FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Los nuevos artistas de Tepito quieren dejar atrás la violencia y los estigmas

Con su tiempo dividido entre el arte y su trabajo, los nuevos artistas tepiteños buscan pasar la violencia del barrio a un segundo plano.

Los trabajos del líder de Ar-Tepito (a la izquierda) y los de Daniel Manrique, fundador de Tepito Arte Acá. Todas las fotos por Alonso Crespo, excepto en las que se indica lo contrario.

Una noche, me cuenta la señora Rosy, habitante de Tepito, sonó algo tan fuerte que pensó que había estallado un tanque de gas. Al día siguiente se enteró de que en la cancha de futbol del barrio se había probado "una granada de expansión".

"La cancha es de tierra, así que quedó un gran hoyo. Hay venta de armas", aclara, "pero es algo muy cerrado. No te abrirían la puerta".

Tepito es un sitio de tradiciones y códigos, mitos y realidades. Lo mismo se puede encontrar a comerciantes de ropa, zapatos deportivos, perfumes, lentes, juguetes sexuales o electrodomésticos, que visitar la Galería José María Velasco o probar sus grandes costumbres gastronómicas: la sopa de migas y los tacos de hígado… En estos contrastes está su riqueza; el arte y la cultura que se han gestado aquí han sido producto natural del deseo de hombres y mujeres por destacar y hacer algo distinto a lo que vemos en las calles. La tradición de los boxeadores, por ejemplo, es amplísima, entre los que podemos recordar se encuentran Raúl "el Ratón" Macías y Rubén "Púas" Olivares; otros personajes tepiteños destacados son el periodista Ricardo Rocha y el cronista Armando Ramírez.

Publicidad

Relacionado: Los ídolos del barrio


Una de sus características históricas —aunque a la mayoría de sus habitantes no les agrada ser marcados por esa etiqueta— es el alto número de actos delictivos que ocurren en sus calles. El barrio está dividido en dos zonas, una pertenece a la delegación Venustiano Carranza, y en gran parte es habitacional; y la otra a la delegación Cuauhtémoc, donde encontramos a los comerciantes.

Fabián Millares, foto cortesía del artista.

Al pasar por cientos de puestos con esa gran cantidad de productos a la venta, me encuentro con , un joven de 22 años que trabaja todos los días atendiendo un puesto de zapatos deportivos, de 11 a cinco y media de la tarde, desde hace ocho meses. Es locutor y difusor cultural en la estación radiofónica por internet Ciudad Radio desde hace tres años.

"Yo vivo en Nezahualcóyotl", me cuenta Fabián, "pero he venido a Tepito desde niño, pues mi papá nació en Peralvillo. Ahora trabajo aquí y te puedes dar cuenta de todo el movimiento. Te haces parte del barrio. La belleza del lugar es cómo la gente te cobija. Si tú la tratas bien, ellos también a ti. Pero, eso sí, si les haces algo, a la mierda. Esto es lealtad pura".

Cuando le pregunto sobre el arte en el barrio, me contesta que hay muchos artistas tepiteños, pero que desafortunadamente solo se conocen aquí. "Tenemos espacios culturales que no se conocen, como el Foro Martes de Arte, en la esquina de Eje 1. Es un espacio que acaban de renovar, pero que tiene más de 10 años de existir".

Publicidad

Mientras recoge su puesto, Fabián me dice que a la gente de Tepito sí le gusta el arte, pero es floja: "Tú los invitas a los eventos y muy pocos van. Yo tuve un cineclub por dos meses, hice volanteo y todo varios días a la semana, y empecé con un ciclo de Tin Tan, pues pensé que iba a llamar la atención de la gente. Mi público eran los limpiaparabrisas de la esquina y la gente que pasaba que decía, 'pues voy a echarme una película de Tin Tan'. Estaba bien, pero la gente no iba. Aquí en el barrio se tiene que picar piedra. Daniel Manrique, un muralista urbano tepiteño, decía: si todos jaláramos parejo, la vida sería más chida. Aquí la banda jala parejo y salen las cosas (en el comercio), pero si alguien no lo hace, las cosas no salen".

Ar-Tepito: de la crítica social a los Garbage Pail Kids

En el mero centro Tepito vive el artista plástico Ariel Torres Ramírez. Nació y creció en el barrio bravo de la Ciudad de México, donde sus padres venden productos naturistas. Su gusto por el arte se formó desde niño, cuando su abuelo comenzó a llevarlo a museos. Después, el arte se convirtió en su propio medio de expresión, de crítica, de voltear a los problemas que aquejan a la sociedad y a su generación.

