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Cultură

Lo que aprendí trabajando como guía en un club de sexo

La primera vez que vas a un club swinger, te vas a poner nervioso: estás en un lugar nuevo y extraño con el propósito expreso de observar, fajar, o coger con las parejas de otras personas.

No es un club de sexo de verdad. Foto vía el usuario de Flickr Toni Protto.

Cuando llega el momento de actualizar mi currículum, "guía de club swinger" es un trabajo que suelo dejar fuera.

Pero en el transcurso de tres meses en los suburbios, eso es exactamente en lo que me convertí: la cara amable que introduce nuevas parejas a las reglas y el diseño de uno de los lugares para adultos más activos de la región. No puedo decirles dónde está. O quién lo visita. O quien lo dirige. Ni siquiera puedo decirles cómo terminé en este trabajo, aunque eso es porque no estoy totalmente seguro yo mismo.

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Las horas varían. No había ninguna descripción del trabajo ("¡Visita lugares suburbanos exóticos! ¡Conoce nuevas personas interesantes! ¡Y cógetelas!"). Empezaría por romper el hielo. Mostrarle el lugar a la gente. Mostrarles el video de orientación (así es). Y responder cualquier pregunta que puedan tener. He conocido a cientos de personas de todas las edades, de todos los ámbitos de la vida, que dan sus primeros pasos en un mundo que generalmente está fuera de su zona de confort. Y en el proceso aprendí bastante, no sólo sobre las personas, sino sobre el romance, la vida y el negocio del sexo.

Todo el mundo está nervioso la primera vez

No importa si eres joven o viejo, hombre o mujer, local o extranjero, la primera vez que pones un pie en un club de swingers te vas a poner nervioso. Y con justa razón: los clubes de swingers son extraños. Estás en un nuevo y extraño lugar con el propósito expreso de observar, fajar, o coger con las parejas de otras personas. No hay muchas situaciones sociales que te puedan preparar para tres pisos de extraños desnudos. No tienes ni idea de qué esperar. ¿Dejar las llaves en un tazón? ¿Bigotes y ropa deportiva? ¿Máscaras de oro y túnicas rojas, al estilo Ojos bien cerrados? La primera vez que mi pareja y yo pusimos un pie en este lugar estábamos bastante nerviosos (por suerte esa noche nos encontramos con una pareja que conocíamos de nuestras vidas regulares, lo cual realmente fue muy útil después de que el asunto dejó de ser raro).


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Y, por supuesto, todo el mundo actúa de manera diferente. Varias personas que pasan por la orientación se aferran a la mano de su pareja como si su vida dependiera de ello. Algunas personas se ríen mucho cuando les muestra el cesto para las toallas usadas, o el calabozo, o el puesto de lubricante. Algunas personas hablan demasiado. Algunas personas hacen muchas preguntas acerca de la etiqueta y el protocolo (Para que conste, durante nuestra orientación, mi pareja y yo estábamos en alguna categoría entre "reírnos demasiado" y "aferrarse a la mano del otro"). Y el trabajo de un guía, además de familiarizar a las personas con las reglas y darles una idea de la disposición del lugar, es hacer que todo el asunto sea un poco menos aterrador. Explicar cómo transcurre una noche típica. Reproducir el video de orientación antes mencionado (desde entonces me topé con uno de los actores de esa cosa, y créanme, fue un increíble esfuerzo de mi parte no tocar el tema). Presentar los "espacios de juego", y cuáles no lo son. Presentar a unas pocas parejas que ya están allí, a los bartenders, etc. Aquí está el enjuague bucal. Aquí está el enfriador de agua. Aquí está la cesta con condones y guantes de látex. Sí, de hecho, tenemos protectores dentales.

Sospecho que por eso me ofrecieron el trabajo en primer lugar; los recién llegados necesitan un rostro amable, alguien que no intimide, inofensivo, y con los modales para introducirlos a un mundo nuevo y extraño. Alguien con quien también pueden tener sexo.

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Los clubes de swingers son un negocio

El hecho de que haya por lo menos una orgía sudorosa en un momento dado no significa que se permite todo en los clubes de swingers. De hecho, crear un ambiente que haga que todos se sientan seguros y cómodos implica bastante trabajo en el área administrativa de las cosas: los contratos, la decoración, la logística, el personal y las reglas. El club en sí estaba (y está) abierto a personas de todas las edades e inclinaciones, pero la mayor parte de su clientela son personas un poco mayores, personas con algunos años de matrimonio encima, con carreras e hijos. Gente que ya había superado la escena de los antros y estaba buscando algo más relajado y exclusivo. En un espacio así, las reglas establecen la atmósfera.

Nuestras reglas eran bastante simples: No solteros. Sin desnudos frontales en la planta baja. Sin fotos ni teléfonos celulares. Los hombres en los "espacios de juego" tenían que estar acompañados de una mujer en todo momento. Pedir permiso primero. E incluso antes de poner un pie en el club, se les exige a las parejas que llenen y firmen un formulario de cuatro páginas donde se estipulan todas sus responsabilidades: las normas de comportamiento, el código de vestimenta, e incluso un certificado de buena salud sexual. Con el objetivo de administrar la experiencia, las nuevas parejas también tienen que enviar fotos; aunque nunca he escuchado que nadie haya sido rechazado debido a las fotos que mandó (si eso les parece indignante, un club de Estados Unidos requiere que las parejas envíe su índice de masa corporal).

