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abuso de confianza

Lo más difícil de construir

Tres compas que patinan y construyen parques para patinar.

Le preguntamos a tres personajes involucrados en la construcción de algún skatepark en México, cuál es el mayor reto dentro de este tipo de arquitectura.

Edgar Rico, un arquitecto encargado de diseñar y desarrollar algunos skateparks de Monterrey, se rifó con ahondar un poco en el origen de estos recintos, ya que retoma la idea clásica de los romanos de utilizar las albercas como punto de reunión.

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Frontside flip en Monterrey, foto por Gino Monitor.

Sobre Thomas Church, Edgar Rico dice:

“El surf se llevó a las calles, el escenario ya no es el océano, es la ciudad, las olas son el concreto….”

Tony Alva

A diferencia del surf, el skateboarding no existiría sin la arquitectura. La playa para el surf es lo que es la ciudad para el skate y el movimiento moderno de la arquitectura contiene muchos de los aspectos que hacen patinable un lugar. Texturas lisas, formas geométricas y sencillas, el concreto pulido, planos inclinados, etcétera, entre otros aspectos del modernismo son las características de los lugares aptos para patinar. Muchos skaters coinciden en que Barcelona es la mejor ciudad para practicar el skate, y esto se debe a que este lugar es producto de una regeneración urbana enfocada alrededor de la arquitectura moderna.

Yo tampoco conocía a Thomas Church pero me atrevo a decir que es, sin intención alguna, el arquitecto del Stonehenge del skateboarding.

Thomas Church fue un arquitecto-paisajista que nació en Boston en 1902 y fue criado en California donde murió. Se estableció en San Francisco en 1932 y fue aquí donde ejerció su profesión. Muchos consideran a Church como la persona que abrió las puertas al movimiento Moderno en Estados Unidos, en el área del paisajismo, que después fue bautizado como el California Style y que fue repetido por la mayoría de los paisajistas y arquitectos californianos. En la primera mitad del siglo XX Estados Unidos se regía por una arquitectura neoclásica que buscaba una reinterpretación de la arquitectura clásica romana y griega con algunos aspectos del modernismo que nace a principios de estas fechas. El diseño de los jardines o el paisajismo también reflejaba este estilo. Thomas Church prefería el modernismo al neoclasicismo ya que respondía al contexto de la época y no intentaba copiar a otro estilo que para él y muchos estaba obsoleto.

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En su libro Gardens Are For People, Church especificó los cuatro principios de su proceso de diseño que en resumen son unidad, función, simplicidad y escala. Con estos principios, en 1948 Thomas diseñó el jardín de una familia en California e incorporó al diseño la primera alberca redonda o en forma de la mitad de una cáscara de cacahuate que resultó ser ideal para practicar el skate ya que la curva generada fue vista por los skaters como una ola, y la textura lisa del concreto resultaba muy amigable para las ruedas. El diseño de la alberca fue así por la estética que representaba donde las curvas buscan integrarse con el sitio envolviéndolo con cierto surrealismo y naturalidad. Thomas nunca imaginó que esta alberca se convertiría en el prototipo que después seria copiado y repetido en todo California, gracias a que fue publicado en muchas revistas de diseño de la época. Esta tipología de alberca después sería patinada por los skaters y surfers para iniciar con todo el movimiento que evolucionó a los 40 millones de skaters que se estima patinan en la actualidad.

Me resulta interesante el papel que tiene la arquitectura en el skateboarding. Esta relación muchas veces es desconocida tanto para los skaters como para los arquitectos y de alguna manera naturalmente funciona bien así. La relación con la arquitectura, al igual que con la música y la moda, es lo que hace al skateboarding algo más que un deporte y lo convierte en una de las actividades y estilo de vida más divertidos en este planeta.

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Por otra parte Eugenio Sandoval, mejor conocido como “El Arqui” nos presenta su punto de vista desde la Baja California. Platicamos con él, sabiendo que lo mejor era ir al skatepark que construyó.

El Arqui haciendo un wall ride en algún lugar de Baja California. Eso es lo que hacen los arquitectos al final, ¿no? Ojalá todos los arquitectos patinaran; todo sería patinable.

