista comercial, obviamente es más fácil obtener recursos; si haces una revista de contenidos no comerciales, pues se te va a complicar aún más. Pero a mí no me interesa hacer una revista comercial, si no pues me dedicaría a otra cosa. Cada número pareciera que es el último. Cuenta mucho que los colaboradores no cobran… prácticamente nadie cobra. Ni yo. Los pocos recursos que salen regularmente son para la producción del siguiente número y eso nos beneficia para poder sacarla.

Toda esta problemática tiene que ver con el carácter contracultural de la revista la cual se entiende como algo más que ser punk o hippie, ¿cómo concibes tú la contracultura?
Lo diré una multideceava vez. La idea de contracultura que la gente tiene regularmente es una lectura histórica, donde se piensa que contracultura es el movimiento hippie de los años sesenta y setenta. Hay un estigma y se define por una serie de circunstancias como el movimiento hippie, la herencia del movimiento beat y todo esto. Sin embargo, precisamente yo contra lo que he peleado, digamos, y discutido es que contracultura es un concepto bastante más intemporal. Contracultura no es una época determinada, contracultura es la manera de nombrar al movimiento de la cultura. En la medida que la cultura se va moviendo, siempre hay un punto en donde se define ese movimiento. Lo que este científico Timothy Leary llamaba la cresta de la ola, por eso yo a la antología que hice de contracultura en México le puse ese título La cresta de la ola, que es una antología de unas cuatrocientas páginas, donde separo por capítulos literatura y contracultura, música y contracultura, artes visuales y contracultura, hay un apartado de tribus urbanas o movimientos  juveniles, hay otro apartado sobre drogas y son perspectivas que tienen que ver con la contracultura. En ese sentido la contracultura no es algo que pertenezca a una época determinada. En el momento que hay cultura hay contracultura. Es una dialéctica que marca los movimientos culturales de cada época. La contracultura es tan movible o más rápida aún que la cultura misma. De hecho la contracultura es lo que le da el movimiento a la cultura. Si no hubiera contracultura, la cultura estaría muerta.

Publicidad

En ese movimiento del que hablas y esos autores que después con el paso del tiempo se vuelven clásicos, pero que antes eran marginales, bien podíamos meter a Charles Bukowski y a los poetas beats. Hace poco sacaste un número dedicado a ellos. ¿Por qué escribir de autores que un momento están en la periferia cultural?
A mí lo que me interesa de la cultura es entre otras cosas los puntos marginales, los límites entre la aceptación el consenso, el buen gusto, lo que marcan las elites del poder cultural, porque es un hecho que existe. No voy a decir nombres, pero hay gente que todo el tiempo tienen en la boca a Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y sobre todo a Octavio Paz. El trabajo de difusión en ese sentido es muy fácil porque se van a lo seguro. A lo que ya está a lo que está consensado y lo que no admite duda. En cambio a mí me interesa mucho la equivocación, me interesa el arriesgue, me interesa los espíritus o las perspectivas del pensamiento crítico irreverente,  incorrecto. Eso me seduce. Es mi gusto. “Mi gusto es”, como dice la canción. Y desde luego que acepto el riesgo de convertirme en un fracasado más de toda esta estética.

Noto en ellos un denominador común, algo que anotaste en la revista que le dedicaste  tanto a Bukowski como a los beats, que son las drogas y o excesos. Diría el comediante estadounidense Bill Hicks, que mucha de la gente que se burla de los que consumen drogas es por ignorancia de sus beneficios: gracias a las drogas mucha música y literatura han sido creadas. ¿Cuál dirías tú que es su importancia al momento de la creación y en general?
Las drogas por las drogas no son nada. Cualquier niño rico se atasca de drogas o cualquier chemo de la Merced. Consumir por consumir no es nada, por el contrario creo que se comete una estupidez. Por un lado, hay que asumir una postura política de que las drogas. Yo soy activista. Del movimiento por la despenalización de las drogas.

