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Perfiles

La lucha de una feminista negra en Twitter

Mikki Kendall lanza un choque frontal para saldar algunas cuentas históricas que dejaron pendientes las sufragistas blancas de EU.

Foto por Ryan Lowry.

No tienes que saber todo acerca de la historia de las tensiones raciales entre feministas blancas y de color para entender a Mikki Kendall. Pero sí ayudaría. En Estados Unidos, en 1870, un buen número de sufragistas blancas se opusieron a la promulgación de la 15a Enmienda —que permitía que los hombres afroamericanos votaran— alegando que los hombres de color no deberían tener el derecho al voto antes que las mujeres blancas. Frances Willard, líder del movimiento sufragista, incluso apoyó la predilección de linchamiento aceptada por sus hermanas blancas bajo la línea Mason–Dixon (una frontera que divide los estados de Pensilvania, Virginia Occidental, Delaware y Maryland, y que culturalmente también marca el norte y el sur del este de EU). En una entrevista de 1890 con el New York Voice, Willard dijo que “la mejor gente blanca” en el sur le había dicho que “grandes pandillas de caras oscuras”, se multiplicaban “como langostas en Egipto” y “amenazaban la seguridad de mujeres, niños [y] el hogar”. Según Willard, tal ataque necesitaba una defensa fuerte como la que podían ejercer los miembros del Ku Klux Klan. Una periodista pionera de color y sufragista llamada Ida B. Wells tuvo el valor de confrontar a Willard. Pero Willard y otras feministas blancas no ofrecieron disculpas y atacaron a Wells. Ella había roto el fundamental principio del movimiento emergente de mujeres: las mujeres no critican a otras mujeres, son solidarias.

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Una mañana de agosto pasado, Kendall, que es de color, tenía a Ida Wells en mente cuando debatió si romper o no este principio. Aspirante a escritora y empleada de tiempo completo en el Departamento de Asuntos de Veteranos en Chicago, Kendall estaba acurrucada en un sofá rojo en la sala de su departamento en Hyde Park, su computadora estaba sobre un pequeño escritorio. Estaba pensando en insultar a Jill Filipovic, una escritora feminista blanca y editora con la que Kendall se estaba peleando en Twitter. Los orígenes de dicha pelea son complicados y, como pasa seguido en las redes sociales, del tipo de “él tuiteó”, “ella tuiteó”. Para conocer la historia se requiere que uno sepa (y se preocupe) sobre la actividad en Twitter de un hombre feminista llamado Hugo Schwyzer, y por una jovencita que en Twitter se dice llamar @Blackamazon; bien o mal Filipovic había expresado su apoyo al primero, a expensas de esta última. Pero la importancia real era la creencia de Kendall sobre cómo las feministas blancas —no necesariamente Filipovic— se comportan de la misma manera que Willard y además no son confrontadas ni cuestionabas por ese mismo llamado histórico a la solidaridad.

Kendall decidió no ser grosera con Filipovic y en su lugar creó un hashtag: #SolidarityIsForWhiteWomen (la solidaridad es para las mujeres blancas). Una frase que buscaba hacer referencia a la larga historia de discordia interna feminista, en la que las mujeres de color están obligadas a reprimir sus necesidades en defensa de las prerrogativas de los blancos. Comenzó a dar mucho de que hablar con #Solidarity (solidaridad), una y otra y otra vez, en más de 40 tuits: “#SolidarityIsForWhiteWomen cuando se ignora la culpabilidad de las mujeres blancas en los linchamientos, Jim Crow, y en el racismo actual”; “#SolidarityIsForWhiteWomen cuando idolatras a Susan B. Anthony y dices que su racismo no importaba”; “#SolidarityIsForWhiteWomen cuando las discusiones feministas acerca de la misoginia en la música ignoran la letra de [la canción de los Rolling Stones] Brown Sugar”.

