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Identidad

¿Las mujeres son más susceptibles a los cultos?

La sociedad le da tan poca libertad a las chicas y a las mujeres que elegir unirse a un culto puede llegar a sentirse como un acto de poder, una forma de elegir tu propio camino.
Charles Manson, 80, con su esposa Afton Elaine Burton, 26, en 2014. Foto: Polaris Images

Esta semana, hace 46 años, Charles Manson, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten fueron a juicio por los asesinatos de la familia Manson del verano de 1969. Manson, con sus ojos de loco y su larga lista de antecedentes penales, entraba en la noción preconcebida del tipo de persona que podría ser un asesino sociópata. Pero fueron las chicas, Susan, Patricia y Leslie, las que cometieron los asesinatos y dejaron confundido a todo el mundo. Mujeres jóvenes de 20 y 21 años de edad, con cabello suelto y sonrisas alegres, quienes, según la sociedad, podrían ser representantes de sus universidades, casarse con jóvenes limpios y encontrar trabajo como secretarias. Sin embargo, las chicas prefirieron entregarse al líder egocéntrico de un culto y hacer realidad sus planes dementes y homicidas. Estas mujeres se aprovecharon de concepto de voluntad e independencia en forma de violencia y ferviente devoción. Por esto, Atkins, Krenwinkel, and Van Houten pertenecen a una vasta tradición de mujeres que eligen formar parte de cultos, una tradición que continúa hasta el día de hoy y que se puede ver en el grupo de adolescentes que dejaron la escuela y huyeron a Siria para unirse al Estado Islámico.

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Este impulso de dejar atrás la seguridad, la familia y las expectativas sociales para enfrentar el peligro y lo desconocido es lo que Emma Cline explora en su tan anticipado debut, The Girls. Ambientado en el verano de 1969, la novela de Cline cuenta la historia de cómo Evie Boyd, una chica californiana de 14 años de edad, es atraída a una comunidad ligeramente basada en la familia Manson. Cline no se apega tanto a los hechos históricos y cambia a Charles Manson por su propio líder de culto carismático llamado Russell. La novela tiene muchos elementos a su favor, desde la hermosa prosa de Cline hasta su increíble habilidad para desarrollar una trama y una cadencia, y la forma de presentar los momentos electrizantes en los que Evie se reconoce a sí misma. Pero el aspecto de The Girls que más me cautivo fue cómo Cline canaliza ese periodo tan particular en la vida de una chica cuando la consume la necesidad de ser vista y reconocida por su madre, por chicas mayores y, en especial, por los hombres.

Evie reflexiona sobre su infancia y nos dice: "Quería que me dijeran lo bueno que había en mí. Después me pregunté si esa era la razón por la que había muchas más mujeres que hombres en el rancho. Todo el tiempo que tardé preparándome, los artículos me enseñaron que la vida en realidad era solo una sala de espera hasta que alguien te notaba. Y los chicos usaron ese tiempo para convertirse en ellos mismos". Al adentrarse en esta vulnerabilidad particular —en este anhelo que se presta para la imprudencia— Cline hace que la decisión de Evie de dejar a su madre en los suburbios para unirse a una comuna semejante a un culto parezca racional, obvia y hasta inevitable, sin perder esa sensación de indefinición que tanto mortifica a Evie.

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"Hubo tanto esa primera noche que debió haber servido como una advertencia", cuenta Evie sobre su primera noche con Russell y sus seguidores. "Pero incluso después, aun sabiendo las cosas que sabía, era difícil ver más allá de lo inmediato", dijo recordando la playera de cuero de Russell, "que olía a piel y putrefacción y era tan suave como el terciopelo" y la sonrisa de su discípula Suzanne "floreciendo en mi interior como fuegos artificiales que pierden su humo de color, con sus cenizas hermosas que flotan a la deriva".


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The Girls hizo que me preguntara, ¿hay algo inevitable en la forma en que algunas jóvenes huyen en manada para unirse a los cultos? ¿Por qué había "más mujeres que hombres en el rancho", tantas mujeres junto a Charles Manson, tantas chicas? ¿Acaso las chicas jóvenes son más susceptibles a las ideologías de los cultos?