Publicidad

Estuviste en las marchas tengo entendido.
Sí claro. Soy convocante de la marcha por la mariguana. Pero también creo que hay despenalizar prácticamente todas las substancias. Cada una con sus diferentes matices y sobre todo pues advirtiendo sus daños. Pero aún las drogas más peligrosas en cuanto a daños de salud, deben ser liberadas porque ningún gobierno tiene derecho a prohibirle a un adulto lo que tiene que consumir. En ese sentido es una de las partes más importantes para mí, el tema de las drogas. Tener un compromiso socialy tener toda la información necesaria para poder apoyar o ilustrar sobre todo a la gente más joven de cuáles son los daños y cuáles son sus derechos. En segundo lugar, creo que es muy importante reconocer  cómo para muchas personas el consumo de drogas ha sido parte de su construcción intelectual. Es un tema mucho más complejo y que por diversas razones sí hay una relación muy constante entre la obra, el talento, la creación y esta necesidad de consumir alguna sustancia.

En las últimas madrugadas
de las cosas vivas
había un lugar
donde todo podía pasar

[…]

Unos amigos, unas cubetas, unas canciones,
unos madrazos, unas madrugadas en vómito

En ese acto de magia y vulgaridad
algunos descubrían el truco
y fueron sabios por siempre

Sola
mente
en la
madrugada

(Fragmento deEl Jacalito”)

En tu poemario Barbarie uno de los temas que cruzan todos los poemas es principalmente este, los excesos, estas madrugadas en vómito que dices en tu poema “El jacalito”. A ti personalmente, ¿te han construido intelectualmente las drogas?
Yo creo que sí. Mira, es muy difícil advertir totalmente la distancia entre la creación y el consumo de sustancias, porque yo puedo decir que he desperdiciado demasiado tiempo. He dejado demasiadas cosas pendientes, me siento muy dañado físicamente. Pero no estoy seguro que si tuviera la posibilidad de elegir. Seguramente decidiría haberlo hecho como lo he hecho hasta ahora. A pesar de todo lo que he pagado por hacerlo, creo que no sería yo de otra manera. Es muy ocioso decir que si yo viviera una vida tranquila cuántos libros podría haber publicado. Si desperdiciará menos tiempo tendría tres o cuatro libros más. Pero no puedo asegurarlo. A lo mejor sería un viejo demasiado aburrido. Que de todos modos lo soy. [Risas].

Publicidad

La sustancia poética principal de Barbarie son las drogas. Pero no es sólo eso. Hay momentos importantes dentro del poemario donde colocas a la naturaleza al lado del tema de la paternidad. Noto la impronta de Bukowski, pero ¿qué poetas mexicanos ayudaron a que se gestara Barbarie?
Desde luego que hay muchas influencias, pero no son premeditadas ni conscientes. Durante muchos años me gustó Jaime Sabines. Poetas que me gustan mucho, mexicanos, como el maestro Efraín Huerta desde luego; Rubén Bonifaz Nuño—que algunos fueron amigos míos— Alí Chumacero. Más de mi generación están por ahí Luigi Amara. En lo general yo me considero un poeta bastante fuera de un hilo conductor. No considero pertenecer a la tradición… prácticamente de nada. Me gusta mucho Charles Bukowski, pero no me interesa ser un bukowskito, como algunas gentes me han criticado un poco por debajo del agua, diciendo que yo trato de homologar a Bukowski. Desde luego que compartimos muchas cosas pero no creo estar siguiendo las directrices de nadie en particular.