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Escribió una cantidad sorprendente de tuits en tan solo una hora, llegando hasta temas como la marginalización de la mujer de color hasta que Twitter bloqueó su cuenta por exceso de tuits. (Esto, aparentemente, es posible). Así que se paró del sofá y se hizo algo de comer. Para cuando regresó a su computadora ya era famosa.

La gente puede discutir la relevancia de “ser tendencia” en Twitter, de lo que significa, qué impacto tiene, por qué a alguien le debería de importar. Pero es un hecho que de la 1:20 PM el 12 de agosto de 2013, hasta 2:40 PM del siguiente día, muchos individuos en Estados Unidos y alrededor del mundo de repente tuvieron algo que decir acerca de Mikki Kendall y sus puntos de vista sobre la unidad entre feministas blancas. Un análisis de iTrended.com reportó que #SolidarityIsForWhiteWomen fue por casi cuatro horas el hashtag en Twitter más popular en Estados Unidos, y por 40 minutos fue el tercer hashtag más popular del mundo. Fue tendencia en 61 ciudades de Estados Unidos, llegando a un alto puesto en 21 ciudades. Un aproximado de siete millones de personas participaron en el hashtag, según Ebony, ya sea por apoyar sus opiniones o contradecirla.

Menos de un año ha pasado desde la creación del hashtag de Kendall, pero mucho ha cambiado. Ahora ya escribe en las grandes ligas: sus artículos han aparecido en The Guardian, Ebony, Essence y xoJane. Mother Jones la nombró una de las “13 mujeres chingonas de 2013”, colocándola junto con Pussy Riot, una niña pakistaní de nueve años de edad que sobrevivió un ataque de drones perpetrado por Estados Unidos, y Chimamanda Ngozi Adichie, una novelista y beneficiaria de la beca para genios de la Fundación MacArthur. Ha habido múltiples entrevistas en NPR, e historias sobre ella en Bitch, Bustle, Hairpin y New York. Ella renunció a su trabajo en la oficina para veteranos, comenzó una maestría en escritura creativa y contrató a un agente literario con el que está trabajando en una propuesta de libro de memorias llamado Tales of a Hood Feminist (Cuentos de una feminista del barrio). También hizo otros hashtags, incluyendo #FastTailedGirls, un juego de palabras y referencia a los estereotipos sexuales en la comunidad de color; #FoodGentrification (gentrificación de comida); y el hashtag #HoodPSA (aviso a la comunidad del barrio) como consejos de broma (“Cuando las niñas negras enojadas comienzan aplaudir, tú corres o peleas”).

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12 DE AGOSTO #SolidarityIsForWhiteWomen cuando la adopción de niños de color es vista como rescate y no una destrucción de la comunidad. 
30 DE NOVIEMBRE ¿Cómo te conviertes en una de las #FastTailedGirls? Usa shorts, una falda corta, maquillaje, sé atractiva, sé abusada… conseguirás esa etiqueta. 
30 DE NOVIEMBRE Cuando llegó la pubertad mi cuerpo se convirtió en asunto de todo mundo. No puedes explorar de manera segura tu sexualidad como una joven mujer negra. #FastTailedGirls 
10 DE ENERO A los afroamericanos se les ha dicho de manera constante que la comida sureña era la culpable de la obesidad. Ahora la col es cool. #foodgentrification 
24 DE ENERO Generalmente no tengo intenciones malvadas hacia extraños, pero soy una cabrona con actitud. Esa soy yo. Puedo no ser o ser tu monedita de oro. 
24 DE ENERO Sugiriendo posibles hashtags a mi fotógrafo. Porque eso es lo que hago. Quiero que otros también impongan. Es divertido.

Pero por más astutos que fueran estos hashtags, los tuis de otras personas que los usaban no lo eran tanto. Una gran cantidad de usuarios combinan un buen uso del lenguaje con un sentido afinado de cultura popular y aún así no llegan a los periódicos. Lo que distingue Kendall es un sentido de interés personal y una habilidad de comprender y comunicar la viralidad escondida en medio del desorden de las cosas que le incomodan.

