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cuatro veinte

La mota lavada empuerca tus pulmones

Y toses un chingo y no te la pasas chingón. Así que huele bien tu guatito.

Cuando empecé a comprar mariguana la tenía muy fácil, y a pesar de ser un joven ñoño me lanzaba a conectar sin miedo al puesto de reggae del tianguis camino a la escuela. Le llamaban La Mamá, una rastafari ya mayor, que te vendía un cincuentón y de vez en cuando te tiraba la onda. No me sorprendió mucho cuando la detuvieron.

Hoy soy un adulto ñoño y cauteloso, esto gracias a la mala experiencia que tuve ese verano cuando conocí la mota Windex. Después de que arrestaron a La Mamá me quedé sin conecte, y decidí ir a la Zona Norte, el único otro lugar donde sabía que vendían. Sentí mucho resentimiento cuando un niño de unos diez años me preguntó: “¿Cuánto quieres, compa?” Entonces compré el doble de lo que pensaba gastar y decidí no volver.

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Llegando a casa de mis papás salí al patio, forjé un porro y le pegué. Debí haber tosido unos 20 segundos pero estaba tan pacheco con ese primer golpe que se sintió una eternidad. Me quemaba la garganta más de lo normal, y sabía un poco a jabón. Recordé algo que dijo el mocoso que me la vendió: “Te gusta mucho la grifa  ¿‘erdá? Esta está fresquísima, plebe, bien curada”. Ahora, en Tijuana me tocó que curada fuera la traducción pinche de cool. Pero hace poco me confirmaron que mota curada en el norte significa: bañada en amoniaco. Lacing, le llaman los gringos.

Al día siguiente no quería seguir fumando. Pero llevé la hierba a casa de un amigo, en cuando abrí la bolsa y dio un olfateo lo notó: “Esa madre tiene Windex”. Lo primero que me vino a la mente fue un chiste recurrente en esa película horrible Mi gran boda griega donde la familia solucionaba todos sus malestares con el famoso limpia-vidrios. Mi amigo me informó que muchos dealers lo usan para solucionar problemas de negocio. No siempre usaban Windex, a veces sólo usaban amoniaco, la idea era vestir el olor de la mariguana con un líquido para disimular su frescura. Eventualmente pegó y la gente más malillona empezó a pedir sus latitas de yesca curada.

Lejos de darle el premio de jóvenes emprendedores a estos narco-menudistas me pregunté: ¿Qué tan común y seguro es esto? Pasaron varios años antes de que me volviera a topar con esta práctica, comprando un gallo en la calle Sexta te arriesgas a que le echen lo que sea. El dealer me dio el gallo, lo prendí enfrente de él y de nuevo, un ataque de tos de la verga. Seguido por un efecto químico entre desagradable y alucinante.

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Le pregunté al dealer: “¿Qué tipo de mota es?”, me contestó: “…de por ahí”. “Sí, ¿pero qué le echas?” El dealer se acercó y me dijo: “Es el papel, no la mota”. Después del segundo jalón, me fui. Parecía mal viaje de frito y había una banda culerísima tocando, la combinación fue una pesadilla con breves momentos de éxtasis. Media hora y una caguama después el efecto desvaneció y me dejó con un dolor de cabeza.

Semanas después me volví a topar al dealer. Lo abordé de la manera más buena onda que se me ocurrió, comprándole una cheve. Los papeles con los que forjaba estaban bañados en fluido balsámico que consiguió de un amigo, fumado funciona como un alucinógeno poco sutil. Le pregunté sobre el Windex, me dijo que con eso empezó. El amoniaco que tiene la solución del limpiador expande los pulmones cuando la fumas. Por eso el ataque de tos. Y a veces se lava con amoniaco puro, cholo weed le llamaba.

Bañar la mariguana no es nada nuevo, pero normalmente escuchas que la combinan con LSD, PCP y perico. Usar productos de limpieza y conservadores para cadáveres me pareció poco inusual. “¿Quién te la pide bañada?” El dealer le dio un trago a su cheve: “Cholos y niños bien”. Dos lados opuestos del mapa social, no es sorprendente, en algún punto llegué a comprarla por erizo, pero imaginar el daño que puede causar inhalar residuos de amoniaco no es un ejercicio mental agradable.

Hace poco la televisión gringa empezó a transmitir este comercial en las noches:

Me puso a pensar mucho en la mota Windex y el dealer de mota balsámica. En los cholos y los niños bien que le compran sin importarles lo que tenga encima. La manera en la que este tipo de sustancias se regularizan es creando una cultura alrededor de ellas, enfocarse en el lado recreativo y artesanal de crecer mariguana. La cultura que propaga la mota Windex y sus derivados no es la que queremos los fumadores casuales. Los dejo con esto, chavos, es fácil toparse con una tacha mala o perico rebajado con acetona, pero también hay mota bien dañina, entonces por favor, huélanla bien.

Lee más sobre mariguana en nuestra columna Cuatro veinte.