La hermosa y surrealista fotografía callejera de Giacomo Vesprini

No me gusta definir mi estilo; simplemente voy afuera y saco fotos. Pocas veces sé lo que voy a fotografiar porque trabajo estéticamente e instintivamente.

Por lo regular, la gente desconfía o se vuelve muy cautelosa cuando me ve parado en la esquina tomándoles fotos. No quiero interferir con la escena, así que es importante pasar desapercibido. A veces me siento a platicar con algunas de las personas que tengo al rededor y me incorporo gradualmente a la escena como una manera de validar mi presencia. Una vez que me reconocen inconscientemente dejó de ser una amenaza y saco las fotos.

Lo que busco en verdad es que la gente se cuestione lo que ve. No me interesa darle a la gente una versión definitiva de qué ver, o coreografiar una serie de fotografías en un concepto; busco posibilidades e historias implícitas. Lo sicológico tiene un enorme impacto en la manera en que la gente percibe un foto. Los cerebros de las personas activan diferentes zonas, así que ver una misma imagen puede darles una sensación de claustrofobia. Puede recordarle algo a alguien, por ejemplo, a uno de sus padres o un película que vieron la semana pasada. Hay quienes pueden encontrar una historia de amor en la imagen y otros que la interpretan como un lugar de maltrato. Algunos pueden disfrutar la coherencia estética y otros pueden sentir indiferencia. Todo está abierto a interpretación.

Mis fotos tienen definitivamente un aspecto surreal, que se logra estéticamente, aunque combinar el surrealismo con la fotografía callejera abre, de alguna manera, un puerta a un paisaje de ensueño donde muchas narrativas son posibles y tu psique te puede llevar a donde sea. Es como convertir la realidad en ficción.

La iluminación es tan poderosa. Desde donde me encuentro hasta el lugar iluminado naturalmente, la luz puede resaltar ciertos elementos de la escena y relegar otros. Esto favorece definitivamente la estética surrealista, y trabaja mano a mano con ángulos oscuros, superposiciones, reflexiones y colores. Lo que me parece más interesante es que, aunque trato de no interferir en la escena y preservar su autenticidad, no se puede definir como real porque es simplemente mi manera de verla; por eso es real para mi.

Tal como se lo contó a Francesca Cronan.

Puedes ver más fotos de Giacomo a continuación y en su sitio. Échale un vistazo a Eyegobananas, el colectivo de fotografía callejera del que forma parte.