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Cultură

Lo que aprendimos del infortunio con brownies de mota de un papá que odia a los gatos

Que los policías se rían de ti debe ser la peor pesadilla de cualquier papá.

Foto vía el usuario de Flickr jeffreyw.

Noticias de última hora desde Nebraska, vía el periódico Omaha World-Herald:

"Una señora llamó a la policía de Omaha a las 9:45PM para investigar una sobredosis accidental. Lo que pasó fue que un hombre de 53 años de edad, al bajar la despensa, encontró unos brownies que sus hijos adultos consumieron horas antes en el asiento trasero de su auto.

El hombre se comió cuatro brownies".

La regla que se le enseña a los periodistas es informar sobre lo inusual, lo importante, lo que cambia al mundo. Por eso, los periódicos están repletos de momentos excepcionales: terremotos, guerras, elecciones, controversias, discusiones, crisis. Hasta los anuncios de muerte y matrimonio representan acontecimientos importantes de la vida. Las cosas de la existencia minuto a minuto, los momentos equis que conforman la vida cotidiana, normalmente son cosa de los novelistas y de los mejores momentos de ElDeforma.

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Pero hoy, lo mundano se coló a las noticias gracias a lo que podríamos considerar como un informe digno del salón de la fama de la policía. Lo que ocurrió era bastante obvio desde la primera oración pero consideremos que esto es un evento muy normal en la vida de un hombre de 53 años de edad. No entiendo, ¿por qué se comió unos brownies que se encontró en su auto y que obviamente no eran suyos?, te preguntarás. Mira, te explico:

  • Los brownies, hasta los más baratos, son un muy buen postre.
  • Estaban ahí.
  • ¿Qué podían hacer esos "hijos adultos"? ¿Preguntar dónde estaban sus brownies? Lo único que haría su padre sería mentir y preguntar "¿Qué brownies?" o aceptaría que se los comió, dependiendo de qué tipo de padre sea. ¡Él los crió! Le deben mucho más que cuatro brownies.
  • Si comes algo que te encuentras en tu auto, no tienes que decirle a tu esposa. Por lo tanto, te ahorras esa conversación sobre el colesterol y el peso. A veces, atascarte cuatro brownies en el asiento trasero de tu auto es lo mejor de tu día y no tiene nada de malo.

"La señora le dijo a la policía que ella y su esposo estaban viendo televisión y que su esposo se dio cuenta de que se estaba sintiendo 'muy ansioso'. La señora trató de llamar a sus hijos para preguntarles si le habían puesto algo a los brownies pero nunca pudo localizarlos".


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Estos hijos adultos deberían sentirse avergonzados. ¡No son adolescentes, respondan cuando su mamá los llama! No tiene nada de malo responder una llamada de sus padres, incluso si están con sus amigos. Y si sus amigos se burlan por eso, entonces no son muy buenos amigos, ¿o sí? Además, si alguno de ustedes no sabe dónde quedaron sus brownies, la razón de la llamada es bastante obvia, ¿no creen?

"Mientras la policía estaba en la casa, uno de los hijos llegó y le dijo a los agentes que los brownies eran de sus hermanos. También dijo que 'estaba seguro de que los brownies solo tenían mota', según el informe de la policía".

A veces es difícil hilar una narrativa correcta basándose únicamente en los informes de la policía, los cuales carecen de detalles, pero esta es mi teoría:

  • La mamá, al ver que no podía comunicarse con ninguno de sus hijos, decidió llamar a la policía. Algo muy clásico de las mamás.
  • El hijo adulto que era dueño de los brownies vio la llamada de su madre y, como a veces el cerebro de los hijos adultos llega a conclusiones muy acertadas en momentos de crisis, supo inmediatamente lo que estaba pasando.
  • Fue corriendo a casa, vio a los policías —Oh mierda, pensó su cerebro que lógicamente operaba a una velocidad normal, la policía— y éstos le preguntaron sobre los brownies.
  • Trató de actuar natural y, como cualquier otro niño adulto en esa situación, le echó la culpa a sus hermanos. Además, como no quería que sospecharan porque sabía mucho de los brownies, se hizo pendejo. Por lo tanto, tuvo que presenciar lo siguiente:

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"Los paramédicos que llegaron a la escena para revisar al hombre dijeron que sus signos vitales eran normales pero notaron que presentaba un comportamiento extraño: se arrastraba por el piso, gritaba obscenidades y le decía 'perra' al gato de la familia".

Entonces, para entender mejor la situación: había policías escribiendo un informe, había paramédicos listos para intervenir, había un hijo adulto y una mamá teniendo una de esas pláticas familiares que solo se dan cuando alguien hace lo impensable y, en medio de todo esto, había un papá arrastrándose por el piso, gritando groserías y diciéndole al gato lo que realmente piensa de él.

Drogarte tanto como para terminar arrastrándote en el piso y discutiendo con el animal/planta/cojín más cercano puede ser una experiencia revitalizante. No obstante, asumo que este papá no se divirtió mucho porque, cuando tienes 53 años, ya estás más que cómodo con tus inhibiciones. Es inconveniente, por no decir vergonzoso, despojarte de ellas sin querer y descubrir que lo que realmente quieres hacer, tras verte reducido a tus impulsos más bajos gracias a las drogas que compró tu hijo, es llamarle 'perra' al gato.


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Apuesto a que los policías se rieron mucho en esta parte. Que los policías se rían de ti debe ser la peor pesadilla de cualquier papá.

"El hombre le dijo a los paramédicos que sentía que 'estaba drogado'".

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¿En serio? No me digas…

"Los paramédicos ayudaron al hombre a subir a su habitación y se metió a su cama. Le dijeron a la familia que llamara al 911 si la situación empeoraba".

Cerremos esto con un aplauso para todos los involucrados. El hombre estaba muy mal pero no tanto como para no darse cuenta de que estaba drogado y no se puso violento ni le dijo nada malo a su esposa. La esposa llamó a las autoridades pertinentes, quienes respondieron de forma inmediata. El hombre no fue detenido, todos reconocieron que no necesitaba más ayuda y ahí se acabó todo. El gato no sufrió ningún daño.

El único villano aquí, obviamente, es el niño adulto cuyas drogas convirtieron la tarde promedio de sus padres frente a la televisión viendo Bailando con las estrellas en una escena borrada de Miedo y asco en Las Vegas. Deberían sentirse avergonzados.

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