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Cultură

La revolución también está en las paredes

Cuando Tarek Algorhani salió de una prisión siria en 2011, no tenía idea de que había estallado una revolución en su país, ni que había comenzado por la misma razón por la que lo habían encarcelado hacía casi seis años: luchar por los derechos humanos...

Fotos, cortesía de Tarek Alghorani.

Un activista del movimiento grafitero de Tarek.

Cuando Tarek Algorhani salió de una prisión siria en 2011, no tenía idea de que había estallado una revolución en su país, ni que había comenzado por la misma razón por la que lo habían encarcelado hacía casi seis años: luchar por los derechos humanos más básicos.

En noviembre de 2005, Tarek y otros ocho blogueros abrieron Al Domary, una página política en la que usaban caricaturas y otros dibujos para criticar al gobierno de Siria y para exigir un fin al régimen de Asad. Pronto se convirtió en uno de los sitios opositores más populares en el país. Los blogueros de Al Domary supieron esconder sus direcciones IP y usar seudónimos para evadir a la policía secreta siria. Tres meses después de abrir su página, uno de sus blogueros fue arrestado, torturado y obligado a revelar la ubicación y las identidades de sus compañeros. Las autoridades cerraron el sitio, confiscaron sus computadoras y destruyeron todos los archivos relacionados con su proyecto. En febrero de 2006, los blogueros fueron acusados de traición y sentenciados a cinco años de prisión, salvo Tarek, quien recibió nueve porque las autoridades lo señalaron como la mente maestra detrás del sitio.

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Tarek terminó en Sednaya, una prisión política ubicada a 21 kilómetros al norte de Damasco, donde sus carceleros lo sometieron a sesiones maratónicas de tortura. Lo metían en una llanta y le daban vueltas durante horas, y lo golpeaban tanto que no podía caminar. “Había prisioneros que fueron trasladados de Abu Ghraib la infame carcel iraquí a Sednaya. Por las noches gritaban: “Quiero regresar a Abu Ghraib”. Las celdas eran oscuras y sucias, y las heridas de algunos reos se infectaban a tal grado que tenían que amputarles las extremidades. Escapar era imposible; incluso si alguien hubiese logrado escabullirse, el desierto estaba plagado de minas.

Tras cinco años y medio en prisión, Tarek recibió el perdón por razones que todavía desconoce. Regresó a Damasco y descubrió que habían comenzado una serie de manifestaciones contra el régimen. El miedo a regresar a prisión no evitó que se uniera a las protestas, y al poco tiempo ya estaba trabajando de nuevo, enseñando a los activistas a grabar videos y subirlos a YouTube. Llevaba una lista detallada de los muertos y desaparecidos para enviársela a defensores de derechos humanos, y estableció contactos para dar primeros auxilios a los heridos.

Pasaron sólo seis meses antes de que Tarek estuviera de nuevo en la lista de los hombres buscados por el gobierno; su nombre apareció en los retenes y fue declarado enemigo del estado en los informes oficiales. En enero, tuvo que huir a Túnez, donde empezó otro proyecto de derechos humanos por internet, esta vez promoviendo el grafiti en contra del régimen de Siria. Lo contacté para preguntarle cómo iba con su lucha.

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Un stencil de papel sobre una pared que dice: "El mártir Ahmed Asham".

VICE: ¿Qué fue lo que te llevó decidir usar grafiti para contraatacar al régimen de Bashar Al-Asad?
Tarek Alghorani: La revolución en Siria empezó por el grafiti. Un pequeño grupo de jóvenes de Dara vio la revolución en Egipto y Túnez por televisión, y empezaron a rayar “Abajo el régimen”. La mukhabarat [policía secreta] los arrestó, los torturó, les arrancaron las uñas, y fue entonces cuando el resto del país salió a las calles a protestar. Al principio de la revolución, cuando la gente se reunía, había pocas personas. La policía y las fuerzas de seguridad las dispersaban sin problemas y sin dejar ningún rastro. De ahí surgió la idea de los dibujos. Aunque la policía llegara y sometiera a la gente, cualquiera que caminara por ahí después sabría: “Aquí hubo una manifestación, los revolucionarios estuvieron aquí”. Es como un sello, una marca. Y es difícil para la policía, porque se cansa. En cuanto limpian una pared, aparece algo más en otro lado.

¿Cuál es tu papel en este movimiento grafitero?
Al principio, los activistas pintaban cosas rápidas como “Libertad” o “Abajo el régimen”, como los chicos de Dara, pero era algo apresurado. Yo quería introducir un elemento artístico, algo para conmemorar a los mártires que habíamos perdido en la revolución. Nuestro objetivo es usar el arte para transmitir nuestras preocupaciones. En abril comencé a subir un video a YouTube sobre cómo pintar paredes y subí plantillas a Facebook para que las usaran los grafiteros.

