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Cultură

Lecturas deliciosas

La Universidad de Tecnología de Sídney, Australia, organizó el Festival Anual del Libro Comestible.

En abril, la Universidad de Tecnología de Sídney, Australia, organizó el Festival Anual del Libro Comestible para celebrar el Día del Libro Comestible. Esto llevó a una serie de preguntas como: “¿Hicieron qué, cómo y para quién?”

Al parecer, el Día del Libro Comestible es para conmemorar a la gastrónoma Jean Anthelme Brillat-Savarin, quien escribió un entretenido libro sobre comida llamado Physiologie du Goût, ou Méditations de Gastronomie Transcendante; ouvrage théorique, historique et à l’ordre du jour, dédié aux Gastronomes parisiens, par un Professeur, membre de plusieurs sociétés littéraires et savantes; mejor conocido como La fisiología del gusto. El Día del Libro Comestible, las universidades de todo el mundo organizaron eventos en honor a Brillat-Savarin, para celebrar su amor por los libros, la comida y la ridícula cantidad de tiempo libre que tienen los alumnos y maestros en las casas de estudio.

El Festival del Libro Comestible en Sídney tuvo múltiples actividades en su menú, pero sin duda, el punto más emotivo del evento fue el show del libro comestible, en el que los fans prepararon versiones gigantes y digeribles de sus títulos favoritos (sólo porque se dieron por vencidos y saben que no volverán a tener relaciones sexuales en toda su vida).

La gran mayoría de estas increíbles personas intentaron hacer una réplica física de sus libros favoritos con materiales comestibles, mientras que los más atrevidos construyeron dioramas conceptuales que recreaban escenas o eran reminiscentes de un tema particular de la historia. Algunas obras eran tan elaboradas que les tomó 30 horas hacerlas, y todas competían por premios en categorías como: Más Creativa, Menos Comestible y Mejor en General.

En VICE Australia nos encantan los libros y el pastel, así que decidimos hacer nuestro propio libro-pastel para competir en el concurso del próximo año. Después de una discusión amistosa, decidimos hacer la deliciosa versión de la clásica pesadilla australiana: Puberty Blues. Transformar tanta angustia, emoción, ruptura de himen y aborto, en algo que quisiéramos comer resultó ser un gran reto y, en retrospectiva, creemos que nuestra elección nunca habría podido ganar en la categoría de Mejor en General. Pero estamos seguros de que podríamos haber ganado el premio a Menos Comestible. A continuación enlistamos las distintas capas de nuestro pastel; son realmente desagradables. Disfruten, ratas de biblioteca.