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Los hinchas argentinos quieren vengar Las Malvinas

Las barras bravas argentinas amenazaron a los hooligans ingleses. Los esperan en Brasil mientras la policía se prepara para la violencia.

Buenas noticias para los fans de Inglaterra que viajan al Mundial: un combo de argentinos extremistas va también y están empeñados en vengar la Guerra de las Malvinas.

Liderando a la multitud está un hombre llamado Pablo Álvarez, también conocido como 'Bebote'. “La violencia relacionada al fútbol es una tradición inglesa así que vengan a Brasil a ver qué pasa”, me dijo Bebote cuando lo llamé para conversar. “Los argentinos recordamos —nunca olvidamos ni perdonamos.” Después me colgó abruptamente, pero parece que los recuerdos del conflicto de 1982 siguen frescos en la memoria de los argentinos. Bebote ansía sangre inglesa al igual que sus leales seguidores — hoolingans argentinos, pandilleros de barrios bajos conocidos como barras bravas.

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Un total de 649 argentinos perdieron su vida durante la Guerra de las Malvinas. La preocupante coincidencia es que el número de seguidores que 'Bebote' dice estar liderando hacia Brasil es 650. Juntos forman las Hinchadas Unidas Argentinas —más de 30 facciones de barras bravas de las diferentes ligas del país. Cada firma prospera con violencia y opera con una eficiencia semejante a la mafia, controlando muchas veces las finanzas de clubes y tomando comisión de gastos de transferencias, apuestas de jugadores y negocios con las entradas de los partidos.

Tanto la policía británica como la inglesa se desvelan ante la posibilidad de que se derrame sangre a causa del patriotismo alimentado por Las Malvinas. Aunque muchos de estos fanáticos acérrimos ni siquiera habían nacido en 1982, las heridas de la guerra están lejos de sanar en Argentina, y las barras bravas están determinadas a aprovechar la oportunidad de ganar algún tipo de reconocimiento internacional.

“Igualmente creo que esto puede generarnos ciertos asuntos”, dijo el subdirector de la policía territorial del Reino Unido Andy Holt, en una rueda de prensa en Londres hace tres semanas. “Ciertamente fue una preocupación que llegó a nosotros por parte de las autoridades brasileñas cuando estuvimos allá… dada la historia compartida no sería un conflicto que nos agradaría… haremos todo lo posible para evitarlo.”

La policía puede tener las manos llenas de trabajo ya que las barras bravas no son fáciles de perseguir, ya sean autoridades o periodistas los que los buscan. Frecuentemente exigen grandes cantidades de dinero antes de siquiera hablar con reporteros— 'Bebote' solo habló conmigo para poder pedirme una cuota de US$2.000 por divulgar cualquier tipo de opinión. Sin embargo la mención del conflicto de Las Malvinas le sacó la piedra y le soltó la lengua por un momento.

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Durante una conversación igual de corta, un miembro de las barras bravas llamado Hernan Palavecino, fan del Atlético Independiente que viajará a Brasil, también me dio a entender que habría conflicto.

“¿Qué esperas?”, dijo. “Los fanáticos ingleses en Brasil van a estar en peligro.”

Hay cierta esperanza para aquellos fans ingleses que no quieran llegar a Brasil a que los cojan para ponerles la soga al cuello. Un mandato de corte temporal que bloqueaba el intercambio personal entre Brasil y Argentina estuvo previamente en funcionamiento para ayudar a aquellos barristas con un conocido prontuario de gamberrismo. Sin embargo, este mandato ya fue levantado y las identidades de los 650 barras bravas fueron reveladas a la policía brasilera y a la Interpol. Actuando a favor del grupo de extremistas que van hacia la Copa Mundial está la abogada Débora Hambo, quien asegura que está representando a un número de individuos con pasado de agresión.

“Todavía estamos a la expectativa de ver cómo va a actuar la policía brasileña, pero definitivamente intentarán prevenir que los seguidores argentinos entren al país,” dijo ella. “Necesito saber cuántos de mis clientes están en esa lista para advertirles que puede que les pongan problemas al cruzar la frontera.”

Durante la Copa Mundial en Sudáfrica 2010, 30 hinchas argentinos que eran considerados peligrosos fueron enviados de regreso al llegar a los aeropuertos o deportados poco tiempo después de ingresar al país, mientras las autoridades argentinas pasaban información sobre posibles chicos problema. De la misma manera, la policía brasileña ha advertido que estará monitoreando la frontera entre los dos países en una apuesta por minimizar la violencia.