Eugenio tiene tiempo en esto de construir parques, pero la diversidad de los proyectos en los que ha trabajado ya sea sólo el diseño o un proyecto donde la comunidad colabora con mano de obra, hay algo que nunca se deja de hacer y esto es aprender que siempre existe una solución para que algo pueda ser patinado.

La curva en Zapopan es uno de los proyectos que de alguna manera existió y Eugenio ha colaborado, ahora sólo queda San Isidro.

Eugenio dice:

El problema más grande al que me he enfrentado a la hora en que se construye un parque, es que me contraten, ja. Muchas veces, como especialistas, colaboramos en gestión, impulso, alma y todo lo que conlleva, pero la mayoría de esas veces terminamos fuera de la jugada o en términos con los que no estamos de acuerdos. Sin embargo, una vez involucrados, nuestra actitud influye en lo favorable o no del resultado final. Lo rescatable es que se haga el parque, pero ¿en qué condiciones? Sabemos que nadie es imprescindible, ¿pero para qué inventar el hilo negro y cometer errores que se pueden evitar? ¿Por qué no contratar a un especialista cuando se es neófito en la materia? Bob Marley dice: “quien lo siente, lo sabe”; nosotros somos gente que diseña, construye y patina. Desafortunadamente, con frecuencia se sigue jugando al protagonismo.

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Otro problema es el proceso en sí mismo, en el que del plato a la boca se cae la sopa. Nuestra realidad en el ámbito público está deteriorada. Muchas veces las fallas de skatepark tiene que ver con el gran número de personas involucradas desde que nace una idea o una iniciativa, hasta que se gesta y se concreta: gente ajena al skate se involucra, buscando beneficio económico, lucro, prestigio social, imagen o simplemente, subsistir dentro de la gran pirámide de involucrados en este complejo proceso.

El Arqui Back Smith en Pescadero skatepark, BCS, México.

Por último, uno de los constructores de skateparks de la nueva escuela en nuestro país: Aldo Narváez. Él es de San Luis Potosí. Allá trabajó duro para concretar sus espacios, pero siempre existe un punto donde hay que echarle ganas, para que el trabajo sea reconocido y que esto siga adelante; no es fácil.

Aldo Narváez, 50 50 en un pasamanos muy de la nueva escuela.

Aldo dice:

La inquietud y la necesidad de tener espacios para la práctica del skateboarding aquí en San Luis Potosí, siempre un fue un tema de interés común para todos los patinadores de las diferentes épocas, ya que nunca se había contado con un parque de patinetas con las características razonables para tener una buena práctica y un buen desarrollo de este deporte.

En particular, siempre fue algo frustrante asistir a los eventos nacionales cerca y lejos del estado y verme abrumado por el tamaño de las rampas, la forma y los trucos que aplicaban los patinadores de ese momento, siempre me quedé con la idea que creo que comparto con muchos patinadores. Al decir: “si tuviéramos la oportunidad de usar esas rampas sin que tenga que ser en un concurso”, el patín es el patín y uno se divierte en todo lugar ya sea apto para patinar o no.

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Para que todos estos espacios empiecen a emerger como realidad se debe pasar por una serie de elementos y factores vitales para la concreción de este tipo de proyectos, como lo son el interés del gobierno, patinadores involucrados, recursos, y la certeza de que dichos proyectos son un derecho que debemos tener todos los que practicamos el skateboarding.

Este parque fue gestionado durante tres años. Lo primero de todo es que tiene que salir como el “conecte” con las autoridades correspondientes y aquí en San Luis fue gracias a la tienda de un compa, y de ahí pues se enlazó con la demás raza involucrada en ese momento. De ahí el gobierno hace juntas para —creo yo—  ver que no somos esos chavillos que nomás andan dando el roll en su tabla, sino que también tenemos el interés de generar algo que se puede hacer como jóvenes organizados.