“Lo que Mikki ha hecho que es muy importante”, dijo su amiga Sydette Harry, a.k.a @Blackamazon, “dice, ‘Yo soy una persona a la que debes de prestar atención.’ No hay nadie como ella. Es un ejemplo de lo que Twitter se ha convertido y para lo que es.”

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Es extrañísimo”, me dijo un día en enero en Medici, un restaurante cerca de su departamento donde antes se juntaban los pacifistas en los 60s. “Ahora mi familia cree en mí. Estuve en Ebony y Essence. A nadie le importa lo demás. Esas son las cosas que a ellos les importa. Ahora soy real”.

Desafortunadamente, la fama en Twitter de Kendall no se tradujo a popularidad, exactamente, sobre todo entre las feministas blancas que ha enfrentado. Una entrada en el blog Jezebel, que eligió sus “Tuits favoritos de #SolidarityIsForWhiteWomen”, excluyó los de Kendall y no le dio el crédito a Kendall como la creadora del hashtag. Jezbel actualizó su artículo con una disculpa. Pero nunca invitó a Mikki a escribir en el sitio.

En todas partes se han publicado textos sobre la actitud y conducta de Kendall, pero no de sus habilidades. El artículo “Feminism’s Toxic Twitter Wars” (Las guerras toxicas feministas en Twitter) de Michelle Goldberf en Nation, publicado en enero, estuvo muy cerca de pintar a Kendall como una perra con conexión a internet. Esta percepción se generalizó tanto que empezó una réplica sarcástica, que por su puesto también involucraba un hashtag. Por parte de @suey_park, personaje de Twitter que disfrutó recientemente de fama por la creación del hashtag de #CancelColbert, escribió: “Pero Mikki Kendall es bully y a todos nos da miedo decirlo. #WhiteFeministRants” (arranques de feministas blancas).

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24 DE ENERO Ahora me están tomando mi foto para un artículo sobre mí. Me está costando trabajo verme natural. Además, mis uñas son horribles. Vales madre invierno.
31 DE ENERO Leyendo twitter & escuchando las letras de Sweeny Todd en mi cabeza. Las navajas saldrán hoy por la noche.
31 DE ENERO Las lágrimas de una mujer blanca son misoginia, la mujer negra enojada es un HECHO. #WhiteFeministRants

Tintes de la confrontación similares al pique entre Wells y Willards pueden percibirse en la conversación sobre Kendall. El sistema feminista de las blancas se ha apresurado a tener en cuenta las críticas expresadas en #Solidarity. En el artículo de Nation, Anna Holmes, fundadora de Jezabel, que también es negra, escribió acerca de los “intentos olímpicos por parte de las feministas blancas para ignorar el tema y mostrar que son aliadas” [de las feministas de color]. Pero esas alianzas no se extienden a Kendall, a quien Goldberg describió como “obsesionada” con desaires viejos y con ganas de estropear a sus adversarios de Twitter, con su club de los 140 caracteres. “A veces tiene críticas muy legítimas sobre la sociedad y los medios de comunicación y habla en contra de cosas que merecen atención”, dijo una prominente feminista, que no quiso hablar conmigo para una entrevista oficial. “Pero ella no es una víctima. Ella se engrandece a sí misma, y seguido se involucra en conductas de bullying y se dirige a las personas sin ninguna razón sólo por sentirse poderosa. Es triste”.

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Tengo mi carácter”, me dijo Kendall en Medici. “Tengo mucho carácter. Puedo ser muy buena. Pero puedo ser provocada, y luego, en un minuto, te enfrento con todo”. Sentada en un sillón de madera cubierto con graffiti y tomando agua de fresa, Kendall no parecía estar enojada, se mostró como es: una mamá cool pero no hipster de dos hijos, vestida con pantalones negros de pana, zapatos sencillos y una camiseta negra que dice “Support Tattooed Military” (Apoyo a los soldados que llevan tatuajes) escrito en letras blancas, una referencia a sus propios tatuajes, que no estaba mostrando, y su pasado en el ejército. Tiene unas cortas rastras, canosas de la raíz y es de cuerpo redondo y grande. “Lo que le llaman gruesa”, me dijo con una sonrisa. “‘Para ser una niña negra, estás bonita’. Eso es algo que me han dicho”, agregó.