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En las propias fiestas se necesitaba realizar pagos y firmar contratos. Se necesitaba vigilar la fila de clientes listos para entrar. Los sets de los DJ se preparaban meticulosamente antes de los eventos, para llegar al punto culminante una hora o dos antes de que cerrara el lugar. Se necesitaba montar la cabina de fotos y poner persona a cargo. También se necesitaba adornar el lugar con decoraciones temáticas (básicamente, todas las fiestas son temáticas). Y, por supuesto, la seguridad necesaria para garantizar que todo el mundo estaba portándose bien. Nunca vi que sacaran a nadie, pero me han dicho que le han prohibido la entrada a algunas personas por consumo de drogas. Sin embargo, en términos generales, durante el tiempo que trabajé allí la gente siempre se portó muy bien.

Bueno, además de lo obvio.

Algunas personas llevan trabajadoras sexuales

Sí. Incluso después de la investigación, los contratos, y las precauciones, una vez le di un recorrido a una pareja de la que estoy casi seguro que incluía a una trabajadora sexual. Podría estar equivocado, pero cuando hay un tipo corpulento y calvo con una higiene dental cuestionable que mira el suelo durante todo el recorrido, y la mujer con la que viene está en forma, es preciosa, agradable, aduladora innecesariamente, y habla abiertamente de sus inicios pasados en la industria del sexo, sin duda plantea algunas dudas. E incluso en lugares orientados a la libertad sexual, la presencia de trabajadoras sexuales no es bien vista.

No me malinterpreten: esto no es una condena de las personas que trabajan en la industria del sexo. No hay duda de que ella estaba allí para ayudar a este pequeño tipo calvo a cumplir una fantasía, y obtener dinero a cambio; bien por ella. Sin embargo, los clubes de swingers —y donde yo trabajé en particular— no son realmente el lugar para eso. Son específicamente para parejas y mujeres solteras, y llegar a ese ambiente bajo una identidad falsa plantea algunas serias preocupaciones, entre las que se encuentran la seguridad y el consentimiento informado. ¿Qué pasa si empiezan a tener sexo y alguien más quiere unirse, sin darse cuenta de la situación? Teniendo en cuenta que los formularios hacen preguntas detalladas sobre la naturaleza de la relación de una pareja, ¿qué tanta información es confiable?

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En cualquier caso, la mujer era preciosa, y el pequeño tipo sudado me puso nervioso. Pero el trabajo principal de un guía es hacer que la gente se sienta cómoda, y nada grita "incomodidad" como exhibir a algún tipo frente a otras siete parejas. En última instancia mi trabajo de investigación no fue mucho más allá de preguntar "Así que, ¿desde hace cuánto tiempo están juntos?" (Se quedó mirando el suelo y murmuró "No mucho", y eso fue todo).

Dejé pasar el asunto después de eso. Me pregunto si hice lo correcto.

Tampoco es un club de sexo, pero se entiende la idea. Foto vía unsplash.

Las fiestas no son tan atractivas para el personal

Sin lugar a dudas, las fiestas de swingers pueden ser bastante sexys para las personas que asisten. Para el personal, sin embargo, incluso un entorno "sexy" puede llegar a ser sólo otro día en la oficina. Estás limpiando la cristalería. Estás limpiando líquidos derramados y vómito. Has escuchado toda la música un millón de veces (si nunca más tengo que sufrir la canción de Ke$ha "Take It Off" moriré como un hombre feliz).

Cualquier club conlleva una montaña de retos logísticos. Cuando le sumas dos pisos de personas desnudas y sudorosas, los problemas se multiplican en consecuencia. En un momento estaba entregando una botella extra de vodka al bar junto a la barra de striptease. Al siguiente estaba reabasteciendo de toallas y lubricante el piso de arriba, o limpiando los cojines de plástico. ¡Alguien está buscando el calabozo! ¡La puerta del columpio sexual está cerrada! ¡La gente que hace fila se pone cada vez más impaciente! En una ocasión, vi a una cliente en tacones precarios caerse por las escaleras, y me pasé los siguientes dos o tres minutos aterradores analizando si iba a necesitar una ambulancia. También puede haber conflictos entre el personal, que con las personas equivocadas, llegan al punto de las groserías y los insultos.

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Todos estos elementos pueden hacer que sea una noche de trabajo nada sexy. Además, el personal tiene prohibido tener sexo durante las horas laborales (derramo una lágrima), algo que los dueños del club se tomaron muy en serio y por una buena razón. Tener sexo mientras te pagan por trabajar difumina la distinción entre trabajar para ganar dinero y tener sexo para ganar dinero, lo que volvería al negocio vulnerable a todo tipo de problemas legales. Ciertamente nunca lo intenté yo mismo, pero no teman, aspirantes a ser guías en clubes de swingers: no hay nada ilegal en llevar a una pareja a dar un recorrido, conseguir su número, y luego llevarlos el siguiente fin de semana a un recorrido profundo de tus genitales.

El nombre del autor ha sido cambiado.