Uno de los temas que me llamó la atención es cómo rompías este tono de fiesta al hablar de tu familia. De tu hijo, de tu esposa. Tuve la suerte de coincidir con tu hijo, Emiliano, en la carrera de filosofía. De todos los temas que llegamos a platicar hubo uno que resaltaba: su papá. ¿Qué es para Carlos Martínez Rentería la paternidad desde la trinchera de la contracultura?
Fíjate que ha sido una convivencia que para muchos podría ser enfermiza, pero para mí fue como que muy normal. De hecho, por ahí se cuentan anécdotas de cuando llevaba a mi hijo chiquito a una cantina, lo hacía más que por la irresponsabilidad de lo que eso significa, sino porque a mí me parecía algo normal. Para mí las cantinas son lugares digamos con una gran carga de emoción, de hospitalidad incluso. Lugares donde se puede conversar, se puede convivir de una manera bastante fraterna. Yo no tengo una carga negativa en torno a muchas experiencias ligadas al alcohol. Nunca he sido alguien violento, aunque sí me ha tocado convivir con violentos, pero en general mi convivencia con el alcohol, salvo las problemáticas con la salud, no ha sido un conflicto. Yo no encontré la contradicción de mis aficiones etílicas en la convivencia con mi hijo. Nunca lo ha existido, aunque para él cuando era más chico en algún momento sí le resulto incómodo. Sí hay como una distancia en cuanto a lo amoroso, pero durante toda mi vida conviví más o menos bien con estas dos perspectivas de mi vida. Hasta que mi esposa me abandonó… por borracho. [Risas].

Publicidad

¿Editarás de nuevo Barbarie?
Al parecer Barbarie  ya se agotó. He platicado con Guillermo Fadanelli, que es mi editor, la posibilidad de reeditarlo. Publiqué también un pequeño poemario hecho a mano, que es como una plaquette. Algunos aforismos. Algunos relatos breves. Algunos poemas. El material de ese poemario es en realidad un librito hecho a mano, quiero hacerlo ya impreso. En España, ahora que estuve en Andalucía, [con] un par de amigos poetas,—[como] Uberto Stabile, existe la posibilidad de hacer otro poemario, publicado en España.

¿Qué estás haciendo ahorita Carlos?

Comiendo [Risas]… Tengo alrededor de unos diez, quince poemas nuevos. Se están publicando mis poemas de manera aislada en algunos espacios, sitios de internet como Letras Explícitas donde me acaban de publicar un poema que le dediqué a mi perro. Porque yo escribo sin ningún ritmo, cuando yo quiero, cuando me nace. No me puedo considerar un poeta, por lo menos no profesional. Yo no puedo ser así. Creo que sí tengo ya material para otro libro. Mis próximos diez poemas son algo demasiado íntimo que va de mi cama a reflexiones sobre la luna, que desde luego yo estoy en contra de la luna [risas]. Y bueno, pues espero escribir algunas cosas más vinculadas con una reflexión muy íntima, pero al mismo tiempo abierta a todos. Es la condición existencial y la defensa de equivocación. En uno de mis últimos textos digo que la equivocación es la dignidad de la certeza. Eso sería algo próximo. Paralelamente tratar de salvar a mi revista que estamos en un momento complicado. Desde luego en contra de todos aquellos que quieren tener la verdad como un absoluto y estar en el mundo rechazando las ideologías y las religiones… y empezar a disfrutar mi vejez [risas].

Publicidad

Sigue lloviendo, y yo,
bebiendo.
La analogía es forzada.

Beber y llover no son lo mismo
pero son igual.

Bebo porque vivo,
llueve porque llueve.

Beber y llover: despilfarrada
existencia.

(Fragmento deSigue lloviendo”)

Conforme avanza la noche, Carlos Martínez Rentería se transforma. Es otro. No es un hombre derrotado por la vida, sino uno que logró una victoria por sus decisiones. O por sus errores. Da igual. Mientras baila y se ríe poco a poco la enfermedad desaparece de su rostro como la bebida de su vaso. Rentería es un bárbaro y como dice Leonardo Da Jandra, esperemos que sus excesos autodestructivos no hagan de ésta la última entrevista. Que la equivocación siga siendo la dignidad de la certeza.

Sigue a Diego en Twitter:

@espiritudiego