Las juntas duraron varios meses, y pues pasa de todo. Una vez llegó un chavo chileno a las juntas, por ahí le habían pasado la voz de que se estaban realizando esas reuniones y como sus familiares tenían palancas, apareció este chavo, que ni era skater,  era roller. De buenas a primeras ¡él proponía un parque de madera!, lo cual pues es algo muy irrazonable: si el gobierno tiene la feria que te dé algo más en forma y que se quede para siempre, como el cemento. Bueno hasta que con documentos y pues con pláticas se logró decidir que el parque debía ser de cemento.

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Éste es uno de los proyectos más recientes de Aldo y, a decir verdad, es tiempo de ir a patinar esa nueva skate plaza en San Luis Potosí.

De ahí viene la otra batalla por garantizar y dar las razones suficientes del porque el error de comprar rampas prefabricadas, también es un tema algo de burocracia, política. Lidiar con esa gente a nivel del mundo que gira alrededor de las patinetas como los agentes de ventas que hasta por los oídos se le metían al gobierno con tal de que les compren su producto.

Se continuó, en ese entonces estudiaba el tercer semestre de diseño urbano, sabía que necesitaría algún tipo de asesoramiento más pro para poder seguir con el proyecto ejecutivo que exige el gobierno. Con eso y con que tampoco contaba con la seguridad de que el gobierno de que este proyecto se realizaría, todo se convirtió en un acto de fe. Nunca había una certeza de fechas ni del cómo se iba a lograr la construcción del parque, ninguna autoridad antes se había aventado un proyecto en el que estaría totalmente involucrada con los usuarios, en este caso con los skaters; es ahí cuando se vuelve difícil seguir adelante porque no hay un camino ya echo y mucho menos la experiencia, sólo las ganas y la ilusión de creer en algo por lo que se lucha.

Se trabajaba cada vez que marcaban al teléfono y te decían que había espacio para dar seguimiento al proyecto. Casi es estar a la merced de lo que digan los funcionarios, dejar de ir a patinar, de ir a ver a la novia y de ir a clases, con tal de mostrar ese interés que nadie más tiene. ¡Uno está ahí teniendo fe y creyendo en algo!

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Esto era una propuesta del gobernador; se podría decir que políticamente dijo que él estaba comprometido con los jóvenes y quería darnos el espacio que necesitábamos. Y como todos sabemos, pues creer sólo en las palabras nunca es suficiente, ahí es cuando se necesita del apoyo y ver, nosotros como patinadores, que somos un factor importante de la sociedad por el simple hecho de ser jóvenes y que las autoridades vean que fuera de los estigmas socioculturales en México:  somos gente que le gusta no ser igual o la réplica de los que vemos, siempre vamos por ese spot que nos cautiva o por ese truco que nos mantiene vivos, tenemos el espíritu de lograrlo pese a que la caída sea dura.

Ahí tuvimos que hacer un padrón de patinadores y para justificar que éramos más de 600 patinadores en el estado. Merecíamos un espacio de calidad y con las especificaciones correctas.

Se tuvo que abrir un grupo improvisado en Facebook, con carácter de una sociedad de patinadores y ver ese nivel de respuesta de la banda, que aunque ya se sabe, hasta por ahí también, es ese valle de “personalidades” de “patinadores”. Llegar a un punto en donde todos puedan jalar parejo, y darle para adelante con lo que se necesita: el apoyo de esa banda semiorganizada. Al final quedan muy pocos, pues nadie regala el tiempo por ahí y menos “con promesas”, es difícil que alguien se comprometa con algo que virtualmente no existe.

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Lo más difícil de un proyecto como estos, que es de interés universal en el mundo de las patinetas, es que de alguna u otra forma se necesita entregar parte de tu tiempo a algo que no se ve, que puedes oler y tal vez saborear, pero no es sino hasta que ya está construido que vale la pena todo el viaje. Le tienes que hacer de todo, de político, negociador, despertar en ti cualidades para poder anteponerte con los funcionarios y pensar en que es algo que tiene que suceder. Es indispensable la creación de más espacios para este deporte, y así como patinador poder disfrutar de un parque después del trabajo, después de la escuela, o sólo por el gusto de ir y de convivir con la banda, de crear un punto de reunión y los escenarios donde nuestras vidas como patinadores se desarrollan por siempre.

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Aldo

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Fernán Origel Pro-file

Más skate en nuestra columna Abuso de Confianza.