La sociedad le da tan poca libertad y subjetividad a las chicas y a las mujeres que elegir unirse a un culto puede llegar a sentirse como un acto de poder, una forma de elegir tu propio camino, de elegir una vida diferente. —Emma Cline

Las respuestas son complicadas. Cuando hablé con David Bromley, sociólogo en la Universidad de la Mancomunidad de Virginia que se especializa en el estudio de "nuevos movimientos religiosos" y autor de decenas de libros sobre el tema, se mostró reacio decir que las mujeres son más susceptibles a la ideología de los cultos. En vez de eso, Bromley señaló tendencias más amplias en la religión: desde la antigüedad, la cantidad de mujeres que asiste a reuniones religiosas y se afilia a religiones organizadas siempre ha sido mayor que la cantidad de hombres.

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Lorne Dawson, profesor de sociología y estudios jurídicos en la Universidad de Waterloo, dio una explicación similar a la de Bromley: "Las mujeres en general se interesan más por la religión y ven a la religión o a la espiritualidad como un elemento más significativo en sus vidas". Cuando le pregunté a Bromley por qué la religión y los "nuevos movimientos religiosos" (los sociólogos rechazan el término "culto") atraen a las mujeres, su respuesta me sorprendió.

Manson, alrededor de 1970. Foto por Michael Ochs Archives/Getty Images.

"Los nuevos movimientos religiosos tienden a poner mucho énfasis en los aspectos privados de la vida, en la sexualidad y en la regulación de la sexualidad", dijo Bromley. "Ponen mucho énfasis en la familia y en la crianza de los hijos. Y estas cosas —ya sea por la programación social o lo que sea— normalmente son cuestiones que se asocian con las mujeres. [Estas mujeres] se sienten satisfechas con las respuestas concretas y la atención que se le da a estos aspectos de la vida".

Tanto Dawson como Bromley señalaron el grado de poder que encuentran las mujeres en estos "nuevos movimientos religiosos". "Desde fuera parece que las mujeres están siendo explotadas [en ciertos grupo]", dijo Bromley. "Pero si hablas con las mujeres, te das cuenta de que se sienten empoderadas en estos sistemas donde los roles de hombres y mujeres están definidos. Por supuesto, hay muchos ejemplos donde los gurús se aprovechan de la ideología para embaucar a mujeres jóvenes, obligarlas a tener relaciones sexuales y convertirlas prácticamente en sus esclavas domésticas. Muchas mujeres han dejado estas comunidades sintiéndose explotadas. Pero esa es una postura minoritaria". Cuando le pregunté a Bromley sobre la familia Manson en particular, suspiró y dijo "Es un caso atípico enormemente distorsionado".

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Emma Cline. Foto por Megan Cline/cortesía de Penguin Random House.

Algunas respuestas solo se pueden hallar en la ficción. Cuando le pregunté a Cline si sentía que las mujeres jóvenes eran particularmente susceptibles a los cultos, su respuesta fue muy moderada. Las chicas son muy buenas para crear mitos y narrativas. Cuando leo sobre las adolescentes británicas que huyeron para unirse al Estado Islámico, siento que están creando una narrativa romántica que evade la realidad de la situación. La sociedad le da tan poca libertad y subjetividad a las chicas y a las mujeres que elegir unirse a un culto puede llegar a sentirse como un acto de poder, una forma de elegir tu propio camino, de elegir una vida diferente".


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Dawson cree que el mundo moderno hace que esta sensación de impotencia sea más fuerte, con el crecimiento de la "cultura del sexo casual" en los últimos 10 años y la desestabilización de los roles de género tradicionales. "Los jóvenes ya no tienen con qué guiarse", dijo. "Una gran parte de la población no está teniendo éxito en este nuevo entorno tan liberal. Quieren más estructura, más estabilidad, más fidelidad".

Para Evie, estos deseos son más simples y fundamentales. "Creo que el libro habla sobre una chica adolescente que quiere que la vean y la tomen en cuenta", dijo Cline. "Es un deseo humano muy básico".

Sigue a Jennifer Shaffer en Twitter.

The Girls por Emma Cline ya está a la venta fue publicado por la editorial Penguin Random House.