FYI.

This story is over 5 years old.

Tú eres un poco más feliz de lo que yo soy

A las rusas les gusta ir a Florida para dar a luz en un clima cálido

Contratan los servicios de compañías bilingües para que les consigan rentas a corto plazo y servicios médicos de alta calidad antes de subirse al jet que las regrese al paraíso del presidente Vladimir Putin.

Yulia Voronovich arrulla a su hija Daria. Dice que decidió no usar una agencia de turismo y partos porque cree que son muy caras. Foto de la autora.

Al menos cinco mujeres rusas embarazadas suben a cada vuelo que despega de Moscú a Miami, según Alexander Kronfeld, un agente de bienes raíces de Florida, Estados Unidos. Kronfeld lo sabe porque su empresa ayuda a que las europeas del Este gestantes encuentren contratos de renta de tres a cinco meses en el sur de Florida para que puedan dar a luz en clima cálido.

Publicidad

Futuras madres rusas (aunque también de otras nacionalidades de la extinta Unión Soviética) abarrotan las costas del norte de Miami y Sunny Isles Beach —también conocida como la Riviera Rusa— y contratan los servicios de compañías bilingües, como Status-Med o BabyMiami, para que les consigan rentas a corto plazo y servicios médicos de alta calidad antes de subirse al jet que las regrese al paraíso del presidente Vladimir Putin.

La embajada rusa en Estados Unidos asegura que no tiene una cifra exacta de cuántas mujeres viajan para dar a luz. Algunas viajan a Nueva York o Los Ángeles, donde existen comunidades parecidas, pero la mayoría toma el camino hacia el sur para disfrutar las palmeras, los autos deportivos y las playas cosmopolitas de Florida.

"Conocí a muchas rusas, embarazadas y felices hace un año que fui a Miami", me cuenta Lillia, una kazaja de 36 años, en la recepción de un condominio. Este año, cuando se embarazó, ella regresó a Miami con su esposo y dos hijas en busca de una agencia que la ayudara a dar a luz a su nuevo hijo en EU. Llegó apenas cuatro días después de que hablamos, y en tres meses regresará a su país con el vientre plano y un bebé de doble nacionalidad entre los brazos.

"Sólo quiero que mi hijo tenga más oportunidades en el futuro", me cuenta.

Kronfeld asegura que las rusas elijen dar a luz en Estados Unidos por muchas razones además de los inmejorables servicios de salud que tiene Florida. Sus hijos se convierten automáticamente en ciudadanos estadunidenses, lo que les permitirá evadir el servicio militar ruso y, a los 21 años, llenar una solicitud de reunificación familiar que puede otorgarles una green card a sus padres. Tienen la ventaja de que sus madres entren en trabajo de parto en una ciudad cuya temperatura no es de cuarenta grados centígrados bajo cero.

Publicidad

El alto costo del turismo perinatal limita la práctica a los rusos pudientes, pero la creciente demanda ha permitido que los dueños de negocios ofrezcan paquetes más variados en los servicios que ofrecen. En Status-Med el rango de precios abarca de unos cuantos miles de dólares hasta los cincuenta mil, dependiendo del dominio de inglés que tenga la madre y el nivel de la atención médica que desee.

"Tengo un agente que me ayuda con cualquier cosa que necesite", afirma Lillia.

"Quieren un Rolls-Royce que las lleve al doctor todos los días, con un chofer que luego las lleve de compras", me cuenta Kronfeld.

Llamé a estas agencias y terminé escuchando contestadoras automáticas y tonos de líneas desconectadas. A lo mejor sólo es que están muy ocupadas, pensé. Así que conduje directo a sus oficinas. Cuando llegué a la dirección anunciada en línea encontré centros comerciales vacíos, sin pacientes rusas ni servicios de atención médica perinatal. Por fin logré localizar la oficina física, sin anuncio visible, de una agencia en el décimo piso de un gran edificio. Me saludó la joven secretaria de Miami-Mama y me preguntó si necesitaba ayuda. Le respondí que estaba escribiendo un artículo sobre turismo perinatal para una revista. Su respuesta fue tajante pero cortés: "No damos declaraciones". Otras agencias, como Status-Med y MomsNBabes, también se negaron a contestar mis preguntas. Los rusos tienen razones lógicas para desconfiar de los estadunidenses, si se toman en cuenta las críticas de muchos conservadores ante el turismo perinatal.

Publicidad

El arreglo no resultó económicamente benéfico para Yulia Voronovich, de 28, quien pagó casi tres mil dólares por los servicios médicos en suelo estadunidense. El nacimiento hubiera sido gratuito en Rusia, pero Voronovich afirma que prefiere las condiciones médicas occidentales.

"En Rusia te retienen y hacen mil preguntas", me confía. "En cambio aquí si estás sana, estás sana y te dejan ir".

Los residentes de Miami no están de acuerdo con los motivos detrás de este floreciente negocio. Le pregunto a los locales qué piensan del turismo perinatal, mientras como sandía y ensalada "rusa" (es decir, verduras a la vinagreta) en el Matryoshka Deli de Sunny Isles.

"Es un negocio bien pinche grande", exclama frente a mí un hombre de cabello plateado que se toma su cerveza del mediodía. El ruso sentado a mi lado tiene una explicación distinta: "aquí pueden ver palmeras, en Rusia no las tenemos".

Pero de alguna manera el clima de Florida legitima los viajes maternales. Miami es cálido, por no decir un horno, todo el año y las mujeres en gestación pueden vivir en condominios de lujo con vista al mar, además de nadar en grandes albercas de hotel.

La verdad es que si yo tuviera el dinero también lo haría.