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La Guía VICE para las elecciones 2015

LGVPLE: La casa en llamas

Y lo primero que hemos salvado es el televisor.

México, mayo de 2012. Aceptémoslo, la televisión mexicana está llena de tetonas semidesnudas. Hoy, tras el debate presidencial organizado por el Instituto Federal Electoral, los grandes temas nacionales fueron aplastados por dos robustas siliconas. El ambientalista cachondo, Gabriel Quadri no tiene empacho de morbosear a Julia Orayén, la playmate contratada para repartir en escasos 20 segundos los papelitos del sorteo de intervenciones de los candidatos. Tampoco es sorpresa que a los políticos mexicanos tienen una confesa debilidad por las edecanes sexosas. Mirarle el culo es lo de menos, pasar de ser relativamente desconocido a asegurar prácticamente el registro al Partido Nueva Alianza subiendo casi al 5% en las preferencias, esa fue la hazaña de Gabriel Quadri en el insípido primer debate dominical.

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La televisión mexicana no hace presidentes según Enrique Peña Nieto, pero no se cansa en intentarlo. Después que Ricardo Salinas Pliego, concesionario de TV Azteca (el segundo hombre más rico de México y la segunda cadena de televisión más poderosa del país, respectivamente) se negara a transmitir el debate, este empresario mostró el lado más prepotente de la oligarquía televisiva mexicana por medio de su cuenta de Twitter. La misma televisora, que satura con tetonas durante el día, se reservaba el derecho a no transmitir el encuentro entre los candidatos a la presidencia o en todo caso, relegarlo a un canal con audiencia mínima y alcance regional. “Si no quieren ver el debate pueden ver el futbol” como mentada de madre nacional.

Es CNN en español el medio que organiza foros para escuchar en un formato menos rígido a los candidatos, a sacarlos de sus lugares cómodos y frases preparadas. Asemejan a los debates gringos y me emocionan hasta enterarme del reducido acceso del cable en comparación a casi el 98% de penetración que tiene el canal más visto entre la población mexicana.

Los medios de comunicación en México a disposición del candidato del PRI, al cual han empaquetado de una manera tan perfecta que sacarlo de guión parecen no afectar en nada su imagen. Pasado el debate, Enrique Peña Nieto seguía conservando su amplia ventaja en las preferencias, inclusive felicita a François Hollande, el nuevo presidente socialista francés. Entre otra de las reinvenciones del PRI es rebrandearse como un partido de izquierda. No importa ser conservador, visitar al Papa, anular el matrimonio –con su respectivo reguero de hijos– de la Gaviota, hay que gustarle a todos. Y hay que asegurar que a todos les guste. Hoy los periódicos, cada vez más anacrónicos y en amplia desventaja en contra de las redes sociales no les ha quedado de otra. Las violentas imágenes de los estudiantes encarcelados en Michoacán, los 23 muertos de Tamaulipas o los cinco periodistas asesinados en Veracruz, esta semana se sepultan a las páginas interiores para que su lugar en las primeras planas la tome la alegre postal mexicana de Peña Nieto bajo una lluvia de confeti tricolor.

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¿Quién gana el debate? No queda claro si los 12 años de haber jugado con la idea de la transición democrática fueron sólo un experimento molesto para los mexicanos y prefieran una vida más calmada, sin tener que pagar esa cuota de muertos que se evita si se pacta con los criminales. El regreso del PRI viene acompañado con frases entumidas de cinismo burócrata: “Si roba, salpique”.

En México la casa está en llamas y lo primero que hemos salvado es el televisor.

@RomanCotera