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Los activistas usan celulares para subir fotos de sus grafitis. De esta forma evitan usar las computadoras y revelar sus direcciones IP o sus identidades a la policía.

¿Qué pasa si las fuerzas de seguridad o la mukhabarat los atrapan pintando las paredes?
En el mejor de los casos te matan ahí mismo. Si te arrestan, terminas en una cárcel para prisioneros políticos, donde te torturan y eventualmente tienes una muerte lenta y dolorosa. Mueres de cualquier forma, pero morir al instante, mientras pintas, es definitivamente una mejor opción que volverte loco mientras te torturan.

¿Cuántas personas han muerto por el grafiti?
Mataron a Nour Hatem Zahra, quien era conocido como Al Ragel al-Bakeheh [Hombre Aerosol]. Era como Spiderman o Batman. Lo mataron mientras pintaba. La gente sabe de la muerte de Nour, porque su familia la hizo pública y organizó un funeral en el que dijeron: “Nuestro hijo murió por esta causa”. Eso no pasa siempre. Las familias de algunos grafiteros que han muerto, no quieren dar sus nombres ni organizar funerales. Les da miedo que las fuerzas de seguridad vayan por ellos. Hasta el momento han muerto 15 grafiteros por esta causa. Tengo sus nombres pero no quiero publicarlos. No me corresponde.

Los grafiteros sirios pintan las paredes con la palabra “mártires” sobre las imágenes de revolucionarios muertos.

¿Exactamente a qué le temen estas familias?
Si una familia organiza un funeral, es como si dijera que está orgullosa o contenta, así que las fuerzas de seguridad la consideran una amenaza para la seguridad nacional.

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¿Qué hay de tu familia? ¿Qué está pasando con ellos?
Mis padres se unieron a las primeras manifestaciones desde el comienzo, cuando yo seguía en prisión. Siguen en Siria, pero tengo que guardar mi distancia. Intento contactarlos cada 15 días pero nuestras conversaciones son cortas. Les preocupa que los estén vigilando.

¿Todos los artistas trabajan exclusivamente con aerosol?
También tenemos a los al ragal al dahan [hombres pintura], artistas en Siria que usan pinceles y pintura. Pintan grandes murales, cosas como banderas sirias o retratos de los mártires que han muerto por el movimiento. Hay más hombres aerosol porque tienen plantillas. Llegan y pintan algo rápido para que las fuerzas de seguridad no los atrapen.

¿Hay mujeres en el movimiento?
Sí. Tenemos a las al mar’a al behkaha [mujeres grafiteras].

Para evadir cualquier rastro incriminatorio, los grafiteros suelen usar guantes, pero aun así es imposible no mancharse de pintura.

Las protestas en Egipto eran muy peligrosas para las mujeres. Algunas fueron atacadas sexualmente. ¿Sabes si algo así le ha pasado a las mujeres grafiteras?
Cuando tenemos mujeres pintando las paredes, tratamos de tomar más precauciones para protegerlas. Hasta donde yo sé, ninguna de las mujeres en nuestro movimiento ha sufrido de acoso sexual, porque nos cuidamos entre nosotros. Cuidamos a las mujeres igual que a los hombres.

¿Cuál es el mejor grafiti que has visto?
Fue una imagen de un candado con las fuerzas de seguridad adentro. La veía en las tiendas o en los callejones.

Muchas de las personas que se oponen al régimen también son muy religiosas. ¿Hay plantillas o dibujos que promuevan la religión?
Somos un movimiento secular y la religión es un tema delicado en estos momentos. Creemos en un movimiento pacífico y condenamos el uso de armas.

¿Cómo era el grafiti en Siria antes de la revolución?
No era grafiti. En su mayoría eran imagines de Asad. Todos los dibujos en las paredes de Siria promovían al gobierno actual o al régimen. A veces veías pinturas enormes de la bandera siria con eslóganes del gobierno debajo.

¿Qué papel crees que tendrá el grafiti después de la revolución?
Creo que la revolución va a continuar, incluso después de que Bashar deje el poder y termine el régimen actual. Hay muchas cosas que queremos y necesitamos, y no creo que el grafiti muera. La gente ya no escribirá sobre Asad sino sobre todo lo demás, desde derechos humanos hasta problemas sociales, y usará ese medio para expresar sus deseos. Y los dibujos de los mártires siempre estarán ahí, para que la gente no los olvide.