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Viajes

Me pregunto... la religión en Monterrey

Vi El Dedo del Diablo en Monterrey.

Mi breve lapso de cobardía cuando me invitaron a la proyección de mis películas en Monterrey, desapareció al poco tiempo de haber aterrizado. Lo que sigue es la segunda mitad del mi diario fotográfico de mi viaje (lee la primera mitad aquí), el cual, a pesar de la guerra contra las drogas, muestra una ciudad llena de vida, cultura, arte impresionante y excelente comida, es un lugar que vale la pena visitar. Empecemos con un poco de joterías regias. Los dos elegantes hombres a la derecha son dueños de un restaurante fantástico en el corazón del Barrio Antigua, La Casa del Maíz, donde ser sirven deliciosos platillos del sur de México. Los domingos, el piso de arriba se convierte en uno de los antros gays más cotizados de la ciudad.

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Una de las increíbles obras de arte en La Casa del Maíz.

La vieja planta siderúrgica en Parque Fundidora, un lugar inmenso en el corazón de Monterrey donde también se encuentran la Cineteca y el Centro de Las Artes. La antigua fundidora también alberga galerías y un restaurante.

Cola de Caballo, la cascada cerca de Santiago.

Un adorable niñito mexicano vendiendo cosas en Cola de Caballo.

Las impresionante Grutas de García, un sacerdote descubrió estas cavernas a una hora de Monterrey. Estoy parado junto a la única estalactita conocida en alinearse perfectamente con una estalagmita. Habría sido terrible si me tropezaba y la destruyera.

La formación conocida como El Dedo del Diablo, la cual recibe a los visitantes pintándoles dedo. Mi anfitrión, Alejandro, tenía un sentido del humor muy seco y no dejaba de cuestionar al guía sobre los nombres de las formaciones (puras referencias católicas como crucifijo, infierno, altar), y le preguntó porque no nombrarlas en honor a figuras políticas o estrellas de cine.

Hay grafiti por todos lados en Monterrey. Al parecer es considerado un arte más que un acto de vandalismo.

Soldados de Cristo. Probablemente en oposición a los Narcos de Cristo.

El logo de los Soldados de Cristo.

Otro logotipo increíble de los Soldados de Cristo: ¡Una granada divina!

Un pequeño pueblo en las afueras de Monterrey.

Mi anfitrión, Alejandro, a la izquierda, y nuestro confiable conductor, Javier.

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Un Cristo golpeado con lo que parece ser una faja en una iglesia de Monterrey.

Mi anfitrión Alejandro se la vivía escribiendo mensajes, hasta en la iglesia.

¡Viva la Revolucion!

Otro ángulo del Cerro de la Silla, así llamado porque, obviamente, parece una silla de montar.

Otra de las montañas que rodean la ciudad de Monterrey es el Cerro de las Mitras. Se supone que parece una mitra, esas cosas que los obispos usan en la cabeza. A mi me pareció más un seno gigante.

Yo, posando con una monja de mentira afuera de un restaurante religioso de mentiras.

El exterior del Café Iguana, el cual cerró sus puertas luego de que cuatro personas fueran baleadas el año pasado por la violencia de los cárteles.

Un acercamiento a los agujeros de bala en el exterior del Café Iguana.

Me encantó esta vasija cubierta de lagartijas. Estaba en el Museo El Ojo, un museo de arte popular en el pueblo de García, en las afueras de Monterrey.

Otra gran escultura en el mismo museo. Una campesina amamantando a su bebé.

Otra de las esculturas en el Museo El Ojo. La Muerte.

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