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Cultură

Legalicen la mota en Chile

Entrevistamos al “Cogollo”, el primer activista chileno por la causa.

En Chile las leyes en torno a la mariguana son confusas. Imprecisas. El consumo es una falta —no un delito—, pero aun así es sancionado. Criminalizado. En Chile pueden multarte con 1 a 10 Unidades Tributarias Mensuales (1 UTM = 1.040 pesos mexicanos) en caso de ser la primera vez te que sorprendan quemando o portando. A esto agrega asistencia obligatoria a tratamiento y rehabilitación en instituciones designadas por el Servicio de Salud. Además de: «suspensión de licencia de conducir de vehículos motorizados hasta por un máximo de seis meses». La producción a pequeña escala, claro, también es penalizada. Situación que, por supuesto, fomenta el narcotráfico. Mala cosa. Pésima cosa.

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En otras palabras: la Ley Nº 20.000 (que es la que penaliza el consumo) tiene a los usuarios hasta los huevos. Y sobre la criminalización a los usuarios de mariguana en Chile, bien sabe Arturo Fernández. Es conocido, entre otras cosas por haber compartido pantalla junto al ya fallecido Felipe Camiroaga, el animador más querido del país. Arturo Fernández es el primer activista en Chile por la despenalización del cultivo y consumo de mariguana. Se hace llamar Cogollo Larraín.

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Estamos en los Entretenimientos Diana del barrio San Diego. Capeando el sol que cae implacable sobre Santiago Centro. Matando la tarde en el salón principal de máquinas recreativas en Chile. Cogollo —46 años, dreadlocks hasta la cintura, pantalón de buzo azul,  camiseta lila manchada con cloro— acaba de realizar un triple combo en Demolition Man. Esa de ciencia ficción donde actuaba Sylvester Stallone y Wesley Snipes. Esa donde a los criminales se los congelaba en animación suspendida mientras un programa informático diseñaba una rehabilitación coherente a sus rasgos genéticos.

—Desde los 14 años fumo mariguana —cuenta mientras maniobra el lanzabolas—. La primera vez fue en mi casa. Un paquete con cogollos que se le quedó a mi hermano mayor. Y como tenía un amigo que sabía enrollar, aproveché de probar. En esa época, además de fumar, pasaba en las maquinitas. Iba con mis compañeros desde el colegio y con dos fichas nos quedábamos toda la tarde. Levantábamos las máquinas para que la pelota cayera en los bonus y así nos permitiera seguir jugando. Eran buenos tiempos.

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El Macha—fundador de las bandas La Floripondio y Chico Trujillo, y a quien se le atribuye la creación de la "nueva cumbia chilena”— fue el primer artista al que Cogollo escuchó hablar, sobre un escenario, con respecto a la despenalización de la mariguana. Fue en Teatro Caupolicán, 1994, en un concierto de La Floripondio. Un hecho que lo motivó a darle vamos, años más tarde, al proyecto que ha dedicado su vida.

En sus propias palabras: Cogollo fue pionero en el cultivo indoor en Chile. Su libro Cogollo para un hermano (2001), recopilación de artículos y dibujos que le pasaron unos amigos, tenía como fin que los consumidores cultivaran en sus casas.  Se lo diagramaron unos conocidos y fue una edición independiente. Recuerda que las primeras copias las vendió en un stand dentro de un concierto en homenaje a Víctor Jara y donde tocaron “Sol y lluvia” —banda que siempre se ha desenvuelto al margen de los medios, reconocida por su resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet— y Gondwana —banda de reggae fundada en La Pincoya, una población con estigma delictivo ubicada en Huechuraba, Santiago—. El resto lo vendió en la calle y ferias artesanales.

«El libro lo compró gente de todo tipo —dice—. Desde ancianos que querían calmar dolores reumáticos, pasando por oficinistas del Paseo Ahumada [zona con mayor actividad comercial de Santiago, se caracteriza por la presencia de vendedores ambulantes], hasta madres que querían hacer felices a sus hijos. Mi idea era generar cultura: armar un manual para el autocultivo y así los consumidores no tuviesen que comprar de forma clandestina».

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Cuando hablamos sobre los consejos encontrados en Cogollo para un hermano, dice que lo adecuado para el autocultivo, en el caso del indoor, es tener una planta madre y hacer clones. Ahora, si se trata de outdoor, señala que lo fundamental es que la tierra tiene que estar abonada. Para regar, tiene que ser de forma “natural y pura”. «No hay nada como las plantas regadas con la vaguada costera», dice.