Kendall me habló acerca de su educación en Hyde Park antes de la gentrificación, de cómo creció “donde había tiroteos. A veces todavía hay”, dice. Me habló acerca de su madre, quien la dejó en el hospital al nacer y ni nombre le puso; acerca de haber sido criada por su familia lejana, habitantes de Chicago que habían llegado al norte de Mississippi y Louisiana durante la Gran Migración Negra; acerca de su abuela, una belleza del lado sur —”los hombros hacia atrás, la cabeza alzada”— quien insistió en que fuera a la escuela, y a quien Kendall le dio su diploma de la preparatoria el día graduación. Ella habló de la pobreza y cómo salió de eso, de un mal primer matrimonio y de otro mejor, y sobre sus dos hijos, uno de cada matrimonio. Ella no me lo dijo todo: “No voy a contar toda mi historia de vida para todo el mundo”, pero sí me dijo que ha escrito lo suficiente para demostrar que ella está consciente de quién es y cómo se percibe a sí misma. En un artículo para xoJane, publicado después de #Solidarity, escribió:

Yo soy una de esas personas. Específicamente, soy una de esas personas negras. Ya sabes, de las que la gente le gusta hablar en sus pláticas de marginados, madres solteras, asistencia publica, como quieras. Quizá puedo ser parte de un estereotipo negativo… así que mientras estoy sentada en esta mesa metafórica, veo cómo las diferencias culturales tienen una influencia sobre el tono de la conversación. Yo no creo que mujeres de cualquier color necesiten ser respetables para ser valoradas.

Por lo que regresa al bullying. ¿Es Mikki Kendall abusiva? ¿Acaso puede serlo? Responder tales preguntas nunca es fácil. Requiere más que un análisis de las acciones específicas de individuos; o era buena o no lo era. Hay que entender la estructura de poder y racismo sistemático, diferencias culturales y su impacto, el valor (y existencia) de una culpa colectiva o histórica, y ver lo que esto cambia y si el lenguaje que usa alguien como Kendall usa es “constructivo”. Porque en realidad puede que lo que yo leí fue un arranque en Twitter donde Mikki ataca a una “líder feminista de internet” de la que nunca he oído hablar, pero que es blanca y convencionalmente bonita, y mi primer instinto puede que sea descartarla por malintencionada o exagerada. Pero si una cantidad exorbitante de tuits que están de acuerdo con Kendall son escritos por las comunidades de color, gente trans y por personas con otras preferencias sexuales o quejas de identidad y aspiraciones, los marginados, los enojados, entonces tengo que dar un paso atrás y volver a pensar.

“No espero que sean mis amigos”, dijo Kendall a sus críticos. “Pero crecí en el barrio. Aquí ‘No te metas en peleas y no las habrá’ es una lección de vida. Si eliges una pelea, entonces estás en una pelea. Luego no puedes decir, cuando pierdas la pelea, que fuiste víctima de bullying. Porque tú fuiste quien tomó la decisión de pelear”.

Salimos de Medici por la tarde para caminar bajo la luz de invierno. Kendall habló de sus planes a futuro, sus textos y un documental cinematográfico #FastTailedGirls que espera hacer. Estaba contenta, quería hablar, ser buena anfitriona, mostrarme los lagos congelados del Lago Michigan, una gran librería, darme algo caliente para tomar.

“No soy monedita de oro”, me dijo. “Hay gente que no me soporta, y otros que me aman. Pero estoy dispuesta a no ser querida”.