La vida de las niñas malas de los años treinta

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La vida de las niñas malas de los años treinta

Una colección de fotografías de burdeles y prostitutas parisinas de principios del siglo 20.

Todas las fotografías fueron tomadas por Monsieur X entre 1925 y 1935.

Este texto fue publicado originalmente en febrero del 2015.

Alexandre Dupouy es un arqueólogo del sexo. Este coleccionista francés ha dedicado su vida a estar entre el polvo de eso que él define como "reliquias eróticas y pornográficas". En su librería Las lágrimas de Eros, ubicada en el distrito 11 de París y abierta solamente con cita previa, acumula y revende las fotos, pinturas y objetos sexuales que datan de antes de nuestro nacimiento. Es como un pequeño museo de la historia de las costumbres en Francia.

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En 1975, Alexandre Dupouy recibió una llamada de un amigo librero, que le dijo que un viejo señor tenía "una cosa especial para mostrarle". Una vez en el sitio, el octogenario abrió la cajuela de su lujoso carro, lleno con fotografías en blanco y negro de prostitutas desnudas sonrientes. Le explicó que había tomado la mayoría de sus fotos en un burdel de la calle Pigalle, durante el período de entre guerras. Sintiendo que se acercaba su final, el hombre aceptó separarse de su colección siempre y cuando lo mantuvieran en el anonimato. Los dos libreros lo bautizaron el Señor X.

Casi cuatro décadas después, Alexandre Dupouy decidió reimprimir una parte de la impresionante colección de desnudos del Señor X "única en términos de calidad y cantidad".

El libro está coescrito por Alexandre Dupouy y el Señor X. Hablé con Alexandre, el único de los dos que aún está vivo.

VICE: ¿De dónde venían las prostitutas parisinas de principios del siglo 20?
Alexandre Dupouy: El perfil típico era de la niña que llegaba a París para alimentar al resto de su familia que se quedaba en la granja. No tenía nada que comer. Empezaba a trabajar, pero era despedida por el capataz. Entonces, la niña caía en manos de una mamie que le decía: "ven aquí; hace calor y hay comida". Le daban un camisón para recibir a los hombres y pasar la noche junto con 10 o 15 compañeras en la misma situación. En esa época, una prostituta ganaba mucho más que una obrera. En 1900 en París, una obrera ganaba 2 francos al día; una prostituta de la calle, 5 francos por turno; una de burdel, 20 francos.

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¿En qué condiciones trabajaban las niñas?
Eran como deportistas, las niñas podían hacer eso por dos o tres años, antes de que se estropearan. Las enfermedades las arrastraban. Las protecciones eran muy malas. Existían los condones, pero no eran obligatorios. Se limpiaban con "esponjas higiénicas" que no tenían, por supuesto, ninguna eficacia.

¿París era la capital de la prostitución en Europa?
En 1920 se había calmado un poco. Pero un siglo antes, ¡cualquier parisina de 20 años era prostituta! De la Madeleine a la Bastilla, todos los barrios de París eran barrios de prostitución. A principios del siglo 20, la ciudad aún era visitada por eso. También está ligado a la época; en ese entonces los hombres no tenían una vida sexual activa con sus esposas.

Asimismo, cuando pertenecían a la clase media, se casaban hacia los 35 años. Siempre había un tío que los llevaba a un burdel a los 15.

¿Cuál fue tu reacción mientras veías la colección del Señor X, en 1975?
Generalmente, durante mis investigaciones, encuentro la imagen del interior de un burdel cada tres meses. Suelen tener un lado lúgubre, un poco forzado. Los tipos hacían eso para guardar un recuerdo, pero inmediatamente destruían la foto por miedo a que cayera en manos de la persona equivocada. Cuando descubrimos la colección del Señor X, vimos que era única en términos de calidad y de cantidad. Tenía centenares. Tomadas una a una, las fotos contaban la vida entera del burdel de la calle Pigalle. Las tomó por placer personal.

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¿Cómo trabajaste con estas fotos sin tener información precisa?
Vimos la cantidad, asumimos que obtuvo las fotos a lo largo de una década y gracias a los modelos de carros que a veces aparecen, estimamos que se hicieron entre 1925 y 1935. Finalmente, porque algunas imágenes fueron tomadas sobre un balcón parisino, pudimos localizar el burdel como el 75 de la calle Jean-Baptiste Pigalle.

¿Es imposible saber más?
No, nosotros simplemente sabemos que nuestro hombre era muy vital. Encontramos otras fotos suyas que no eran nada eróticas. Navegaba en bonitas residencias en medio de elegantes mujeres. Rápidamente decidimos nombrarlo Señor X. Hoy, cuando su tiraje se vende en las subastas de la calle Drouto, se conoce como "Señor X". Tiene una enorme cantidad de fotografías profesionales.

Nos enteramos de que al reverso de las fotos, el Señor X anotaba los nombres de las fotografiadas: Mado, Suzzete, Gypsi, Mimi, Nono, Pépé, etcétera.
El Señor X debía ser un cliente cercano a sus modelos, simpático y generoso. Lo que es asombroso es que las niñas aparecen muy relajadas en las fotos; se divierten. Incluso hay fotografías de exterior donde él las lleva por las orillas del río Marne. También realizó dos pequeñas películas de diez minutos, en exterior y en interior. Esas imágenes revelan sus fantasías: pone a dos mujeres juntas. Una juega a ser la pudorosa, mientras que la otra intenta desnudarla.

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Le gustaban las niñas exhibicionistas. Es un poco como E. J. Bellocq, ese fotógrafo de Nueva Orleans que se metió en los burdeles y terminó siendo parte de su mobiliario. En todo caso, si existen pocas imágenes de burdeles, es también porque estaba prohibido.

¿Cuál era el estatuto de los burdeles en esa época?
Los burdeles siguieron siendo completamente legales en Francia hasta 1946. Pero los grandes burdeles habían caído desde 1925. El nuevo burdel típico de los años 30 era La Esfinge: tenían bar, restaurante y las mujeres podían ir. Eso no lo tenían los burdeles anteriores, esos que conoció Toulouse-Lautrec. A estos nuevos pequeños burdeles se les llamó "casas de citas" o "casas de tolerancia". Pero, tras la Liberación, se dudó de la reputación de estos lugares. Los políticos, tanto los gaullistas como los comunistas, acusaron a algunos propietarios de burdeles de haber colaborado durante la ocupación.

¿Fue el caso?
Eso depende de la casa. Por ejemplo, el One-Two-Two de la calle de Provence era frecuentado por los alemanes. La Esfinge estaba, según las memorias del arrendatario, más a disposición de la resistencia. Pero lo más grave era que los alemanes abastecían los burdeles con champaña y buena comida. Si la niña de la mala vida se enfiestaba mientras que los otros morían de hambre, no es una sorpresa que después de la Liberación se le viera mal.

¿Qué piensas de la evolución de la prostitución en Francia?
Lo que veo es que la prostitución disminuye a pasos agigantados. Se ha disminuido, sobre todo, por las costumbres conyugales. En el siglo 19, si a una burguesa se le pedía una felación, casi siempre se negaba. Y si la aceptaba, podía arrancarle las pelotas a su marido. Hasta 1970, la sexualidad de una pareja no era la misma. Esa es la razón por la que la función de la prostituta se ha convertido en algo caduco.

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