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Nos subimos a Initial D Arcade Stage 5, un juego basado en un anime sobre carreras clandestinas en Japón. Cogollo elige un Civic SiR-II rojo. Yo un Mitsubishi Lancer Evolution VII amarillo. Mientras pisa fuerte el acelerador, dice: «El chileno es un huevón pillo. Quiere sacar ventaja de todo. En esa época mucha gente mala clase andaba a la siga mía: me compraban calcomanías que yo diseñaba y después mandaban a fabricar camisetas, por miles, sin pagarme derechos. Varios personajes de las tiendas de Eurocentro [edificio epicentro de los freaks chilenos, alberga tiendas de cómics, anime, videojuegos, growshops] y Patronato [barrio #1 en cuanto a venta  de ropa—original y pirateada— a bajos precios] copiaron mis creaciones y se pusieron a vender sin permiso. Me daba bronca: estaban ganando dinero  a costa mía. Me sentía estafado»

En una curva, Cogollo pierde el control del Civic y no alcanza a llegar al checkpoint: game over. Sigo en carrera, aferrado firme al volante. De fondo unas montañas, estoy derrapando el Lancer y Cogollo dice: «Recuerdo un diseño en especial: ‘Disfruta Cogollo’, con las letras de Coca-Cola. Me lo han pirateado hasta el hartazgo. Es gente que no está interesada en la despenalización. Sólo quieren lucrar. Saben que hay un nicho comercial que abastecer: si lo llevamos a cifras, en Chile debe haber más de cinco millones de mariguaneros. Yo te conozco el país de Arica a Punta Arenas y hablo de gente que fuma todos los días. Por ejemplo, en los ochenta, con mis amigos hippies viajábamos en trenes de carga, a la mala, hacia el sur. Éramos una tribu nómada enorme conformada por jóvenes de todas las ciudades. Teníamos una onda súper pacífica: vendíamos artesanías y fumábamos el día entero. Ahora todo es comercio y corrupción: son todos narcos”.

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Le pregunto si alguna vez ha vendido mariguana. —No, nunca he vendido. Cuando he tenido mucha, a lo más he regalado unos porros a mis amigos. De pronto paso por comunas del sur de Santiago —El Bosque, La Cisterna, San Ramón— y veo casas y restaurantes de traficantes tapizados de publicidad de candidatos de la derecha, de la UDI. Están como “chapeados” con los huevones. Mi teoría es que esos políticos no quieren que vayan a robarle al barrio alto y prefieren que estos huevones se estén drogando con pasta base en la población, muriéndose de a poco. Porque el traficante de población tarde o temprano cae en cana. Pero el proveedor nunca cae; porque ese es el millonario que mueve la maldad. Por eso yo no quiero que la mariguana valga diez mil pesos [255 pesos mexicanos] el gramo. Quiero que sea legal. Que todos puedan tener su planta en casa. Y fumar o comérsela cuando y donde quieran. La Ley Nº20.000 nos tiene hasta las huevas. Sanciona la mariguana como droga dura. Siendo que la droga dura se fábrica en laboratorios. No brota de la tierra»

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Nos cambiamos a The King of Fighters 2002. Cogollo arma un team compuesto por Kyo, Iori, Jhun y Choi. Sobre este último dice: «Es igualito a Freddy Krueger». Cogollo demuestra habilidades con los personajes. De hecho derrota a uno de los miembros de mi equipo: Yashiro. Contra Chris no conecta golpe: pierde con perfect. «Te pusiste inclemente », dice.

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Y dice, también:

«Maglio Cicardini, el alcalde de Copiapó, es un  huevón que estuvo metido en la pasta base por años.  Me costó muchísimo sacarlo de ahí. Una de las cosas que hice fue proponerle que se tirara para candidato a alcalde. Yo estuve metido en su campaña, que tuvo harta mística: hicimos la gráfica en el mismo lugar donde hacen las de Chico Trujillo. Y después, cuando estaba instalado en el puesto, lo fui a ver y me dijo que yo no podía participar en nada porque yo estaba relacionado con la mariguana y salía en televisión y todos me reconocían como mariguanero y él no quería estar vinculado a eso. Me tomé como el culo lo que dijo. Nunca más le hablé. Una muestra del típico doble estándar de la gente que está en la política»

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Hace casi diez años atrás, Cogollo producía conciertos en la salsoteca Maestra Vida y, también, una serie de conciertos —Living reggae— en el espacio multicultural Centro Arte Alameda. Incluso animó, en Teatro Caupolicán, la primera vez que Cultura Profética tocó en Chile. Pero todo lo que sube tiene que bajar. Actualmente se gana la vida vendiendo camisetas y gorros en una tiendita ubicada en El Quisco, un balneario del litoral central.

—Una vez fui a la tele —dice—. A Televisión Nacional de Chile. Me invitaron al programa Con mucho cariño. Animaban Felipe Camiroaga, era un especial sobre tribus urbanas. Me pagaron doscientas lucas (5.150 pesos mexicanos) y me trataron súper bien: hasta querían darme un camerino para mí solo. Pero a mí no me interesaba la farándula.

Y dice, también, mientras se sube a Super-Bikes: Riding Challenge, un simulador de motos: “La semana pasada a mi mamá le dio una parálisis cerebral. Hoy la fui a ver al hospital, en San Bernardo. Cuando llegué me dijo: ‘Arturo, ¿qué estuviste haciendo en la mañana? Estás pasado [oliendo] a mariguana. Por tu culpa me van a mirar feo los paramédicos’. Yo fumo en cualquier lado. A mí no me huevean los policías: soy un mariguanero conocido. Hoy día he fumado dos porros. Una sativa rica, cosecha propia. Ahora no sé lo que depare la noche: más rato me voy al cumpleaños de mi compadre Quique Neira  (cantante de reggae y ex vocalista de Gondwana) en Maestra Vida. De seguro alguien se va a sacar un Jack Herer o uno de eso porros con apellido. Va a estar buena esa fiesta”.