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Gustavo Grabia, un periodista argentino que ha pasado años infiltrado en el inframundo de las barras bravas, explica cómo cada división de seguidores está organizada de la manera más estricta y guiada por su líder respectivo. Álvarez no es ningún bobo. “Bebote es el más inteligente de los barristas”, dice. “Disfruta relacionarse tanto con la policía como con los políticos y sabe manejar el poder.”

El compatriota de Grabia, Pablo Corrazza— presentador del programa radial Código de Barras que se enfoca en la guerra entre fans de la Primera División Argentina —está seguro de que el apoyo viajero de Inglaterra está destinado a una paliza. “Creo que los ingleses están en peligro, tanto como los fans de otros países estarán,” dijo. Quince muertes relacionadas al fútbol ocurrieron durante los partidos de la Primera División en el 2013, de acuerdo a la ONG Salvemos al Fútbol. Las barras bravas han sido culpadas por mínimo 120 muertes relacionadas al fútbol en Argentina en los últimos 20 años. Como resultado, la asociación de fútbol del país prohibió que los fanáticos de otras provincias asistieran a los partidos en Bueno Aires.

El detonante fue la muerte de un hincha del Club Atlético Lanús después de un encuentro sangriento afuera del estadio Club Estudiantes en La Plata, más o menos 58 kilómetros al sur de Buenos Aires. Daniel Jerez, de 38 años, no pudo recuperarse de una bala plástica que le dio en el pecho, disparada sin rumbo desde el rifle de un policía. Las noticias se dispararon y el partido fue suspendido en el medio tiempo.

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Las probabilidades de que Inglaterra y Argentina se enfrenten durante la Copa Mundial son más bien pocas, considerando que los hombres de Roy Hodgson tendrán que ganarle a España o incluso a Brasil si logran  siquiera emerger de su respectivo grupo que contiene a Italia y Uruguay. Puede resultar que una torpeza de Wayne Rooney o Joe Har envíe a los ingleses lejos de una reencarnación borracha de las Malvinas— como también podría la policía militar brasileña, o el hecho de que podría ser simplemente calentura de los argentinos.

Pero acá hay algo. Los seguidores ingleses lanzaron botellas y piedras a los fans argentinos después del partido de 1986 en la Copa Mundial en México antes de que la policía entrara a detener la riña. Diego Maradona, que anotó el famoso gol de la “Mano de Dios,” escribió en su autobiografía sobre el 2-1 que llevó a Argentina a la victoria, “fue como si hubiéramos vencido un país… no solamente un equipo de fútbol… Aunque habíamos dicho antes del partido que el juego no tenía nada que ver con Las Malvinas, sabíamos que ellos habían matado a muchos niños argentinos ahí, los habían matado como pajaritos. Y esto era la venganza.”

El pronóstico para los seguidores ingleses no ha sido atenuado por los medios, que han anunciado que las barras bravas aparentemente han formado alianzas con los extremistas brasileños en una apuesta de infligir futuros estragos durante el torneo. Se rumora que Mafia Azul, uno de los grupos brasileños más temidos, ha alquilado un rancho a las afueras de la ciudad de Belo Horizonte para alojar a una selección de sus equivalentes argentinos. Belo Horizonte, ubicado al sudeste del país, es donde el seleccionado argentino estará concentrado durante la Copa Mundial, y será anfitrión de los partidos de grupo de Inglaterra y Argentina.

Pero los ingleses no sólo están en alerta por los 650 extremistas. “Debe tenerse en cuenta que no son sólo las barras bravas las que pueden causar problemas— los argentinos normales con base en Porto Alegre también pueden ser una amenaza,” dice Gustavo Grabia. Se espera que haya más o menos 11.000 argentinos en Brasil comparado con 7.500 Ingleses.

Las autoridades esperan que la acción en las tribunas y afuera del estadio no eclipsen lo que pasará en el campo de juego. Con eso dicho, los argentinos parecen determinados a utilizar cualquier clase de carnada que sea capaz de enfurecer a un hincha que lleve un tatuaje de los tres leones, por ejemplo, exhibir un letrero que diga “Las Malvinas son Argentinas” antes del amistoso con Eslovenia. Si Argentina e Inglaterra finalmente sí se encuentran, puede no ser un partido recordado por goles o por La Mano de Dios, pero por puños enfurecidos de hooligans borrachos.