Junto con Óscar Delgado y José de la Rosa, fundó Ar-Tepito, uno de los colectivos de arte emergentes de esta zona, quienes siguen la tradición de pintores como Daniel Manrique y de agrupaciones como Tepito Arte Acá.

Publicidad

Venus. Foto cortesía de Ariel Torres.

Para Ar-Tepito lo más importante es mostrar otra cara de su barrio: "No todo es violencia, ataques, robos. Nosotros también hacemos arte. Es parte de nuestro trabajo reivindicar al barrio de lo que se habla de él en los medios de comunicación".

El colectivo nació en 2006 y sus propuestas incluyen collage, escultura, murales y pintura de caballete. Dentro de las temáticas que manejan se encuentran las libertades del hombre, la muerte, el dolor, la tristeza y cuestiones ambientales. Han realizado exposiciones en centros culturales del barrio, en el Centro Histórico, algunas de sus piezas están de gira en diversos museos del país y han donado obra al Museo Nacional.

Santa Lujuria, Foto cortesía de Ariel Torres.

En su casa, Ariel guarda una gran cantidad de sus piezas, otras son expuestas en diversos sitios, y algunas las ha vendido. Entres sus obras más famosas se encuentran la Venus de Milo voluptuosa y Santa Lujuria, una escultura de plastilina en la que un niño le hace sexo oral a un sacerdote. Pero su nuevo proyecto de pictoescultura se trata de un homenaje las Garbage Pail Kids, una serie de cromos lanzadas en 1985 como una parodia de los muñecos Cabbage Patch. En cada cromo, aparecen estos simpáticos personajes con alguna anormalidad cómica: "Esta serie es un homenaje a esos cromos que salieron hace 30 años. En México eran muy difícil conseguirlos. De hecho, de la primera fayuca que llegó a Tepito fueron los Garbage Pail Kids. Esta serie será presentada el próximo enero en la Galería José María Velasco". Ariel ha sido premiado un par de ocasiones por sus creaciones en plastilina, tiene muchas influencias del arte fantástico y de los cómics.

Publicidad

Pero además de este trabajo, Ariel se ha dedicado a continuar la tradición que diversos muralistas han creado en Tepito, interviniendo la unidad habitacional La Fortaleza —construida en los años 70 y conocida hoy por ser un centro de operaciones del narcotráfico y la piratería—. Ariel Torres formó parte de un programa de reconstrucción social donde el arte fue un punto estratégico. Pintó tres murales sobre la ciencia y profesores han ido a dar pláticas sobre los avances y los usos de la ciencia en la vida cotidiana.

Ahí, frente a los murales, el pintor Ariel relata:

"Estos murales fueron el inicio de lo que pretendió ser el mural más grande del mundo. Vamos a cubrir una superficie de 16 mil metros cuadrados con puros murales en toda la unidad. Soy parte de ese gran proyecto. Por otro lado, en la unidad habitacional Palomares estamos trabajando con niños. Tratamos de aportar algo de lo que nosotros sabemos al barrio. Que tengan otras opciones de convivencia. El año pasado fui invitado a las comunidades zapatistas a dar un taller de plastilina y de pintura mural". Los murales están en una zona en la que la mayor parte de los edificios están intervenidos por artistas como Manrique y Ariel.


Relacionado: Las gardenias de Tepito


Tepito, como diversas zonas en México, continúa siendo noticia en las secciones policíacas. Sin embargo, la violencia no es una característica exclusiva de este lugar. Tepito es un barrio bravo, pero sus habitantes y nativos también luchan por no ser marcados por el crimen y la violencia. Históricamente, desde este lugar han surgido representantes del arte y la cultura mexicanas, del boxeo, la literatura y decenas de disciplinas más. Ser artista en México no es fácil y las condiciones para un artista oriundo de sitios como éste no es la excepción. Cada uno de los creadores debe explorar su pasión por el arte al margen de sus trabajos económicamente productivos. Deben usar su tiempo libre para desarrollar sus creaciones y destacar en la escena de las artes contemporáneas. Con su tiempo dividido entre el arte y su trabajo, los nuevos artistas de Tepito buscan pasar la violencia del barrio a un segundo plano. En palabras de Ariel: "A mí, desde niño, siempre me ha encantado el barrio. Ya de adulto decidí que quería hacer algo aquí, que la gente lo conozca más allá de la rata y la droga porque hay mucha cultura aquí".

Publicidad